Mientras América Latina, Asia, Africa, Europa y otros lugares del mundo se encuentran en alerta roja por el precio del petróleo, la inflación galopante y la crisis alimentaria que vive el planeta, en Chile, como es lo habitual, se resuelven los problemas de algunos entre cuatro paredes, como si eso fuera todo. Y pese a que el desastre mundial no parecen verlo ni el gobierno ni el encargado de Hacienda ni el del Banco Central, y pese a que se ha dicho muchas veces que "aquí no se hacen trajes a la medida de nadie", resulta que cual sastrecillo valiente el señor Ministro rebaja, elimina, corta y ajusta impuestos a la medida de quien lo pida.
El país camina a ciegas, en penumbras, y la falta de liderazgo se hace cada vez más patente. Chile, que despreció en su momento al MercoSur, y después al Banco del Sur, y que ha optado por seguirle el trino a los países del norte, se está quedando aislado por su falta de visión y de sentido de futuro. Así no hay avance y en verdad cada paso puede que sea en la dirección opuesta, arrastrándonos a la miseria en vez de a una senda de estabilidad y progreso. Si hubiera liderazgo, si Chile fuera top ten mundial en ideas y soluciones globales, se entendería que la crisis actual que recien comienza y que puede ser más brutal que la de los años 30, hay que enfrentarla en esos mismos términos.
Ayer se fijó la sentencia de muerte a 500 millones de personas por hambre, pues la FAO, tal como la ONU, no fueron capaces de resolver y Ban Ki-moon quedó en deuda, pese a reconocer que en los últimos 30 años la agricultura quedó en el abandono, al privilegiar, los grandes países, la rentable industria bélica. Miles de millones de dólares gastados en la destrucción, con los cuales se podría haber pagado toda la deuda del Tercer Mundo, crear inversiones para la alimentación y la salud, etc. Conclusión: la FAO y la ONU ha hecho abandono de deberes en estos 30 años de Neoliberalismo a ultranza.
Porque hay que entender que estos 30 años de Neoliberalismo salvaje, descontrolado, de privatización global de los recursos estratégicos; de depredación y exterminio; de empeoramiento de la atmosfera, el medio ambiente y la calidad de vida; y, sobretodo, del aumento descomunal de la brecha entre ricos y pobres, han llevado al planeta al más desenfrenado darwinismo social. Así, todo lo que corre y vuela va a parar a la cazuela del más poderoso. Los ricos están cada vez más hambrientos. Y Usted es la siguiente presa de la cazuela. Es el desastre que en su traje de sastre no ve el sastrecillo ¿valiente?.
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