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domingo, 21 de septiembre de 2008

El Capitalismo en tratamiento de shock

Muchos están recién percantándose que el sistema financiero actual, en su fastuosa arquitectura de derivados y títulizaciones resulta demasiado pesado y requiere mucho dinero prestado para su normal funcionamiento. Por eso es que cuando llegan los tiempos de vacas flacas, se altera el funcionamiento de todo el sistema y se precipita el colapso. Y se requiere hacer un tratamiento de shock con transfusiones a la base ideológica del modelo pues la mano invisible no fue capaz de resolver.

Dada la facilidad jurídica y operativa, el capital financiero llegó a multiplicar por cien veces el capital real de la economía, con cuantiosas ganancias a golpes de click de computadores ubicados en cualquier punto del planeta. Por eso algunos claman por crear una nueva arquitectura para el mundo financiero. Arquitectura que en gran medida se diseñó en 1930 tras la gran depresión y se fue mejorando hasta los años 60 pero que estos últimos 30 años del relajamiento neoliberal -sin normas, sin restricciones- llevó al mundo de regreso a un crash financiero como el de 1929.

Bastó que Reagan dijera "el déficit no importa", para que la banca comenzara una compleja estructura de operaciones con aparatos jurídicos alentados en la creación de fraudes y estímulos cuyo fin último no era generar trabajo y crecimiento, sino lisa y llanamente la plata dulce y el enriquecimiento de unos pocos. Por ello es interesante constatar las variaciones del Coeficiente de Gini estos últimos 30 años. Por nombrar un ejemplo reciente de cómo los bancos niegan la sal y el agua a empresarios pequeños pero le entregan la panadería, la harina y el molino a los grandes, tenemos en Chile el caso de Fallabella y D&S.

Nadie garantiza que el plan de intervención sin precedentes realizado por la Fed y el gobierno estadounidense esta semana, inicie un retorno a la normalidad en los mercados. Los 700.000 millones de dólares que el gobierno de Bush inyectará a la economía de ese país para evitar el colapso financiero no son garantía de nada. Es una transfusión a un enfermo agónico y terminal. Por ello no dejan de ser novedosas las voces críticas que se levantan desde los mismos ejes del modelo neoliberal: la escuela austríaca (de Hayek y Von Mises) y la escuela de Chicago (de Milton Friedman).

El modelo neoliberal, que abogaba por erradicar al Estado de la actividad económica y creyó en la libre y plena asignación de los recursos en manos de la empresa privada, tiene sus días contados.

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