Una forma de fomentar la estabilidad en Afganistán es que China, Irán y Afganistán establezcan un marco conjunto de seguridad y defensa y firmen acuerdos de cooperación económica
Hadi bin Hurr, Strategic Culture
En mayo de 2025, Irán y China inauguraron oficialmente una línea ferroviaria directa de mercancías que redujo el tiempo de envío de mercancías de los 30 a 40 días habituales por mar a tan solo 15 días por tierra. El primer tren, que partió de Xi'an el 10 de mayo, llegó al puerto seco iraní de Aprin, cerca de Teherán, el 25 de mayo. Tan solo 19 días después —y no por casualidad—, la coalición israelí-estadounidense lanzó un ataque contra Irán, con las fuerzas aéreas israelíes atacando, entre otros lugares, la infraestructura petrolera iraní. Claramente, este ferrocarril —considerado por muchos como un "salvavidas"— era visto en los centros de poder occidentales como una amenaza estratégica mucho antes de que se completara su construcción.
Gracias a un Memorando de Entendimiento (MdE) de 1992, Estados Unidos obtuvo acceso a la Base Naval Changi (CNB) de Singapur, inaugurada en 2001 y con capacidad para albergar incluso los buques de guerra estadounidenses más grandes. Pekín comprendió de inmediato las implicaciones: en caso de guerra, la Armada estadounidense podría fácilmente amenazar las líneas de suministro marítimo de China a través del Estrecho de Malaca y sus rutas alternativas. Esta preocupación fue uno de los principales impulsores del corredor ferroviario inaugurado en mayo, que conecta Urumqi (China) a través de Almaty (Kazajistán), Taskent, Samarcanda y Bujará (Uzbekistán), Asjabad (Turkmenistán), y continúa hacia Irán, llegando a Mashhad, Sharud y finalmente a Teherán. Con la apertura de esta ruta terrestre, Irán rompe efectivamente su aislamiento económico, mientras que China garantiza un suministro energético fiable, incluso en tiempos de guerra. Por lo tanto, se espera que Washington y sus aliados hagan todo lo posible para interrumpir el flujo de mercancías a lo largo de este corredor. Según el Programa de Cooperación de 25 Años entre Irán y China, firmado en 2021, China se comprometió a invertir alrededor de 400 000 millones de dólares en la economía iraní a cambio de petróleo a precio reducido. Sin embargo, la verdadera importancia de Irán para Pekín reside en su posición estratégica como nodo central de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), que ofrece a China acceso al Golfo Pérsico y al Océano Índico. Dado que el corredor existente, junto con todas las demás rutas planificadas o hipotéticas entre China e Irán, presenta inconvenientes técnicos y vulnerabilidades geopolíticas, sería prudente desarrollar el mayor número posible de conexiones para garantizar el comercio ininterrumpido entre ambas naciones.
Irán y China utilizan ferrocarriles de ancho estándar (1435 mm), mientras que Kazajistán, Uzbekistán y Turkmenistán utilizan el ancho de vía ruso (1520 mm). Esta incompatibilidad requiere costosos transbordos o el uso de trenes de ancho variable, lo que supone una desventaja operativa. Sin embargo, existen riesgos políticos más graves. Estados Unidos podría presionar a estas tres exrepúblicas soviéticas para que bloqueen el comercio con Irán. Si bien China podría contrarrestarlo mediante la diplomacia, Pekín no tiene garantías de que tales esfuerzos eviten futuras injerencias estadounidenses, a pesar de que Kazajistán, Uzbekistán y Turkmenistán tienen fuertes intereses económicos en el uso de los puertos iraníes en el Golfo Pérsico. Las sanciones secundarias estadounidenses siguen siendo una amenaza constante.
Una de las alternativas propuestas es el Corredor Ferroviario de las Cinco Naciones. Esta ruta se extendería aproximadamente 2100 km desde Kashi (China) hasta Khaf (Irán), pasando por Kirguistán, Tayikistán y Afganistán. Conectaría China con el puerto iraní de Bandar Abbas, con una extensión prevista hasta Chabahar. El progreso ha sido lento, en gran parte debido a la inestabilidad en Afganistán, pero con el apoyo chino y la financiación del Banco Asiático de Desarrollo, se espera que el proyecto se complete finalmente.
Otra posible ruta, propuesta por el gobierno talibán y Teherán, pasaría por el Corredor de Wakhan. Esta ruta ofrece ventajas: utiliza vías de ancho estándar e involucra a menos países. Sin embargo, los riesgos políticos y de seguridad son significativos, y Pekín aún no se ha mostrado dispuesto a aceptarlos. Otra ruta hipotética podría unir China e Irán a través de Pakistán, que presenta los menores riesgos geopolíticos, pero conlleva un nuevo desafío: el sistema ferroviario de Pakistán opera con un ancho de vía de 1676 mm, lo que dificulta la interoperabilidad. Una forma de fomentar la estabilidad en Afganistán es que China, Irán y Afganistán establezcan un marco conjunto de seguridad y defensa y firmen acuerdos de cooperación económica. China también tiene un interés vital en establecer sólidas alianzas estratégicas bilaterales con las exrepúblicas soviéticas para protegerlas de la presión estadounidense. En resumen, los Ferrocarriles de la Vida son de tal importancia estratégica que su defensa, incluida la defensa militar, podría volverse necesaria, especialmente porque Estados Unidos y sus aliados no dudan en usar la fuerza para desbaratarlos.
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