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martes, 28 de septiembre de 2010

Recaudación tributaria, la asignatura pendiente de América Latina

Alejandro Rebossio, El País

Si se acabase con el fraude en el impuesto sobre la renta (IRPF) en tres de las economías más importantes de Latinoamérica -México, Argentina y Chile- en solo dos años se obtendrían los recursos necesarios para terminar en una década con la desigualdad educativa de toda la región. En México no se recauda el 41,6% de lo que se debería por ese impuesto (unos 22.836 millones de euros, según los datos de 2009). En Argentina el fraude llega casi a la mitad (10.535 millones). En Chile, al 47,4% (6.246 millones). Entre los tres suman cada año 33.371 millones perdidos, la mitad de los 78.000 millones que los ministros de Educación latinoamericanos se comprometieron este mes en Buenos Aires a invertir en diez años para reducir la inequidad en las aulas.

La mejora en la recaudación fiscal es una de las grandes asignaturas pendientes de Latinoamérica, según diversos analistas. La baja presión impositiva frena la modernización de las economías e impide la consolidación de sociedades más igualitarias, pese al crecimiento y la mejora de la distribución del ingreso de la última década. La realidad de la pobre recolección de gravámenes y el elevado fraude quedan reflejados en un informe de los economistas Juan Carlos Gómez Sabaini y Darío Rossignolo.


La presión fiscal en Latinoamérica asciende al 18,3% del PIB, frente al 36,2% de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). A diferencia de lo que sucede en los países desarrollados, en Latinoamérica se recolectan más impuestos indirectos, aquellos que gravan por igual a toda la población, sea pobre o rica, por lo que consumen y producen, que por impuestos directos, los que se pagan según el nivel de ingresos y patrimonio de cada contribuyente. En Latinoamérica, la recaudación por impuestos directos, incluido el IRPF, supone el 5,6% del PIB, frente al 15,3% de media en la OCDE. En cambio, la brecha no es tan grande en los tributos indirectos, como el IVA, que alcanzan al 9,6% del PIB en Latinoamérica y al 11,3% en los países de la OCDE. También es notable la diferencia en las contribuciones a la Seguridad Social: el 3% en la región y en los países desarrollados, el 9,2%.

De todos modos, la región ha mejorado. Si entre 1990 y 1999 la presión fiscal media fue del 14,5% del PIB, entre 2000 y 2008 ascendió al 16,9%. Entre los países con mayor carga tributaria figuran Brasil, Argentina y Uruguay. México se encuentra entre los países con menor presión, junto con Haití y Guatemala.

"México es un país con bajísima carga tributaria porque financia el gasto social con las regalías petroleras", explica Gómez Sabaini. La estatal Pemex es clave para los recursos públicos. Lo mismo sucede en Chile con la cuprífera estatal Codelco o en Venezuela con la petrolera PDVSA."Los Gobiernos prefieren tirar de otras rentas que de los impuestos", opina Gómez Sabaini. Incluso Argentina mejoró su recaudación, en parte por la generalización en 2002 de los impuestos a la exportación, que gravan sobre todo a la agricultura y el petróleo. En la mayoría de estos países la presión fiscal dista mucho del potencial que tendrían según su grado de desarrollo, dicen los economistas. Solo Brasil, Argentina y Nicaragua recaudan más de lo previsto.

En la última década, los impuestos a la renta y el capital han pasado de suponer el 21,4% de la recaudación total en 1990 al 26,3% en 2008. Sin embargo, también crecieron los tributos sobre bienes y servicios, del 22,8% al 36,3%, porque se redujo el peso de los aranceles a la importación y de los gravámenes selectivos.

La presión fiscal más alta, el mayor peso de los impuestos directos y el menor fraude tributario llevan a que los países desarrollados logren mejorar la distribución de ingresos. Si se aplica el coeficiente de Gini [el 0 indica la sociedad más igualitaria y el 1, la más injusta] antes y después del cobro de impuestos, en los países latinoamericanos se registran mejorías leves de 0,02 en Argentina y 0,01 en Panamá; nulas en Costa Rica, República Dominicana, Nicaragua y Colombia; y empeora un 0,01 en El Salvador, Guatemala, Honduras, Bolivia y Perú, según el informe. Por el contrario, en España y Alemania el índice mejora 0,04 después de impuestos; en Italia y Francia, 0,02, aunque en Reino Unido no varía.

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