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jueves, 13 de marzo de 2008

TAIWÁN, UN TIGRE QUE NO SE DUERME


Taiwán, la isla que permanece separada de China desde el final de la Guerra Civil (1945-49) pero cuya soberanía es reclamada por el régimen de Pekín, celebra la próxima semana unas elecciones trascendentales. Una vez más, se enfrenta el crucial tema que divide a partes iguales a la sociedad taiwanesa: si acercarse a China con vistas a una posible reunificación en el futuro, como propugna el Koumintang, o avanzar hacia el soberanismo, como defiende el gobernante Partido Demócrata Progresista (PDP), para declarar una independencia que ya existe «de facto», pero que sólo es reconocida por 24 Estados.

Taiwán creció a un ritmo medio del 8,2% entre 1950 y 2000, mientras que de 2000 a 2006 lo hizo al 3,8%. A pesar de dicha ralentización, Taiwán es la decimoséptima economía del mundo y su PIB per cápita pasó de los 196 dólares (125 euros) en 1952, a 16.537 dólares (10.604 euros) en 2006, uno de los crecimientos más espectaculares del siglo XX que dio paso a la generación de los “tigres asiáticos”. Al igual que ocurre en China, la clave de esta transformación fue la industrialización basada en la captación de inversión extranjera. Taiwán se convirtió en 1980 en uno de los centros pioneros de la electrónica mundial y hoy está a la vanguardia de la alta tecnología. Líder en los avanzados sectores de semiconductores y microchips, la isla es uno de los principales productores de pantallas LCD y TFT y está a la cabeza mundial en fabricación de ordenadores portátiles, agendas telefónicas PDA, «routers» y teléfonos móviles.

Aunque las manufacturas ya sólo representan el 25% del PIB, las tecnologías de la información constituyen el principal pilar de la industria taiwanesa (32,5% en 2005 frente a 12% en 1981).

Taiwán es una isla densamente poblada y tiene una población de 23 millones de habitantes. Sus exportaciones alcanzaron el año pasado a 158.434 millones de euros (62% de su PIB), el 40% dirigido a China continental y a Hong Kong, lo que demuestra la imbricación de ambas economías.

De hecho, uno de los pocos lugares con los que China tiene déficit comercial es con Taiwán, que en 2007 exportó 64.796 millones de euros al continente e importó 15.051 millones de euros. Taiwán es un tigre que no se duerme.

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