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jueves, 2 de marzo de 2017

¿Puede Grecia recuperar su independencia de la zona euro y de Europa?

Dimitris Kazakis, Socialismo 21

Los rumores sobre la transición hacia una moneda nacional en Grecia están en máximos. Hablamos de rumores porque de ninguna manera se trata de un diálogo político serio. Ninguno de los actuales partidos parlamentarios desea tal diálogo. Algunos hablan del dracma pero entienden moneda doble, que es en realidad una propuesta del alemán Schöble. Dicha propuesta, es decir la introducción de una moneda doble, implica que Grecia seguirá bajo ocupación y bajo un régimen de excepción dentro de la UE. Todo mientras se condona una parte de la deuda, es la posición del partido del Amanecer Dorado (extrema derecha) que tiene la esperanza de que los alemanes permitan la sustitución del gobierno de Syryza por un nuevo gobierno de Amanecer Dorado.

Otros hablan de vuelta al viejo dracma bajo un régimen de constantes devaluaciones para que el precio de la mano de obra en Grecia caiga cerca del cero en nombre de la «competitividad» y del «desarrollo» (propuesta de Lapavitsas). El señor Lapavitsas se imagina un régimen de excepción dentro de la UE –más o menos como lo ha definido la propuesta Schöble. De este modo, se legítima de facto el régimen de ocupación y los acreedores estarán libres para chantajear sin limites y sin que Grecia pueda recurrir al derecho nacional, al derecho internacional o al derecho europeo.

Otros proponen la adopción de un nuevo dracma con el objetivo de devolver una parte de la deuda pública y nacionalizar las enormes pérdidas de los bancos sistémicos (propuesta de Lafazanis). Por supuesto ninguno de los autores de esta última propuesta nos ilumina sobre cuánta más austeridad y cuántos más impuestos soportará el hogar griego, aunque se trate de devolver solo un 10 % de la deuda. Nadie nos explica por qué razon se tienen que “nacionalizar” (y cargar sobre la espalda del pueblo) las enormes pérdidas de bancos usureros y quebrados. ¿ Sirven de algo estos bancos a la economía griega y a su pueblo ?

Por estas razones ninguno de todos estos señores quiere abrir el diálogo sobre la cuestión y mucho menos un diálogo público. Cada uno prefiere su monólogo y se indignan cuándo se les critica. Sin embargo una cosa queda clara: la mayoría de los que hablan del dracma en realidad preparan el terreno para la imposición de la propuesta de Schöble.

Algunos de ellos también buscan atraer votos en caso de elecciones. Buscan algo que decir para ganarse la simpatía de una mayoría que rechaza las políticas identificadas con la permanencia en el euro.

Es cierto que la opinión pública griega está cada vez más crítica y negativa hacia el euro. Y los medios, corruptos e implicados en los juegos del poder tanto en el interior como en el exterior del país, tratan de mantener un estado de opacidad. El ciudadano griego común ha de mantenerse en la absoluta ignorancia y confusión acerca de la cuestión de la moneda nacional. Solo así caerá en la trampa que le están preparando. Cuando la temperatura social haya subido de manera peligrosa y la gran mayoría del pueblo haya maldecido haber entrado en el euro, entonces será el momento para que ataquen la mafias del dracma. Entonces las mismas fuerzas políticas que llevaron al pueblo griego al referéndum de julio del 2015 y que traicionaron al pueblo en nombre de una supuesta «unidad» del partido y del «gobierno de izquiedra», esas mismas fuerzas, realizarán un segundo referéndum. En ese momento Bruselas y Berlin dirán que no hay otra alternativa.

El segundo referéndum estará montado de tal modo para que gane el NO con un alto porcentaje y al día siguiente introducirán un sistema de moneda doble (paralela o «alternativa» o como sea que la llamen) que nombrarán «dracma». De hecho este mismo nombre «dracma» fue el nombre dado a la moneda por el régimen de ocupacion nazi, que la imprimió en su momento, junto al marco alemán, la lira italiana y el leva búlgaro.

Sea como fuere, lo que importa a la oligarquía dominante es mantener a toda costa la relación de dependencia y sometimiento de Grecia y el medio es la perpetuación de una deuda ilegal e impagable. Esta deuda se seguirá pagando bajo un régimen de excepción siempre dentro de la UE. El único derecho en vigor será entonces el que surja de las supuestas «negociaciones» de un país en quiebra y los super poderosos acreedores, mientras que al pueblo se le contará el cuento de «la busqueda de una solución de conveniencia mutua».

Εs necesario estar muy atentos para no volver a caer en la trampa. La adopción de una moneda nacional no es de por sí una solución a nuestros problemas. Es una condición indispensable, pero no es suficiente, para que el país pueda salvarse de la catástrofe a la que se está acercando. Sin embargo no se trata de adoptar un dracma cualquiera sino una moneda nueva y nacional, esto quiere decir una moneda exclusivamente emitida por el Estado. Una moneda que no esté atada a ninguna deuda, que sea el único medio de transacción de la economía interior y que funcione exclusivamente sobre la base de las prioridades y de las necesidades de la economía nacional.

En otras palabras, la introducción de un dracma que conviva con el euro sería una catástrofe doble. Mientras no se haya denunciado y no se haya suprimido la deuda en su totalidad, mientras no se salga de la zona euro y de la UE, mientras sigan validas las leyes, los tratados y los actos del régimen de ocupación, mientras no se haya llevado ante la justicia por abuso de poder y tracción de la patria a todos los que firmaron la condena de este país y de su pueblo, mientras sus firmas no se declaren invalidas, lo único que se logrará con la adopción del dracma será la continuación de la misma política que hemos visto hasta ahora bajo nuevas modalidades aún peores que las actuales.
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Traducción de Christina Komi

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