viernes, 8 de abril de 2011

Paul Krugman acusa al BCE de servir a los intereses de Alemania

El premio Nobel de Economía Paul Krugman comenta hoy en su blog del New York Times la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de elevar un cuarto de punto los tipos de interés, hasta el 1,25%. El economista se muestra bastante crítico con la jugada de la institución monetaria y deja entrever que el BCE ha actuado para servir a los intereses de Alemania.

Paul Krugman parte de la base que, a grandes rasgos, la situación de Estados Unidos y la Eurozona no es tan distinta: en las últimas semanas han sido testigos de un repunte de la inflación como consecuencia de un aumento del precio del petróleo derivado de las tensiones en Oriente Medio. No obstante, la tasa subyacente parece estar bajo control.

Sin embargo, ante una misma situación, los bancos centrales de las dos regiones han decidido actuar de manera distinta. Mientras la Reserva Federal de Estados Unidos mantiene los tipos en un rango entre el 0 y el 0,25%, el BCE ha decidido elevarlos un 0,25%, "aún cuando se reconoce que es probable que el aumento de la inflación sea temporal". No en vano, garantizar la estabilidad de precios sigue siendo el principal mandato del BCE.

Durante los años de la "euroburbuja", prosigue Krugman, se registraron enormes flujos de capital hacia las economías periféricas, dando lugar a un elevado aumento de sus costes laborales respecto Alemania y, en consecuencia, a una enorme pérdida de competitividad. Ahora que la burbuja ha estallado, es necesario reequilibrar la situación.

¿Cómo debería hacerse? Krugman plantea dos alternativas: o bien a través de inflación en Alemania o de deflación en España. Dado que la deflación es siempre muy costosa, "la mayor parte del ajuste debería hacerse mediante el incremento de los salarios en Alemania en lugar de rebajarlos en España", apunta.

Pero, a su juicio, lo que ha hecho el BCE con su actuación es lo contrario. Lo que la institución ha querido dejar claro, en opinión de Krugman, es que no se tolerará una inflación en Alemania, lo que supone poner toda la carga del ajuste en la deflación en los países periféricos.

Desde el principio, los euroescépticos se han mostrado bastante críticos con la existencia de una misma política monetaria para todos los países de la Eurozona, independientemente de sus peculiaridades o carencias, "pero a lo que estamos asistiendo es todavía peor: una única política para un sólo país, Alemania". Esta es la "dolorosa" receta a la que se enfrentan los países periféricos, y que podría terminar con la moneda única.

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