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martes, 13 de junio de 2017

La política económica y exterior alemana está perjudicando la cohesión de la UE

Dimitrios Papadimoulis, Público

La economía europea está en una encrucijada, ya que los equilibrios económicos y geopolíticos globales está cambiando y la inestabilidad regional está aumentando continuamente.

Durante los últimos años, el liderazgo alemán ha estado imponiendo una política económica que divide las sociedades europeas y crea brechas profundas en la cohesión social. La política alemana también está debilitando el apoyo estatal a grupos sociales vulnerables y no contribuye a la aceleración de la unificación política de la UE ni a la implementación de medidas de armonización fiscal y crecimiento sostenible en los estados miembros.

Asimismo, la política financieramente restrictiva de Alemania en la Eurozona favorece el incremento excesivo de la balanza comercial del país a expensas de otros estados miembros que tienen problemas para reducir la tasa de desempleo y afrontar la recesión y la austeridad. En este escenario, la Eurozona está haciendo frente a una crisis duradera mientras Alemania está imponiendo su hegemonía económica y política, no dejando margen a las políticas alternativas y a los líderes políticos progresistas para cuestionar y revisar el modelo social actual en la Eurozona.

En el caso griego, el Gobierno alemán sigue evitando implementar sus propios compromisos, provocando demoras adicionales en las negociaciones sobre la muy necesaria hoja de ruta para el alivio de la deuda. Las maniobras políticas del Ministro de Finanzas, el Sr. Schauble, y la llamada tensión con el FMI por su participación en el programa del rescate griego son un insulto directo al pueblo griego, que perjudica perspectivas positivas de la economía y amenaza a los esfuerzos para transformar el clima empresarial en Grecia y en la Eurozona.

La postura polarizadora de Alemania también se manifestó en la última Cumbre del G7 en Italia. El liderazgo alemán no puede fingir representar a los 27 estados miembros de la UE, especialmente en un momento en que no está teniendo en cuenta las crecientes reivindicaciones del pueblo europeo. La auto-proclamada “postura hegemónica” de Alemania no sólo es engañosa, también es peligrosa para los equilibrios internos de la UE y la Eurozona.

Igualmente preocupante es la posición de la Canciller Merkel respecto a las sanciones a Rusia y de manera general hacia el papel del Kremlin en el panorama internacional. Reestablecer canales abiertos de comunicación entre Bruselas y Moscú es de vital importancia para ambas partes, puesto que el estado actual de aislamiento ha llevado a un crecimiento masivo de la propaganda y al retorno a tiempos en que la polarización y el odio alimentaban antagonismos hostiles.

Contra esta preocupante situación, es muy importante señalar que la decisión del Presidente francés Macron de reunirse con su homólogo Vladimir Putin es un paso en la dirección correcta. El recientemente electo liderazgo francés es partidario de relanzar la comunicación estratégica con Rusia y esto es algo que la Comisión europea debería reconocer como positivo y actuar en consecuencia. La UE debería demostrar de todas las formas posibles que defiende la paz mundial, el desarrollo social y económico, impulsando el diálogo continuo con todos los actores regionales.

El liderazgo político alemán parece ignorar las preocupaciones de una parte creciente del pueblo europeo, los movimientos sociales, y a gran cantidad de líderes europeos. Sobra decir que si la UE continúa sin abordar asuntos sociales y económicos fundamentales, las instituciones europeas perderán la legitimidad y la visión europea será derrotada.

Las fuerzas progresistas en Europa deberían bloquear un desarrollo tan negativo, unir fuerzas, aumentar la presión a Berlín y demostrar que ningún estado miembro tiene la autoridad legal, moral y política para afrontar unilateralmente los problemas estructurales de la Eurozona. La UE debería tener una estrategia abierta al exterior y construir sinergias en el extranjero. Deberíamos continuar trabajando en esta dirección, por encima de líneas ideológicas, para cambiar el fatídico rumbo de Europa.

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