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martes, 26 de marzo de 2019

La nueva ruta de la seda de China: ¿plan Marshall optimizado?


Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada

Nunca ha quedado elucidada la razón por la cual la China amurallada desde 221 AC no se lanzó a la conquista del mundo de los bárbaros en el siglo XI, cuando ya poseía la primera marina y capacidad inventiva y logística –pólvora y brújula–, mientras Europa se sumía en su oscurantista medievo, con la notable excepción del auge encapsulado de Bizancio y su fructífera conectividad con Venecia.

El atribulado Donald Trump programó su espectacular periplo a Arabia Saudita, Israel y el Vaticano (antes de las cumbres de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en Bruselas y del G-7 en Sicilia) una semana después de la trascendental cumbre de 29 mandatarios este domingo en Pekín de la nueva ruta de la seda (One belt, one road: B&R), en la que destacan el anfitrión mandarín Xi Jinping y su principal invitado, Vladimir Putin (https://goo.gl/4isH5M).

Lu Wen otorga un sitial relevante a Vladimir Putin, quien jugará un rol activo en la cumbre en asociación con China (https://goo.gl/96HX34), ya que ambas superpotencias comparten planes de desarrollo de infraestructura en lejano Oriente. En referencia al contencioso de la península coreana, los mandatarios de China y Rusia se han manifestado por una solución diplomática (https://goo.gl/khfiky).

Jeremy Garlick, académico de la Universidad de Economía de Praga, califica la cumbre B&R de incluyente (https://goo.gl/0Lf8Iv), pese a la más notoria ausencia de Trump, pero donde brillan intensamente los líderes del ascendente grupo de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (10 países). Concurrirán varias naciones europeas –España, Italia, Grecia, Suiza, Polonia, Hungría, República Checa y Serbia– interesadas en el alfa y omega del B&R. La representación de Alemania, Francia, Gran Bretaña y Japón es de bajo nivel, mientras la ausencia de India es muy conspicua y lamentable.

Asistirán en forma notoria las dos Coreas y por América Latina los mandatarios de Chile y Argentina, con la presencia simbólica de Brasil (https://goo.gl/wX8Q2J). ¿Por qué no acudió México? ¿No dio Trump su permiso?

Garlick comenta que “Asia central es el corazón del B&R”, lo cual concede enorme relevancia a Kazajstán, Kirguistán y Uzbekistán, no se diga a Pakistán, Sri Lanka, Turquía y Mongolia.

El B&R, en sus componentes terrestre y marítimo, fue lanzado por el mandarín Xi hace tres años en Kazajstán: país bisagra de Eurasia. Involucra a 65 países, en su mayoría en desarrollo; 4 mil 400 millones de habitantes (63 por ciento de la población mundial), y ostenta un PIB de 23 billones de dólares: ¡casi 30 por ciento del PIB global! (https://goo.gl/mI4RF8).

Considera seis corredores económicos: 1) el nuevo puente terrestre euroasiático: encrucijada del restante de los corredores; 2) China-Mongolia-Rusia; 3) China-Asia central-Asia occidental; 4) China-Pakistán; 5) Bangladesh-China-India-Myanmar, y 6) China-península de Indochina (https://goo.gl/aaxAes). Es susceptible de transformar el corazón euroasiático y su conectividad con Europa.

Sputnik se suma a las críticas de Xinhua de que el prodigioso proyecto de infraestructura con mentalidad ganar-ganar no puede ser equiparable a un vulgar plan Marshall de corte colonizador y suma cero (https://goo.gl/ZMr7nG).

Xinhua arremete contra la versión occidental de que el B&R es un instrumento geopolítico cuyo fin es asegurar el dominio de China en la región para crear su nueva esfera de influencia, y juzga que “otros se oponen a la iniciativa porque tienen miedo de perder su liderazgo en el sistema financiero mundial”. ¡Aquí está la clave de todo el juego: economía real contra finanzas especulativas!

La cosmogonía china del B&R es de infraestructura y corte economicista, mientras sus detractores bordan en el vacío sideral con sus especulaciones financieristas carentes de infraestructura y cuyo patético modelo es el estadunidense.

Xinhua aduce que a diferencia del plan Marshall, China no impone condiciones políticas a los participantes, porque “respeta el derecho de todos los países a escoger su propio sistema social y sus vías de desarrollo en forma independiente (sic)”.

El plan Marshall –impuesto por Estados Unidos en 1948 a sus avasallados aliados y en el que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas rechazó participar– duró solamente cuatro años.

Lo más ominoso del B&R para Occidente subyace en la creación de “nuevos (sic) centros financieros” que pondrán a la defensiva las plazas de Wall Street y la City, no se diga a sus titiriteros de la escatológica (en su doble acepción) CIA.

Más allá de las teorías de la conspiración y/o las motivaciones estratégicas del mandarín Xi, el B&R representa un verdadero sueño en la fase de caos global que marca la decadencia de Estados Unidos y el ascenso de China, al unísono de la resurrección de Rusia, cuando Pekín ha prometido invertir más de un billón de dólares para la construcción de los megaproyectos de infraestructura en Asia, África, Medio Oriente, Europa, Oceanía y Asia Central (https://goo.gl/Wmuh3V), donde el célebre banco AIIB jugará un papel decisivo (https://goo.gl/0nD8dR).

Wang Cong comenta que los bancos estatales (sic) chinos expedirán sus préstamos a los países integrantes del B&R, en el que participarán China Development Bank y EximBank de China, que ya han contribuido con 200 mil millones de dólares. Los bancos estatales-comerciales chinos –Bank of China, ICBC y China Construction Bank– han ofrecido más de 500 mil millones en préstamos e inversiones de activos (https://goo.gl/ck8FC2).

Jörg Wutte, presidente de la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China, amenazó con demoler el B&R, al que critica de unidireccional, ya que su “comercio debe fluir en ambos sentidos para que la ruta sea económica y políticamente viable (https://goo.gl/AxG5hu)”.

Curtis Stone arguye que “mientras Estados Unidos busca el dominio, China reúne amigos y busca mayor integración (https://goo.gl/0bczo4)”, cuando “el Pentágono ha aprobado el plan Iniciativa de Estabilidad Asia Pacífico, para invertir casi 8 mil millones de dólares para apuntalar la presencia de Estados Unidos en la región Asia-Pacífico en los próximos cinco años, a fin de mejorar su infraestructura militar, además de 54 mil millones de nuevos gastos militares requeridos el próximo año.

El catabolismo militar del Pentágono está destinado a destruir la región asiática para su beneficio y a contener a China con su mirífico proyecto B&R. Con el apoyo nuclear de Rusia, el B&R es el antídoto de China para desactivar el esquema destructivo de Zbigniew Brzezinski y sus Balcanes euroasiáticos (https://goo.gl/CsmpF6), que tienen como objetivo aniquilar a Pekín y Moscú.

Dos días antes del B&R se dio in extremis el acuerdo comercial de 10 puntos entre Estados Unidos y China, que abrirá su mercado a las agencias calificadoras y a las tarjetas de crédito de Estados Unidos, y reanudará las importaciones de carne, además de que “Estados Unidos enviará una delegación a la cumbre B&R, que significa su adhesión diplomática al proyecto”, según Financial Times (https://goo.gl/sKsarz).

Mejor no pudo haber iniciado la cumbre B&R, con la bendición simultánea de Rusia y Estados Unidos, cada uno con diferentes grados y motivaciones. Queda el misterio del verdadero papel de Estados Unidos.

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