Nahia Sanzo, Slavyangrad
Como se había anunciado previamente, Estados Unidos y la Federación Rusa se reunieron ayer en Estambul para continuar con el proceso de diálogo que pretende recuperar las relaciones diplomáticas entre Washington y Moscú, rebajar las tensiones entre las dos principales potencias nucleares y avanzar hacia la resolución de la guerra en Ucrania. El encuentro se produjo tras la confirmación del intercambio de una ciudadana rusoestadounidense encarcelada en Rusia y un ciudadano rusoalemán encarcelado en Estados Unidos. Los gestos de buena voluntad y las muestras de que el diálogo da algunos resultados aparecen periódicamente, aunque contrastan con la ausencia de progresos tangibles en busca de un alto el fuego completo o incluso el cumplimiento estricto del acuerdo mutuo de no atacar infraestructuras energéticas en Rusia y en Ucrania. El bloqueo a la hora de conseguir una vía política y diplomática hacia la paz está frustrando a Donald Trump, que ha mostrado públicamente su enfado con Vladimir Putin y Volodymyr Zelensky, pero provoca cierta confianza en la prensa ucraniana, partidaria de continuar luchando hasta que Ucrania se encuentre en posición de fuerza para negociar.
Desde ese punto de vista, las necesidades de Ucrania no pasan por tener una postura exigente, pero razonable y mantenerse dentro de la diplomacia, sino por reforzarse para prolongar la vía militar. En ese sentido, las dudas sobre la postura estadounidense son una de las principales preocupaciones de los mandos del ejército y también del Gobierno. “El apoyo de los socios, por supuesto, desempeña un papel crucial. Especialmente cuando recibíamos ayuda de Estados Unidos. Ahora la ayuda de Estados Unidos ha disminuido. Y la principal ayuda procede de nuestros socios en Europa”, afirmó el miércoles Oleksandr Syrsky en una entrevista concedida a LB.UA antes de insistir en la necesidad de aumentar la producción doméstica. “También debemos confiar en nuestras propias fuerzas. Y tenemos éxitos en la producción de artillería. Éxitos bastante significativos en guerra electrónica. Estamos progresando, nuestros socios ya están estudiando nuestra experiencia”, se jactó.
Pese a la creciente insistencia en los éxitos industriales de Ucrania, el suministro externo de armas, munición, financiación e inteligencia sigue siendo la principal prioridad de Kiev. Y aunque el aumento de la asistencia europea compensa una parte de la aportación estadounidense, es un hecho reconocido que una vez que se agote el material comprometido durante la era Biden, Ucrania tendrá dificultades para conseguir algunas de las armas más importantes, que no se producen en Europa. En otras palabras, Kiev necesitaría que Estados Unidos siguiera suministrándolas o que accediera a vendérselas a los países europeos, que las donarían a Ucrania o que fuera el propio Gobierno ucraniano el que adquiriera ese material.
La importancia de Estados Unidos en el suministro del material necesario para continuar luchando en esta guerra de alta intensidad volvió a ponerse de manifiesto con las declaraciones realizadas por Volodymyr Zelensky el pasado miércoles, en las que abre la puerta a la adquisición de armamento estadounidense previo pago de su coste. Desde hace alrededor de un año, Ucrania es consciente de que la asistencia estadounidense no siempre iba a ser a fondo perdido. Antes incluso de que la victoria de Donald Trump pareciera una opción, fue Joe Biden quien, con la inestimable asistencia del senador Lindsey Graham, obligó al reticente presidente ucraniano a aceptar la posibilidad de que en un futuro una parte de la asistencia militar de Washington se produjera en forma de crédito. Zelensky trató de rechazar esa posibilidad, aunque la realidad de la relación entre Estados Unidos y Ucrania, en la que Washington tiene todas las cartas en la mano, no dejó a Kiev más opción que aceptar. En aquel momento, la Casa Blanca trataba de superar el obstáculo de la minoría de bloqueo Republicana, que dilató durante semanas la aprobación de un nuevo paquete de asistencia militar a Ucrania. Presentar las ayudas como un crédito que podría recuperarse más adelante fue una forma de facilitar la aprobación del Congreso a la medida. La aceptación ucraniana se basó, en parte, en las condiciones que se marcaban para la devolución de los créditos, que en realidad seguían siendo ayudas a fondo perdido.
La situación cambió en el momento en el que quedó claro que no habría segunda administración Biden y que el riesgo del retorno de Trump era una realidad. De ese temor nació el Plan de Victoria, que ponía sobre la mesa los recursos naturales ucranianos para su explotación por parte de los aliados privilegiados, punto que Donald Trump ha entendido de forma literal y que ha utilizado para exigir a Ucrania la devolución de toda la asistencia militar estadounidense (sobrevalorada muy por encima de las cantidades reales). En su confusión sobre las causas de la guerra y su estado real, Donald Trump sí se ha mostrado claro en el deseo de que el suministro a Ucrania deje de suponer un lastre para el presupuesto estadounidense, si es que lo es, teniendo en cuenta la magnitud de su gasto militar (916.000 millones en 2024 frente a los alrededor de 65.000 millones que Washington ha aportado en tres años en asistencia militar). “No hay ganas de aprobar un nuevo paquete de asistencia militar a Ucrania”, afirmó en febrero Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, reflejando la postura de Donald Trump.
Incluso para Zelensky, siempre optimista en su capacidad de negociar un trato más favorable, ha quedado claro que la única opción de seguir obteniendo armamento estadounidense es la compra de material. “Entregamos a la parte estadounidense un gran paquete que queremos comprar. Comprar de una forma u otra”, afirmó Zelensky, que añadió que existen “muchos formatos y herramientas diferentes para los que estamos preparados. Estábamos dispuestos a encontrar tanto 30.000 como 50.000 millones de dólares para un paquete adecuado”. “Para nosotros es una especie de garantía de seguridad. ¿Cómo relacionamos nuestro acuerdo con una garantía de seguridad? Muy sencillo. Denos el paquete y lo pagaremos. Consideramos este paquete, que incluye defensa aérea y otras herramientas críticas que necesitamos urgentemente, como una garantía de seguridad. Así es como encaja todo”, añadió el presidente ucraniano. Kiev ve en la militarización extrema y no en la negociación la forma de garantizar su seguridad en el futuro y no teme incurrir en más deudas o en exigir más asistencia a sus otros aliados, fundamentalmente a la Unión Europea, para adquirir el material militar con el que continuar luchando ahora y ejercer de disuasión en el futuro.
“Hay un acuerdo, vamos a dar dinero. En consecuencia, (si) quieren (podemos pagar) a este Fondo (de Inversión para la Reconstrucción) o a ustedes (Estados Unidos) directamente. Para nosotros no hay diferencia”, añadió Zelensky. Con esas palabras, el presidente ucraniano volvía a poner sobre la mesa el acuerdo de minerales, del que forma parte ese fondo. Aún sin firmar, Ucrania todavía aspira a renegociar el tratado presentado por Estados Unidos y que incluye capacidad de veto de Estados Unidos, prioridad para obtener beneficios y no incluye garantías de seguridad ni aclara realmente qué parte de los fondos ahí ingresados van a regresar a Ucrania para su reconstrucción. Para ello, Ucrania ha constituido un equipo legal de expertos en el que, según el presidente del Kyiv School of Economics, va a invertir 2.700.000 dólares, lo que muestra la dificultad en la que se enecuentra Kiev ante la necesidad de protegerse legalmente de su principal aliado. Aun así, Zelensky está dispuesto a ingresar en ese fondo, no solo una parte importante de los ingresos obtenidos por la extracción de minerales, sino también pagos por la adquisición de armas. No parece casualidad que Ucrania muestre su voluntad de contribuir aún más de lo exigido por Estados Unidos a ese fondo común cuando trata de renegociar los términos. “Si esto es una verdadera sociedad, entonces tenemos que hablar de paridad. Tiene que ser 50-50”, afirmó Zelensky. Ucrania busca aportar otros 30 o 50.000 millones a ese fondo con la esperanza de que una parte de esa cantidad empleada para adquirir armas sea recuperada en forma de financiación para la reconstrucción, algo que difícilmente va a convencer a Donald Trump.
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Ver también:
- ¿Occidente contra el Eje China, Rusia, Irán y Corea del Norte?
Manlio Dinucci. 10/04/2025 - Advertencia de inteligencia de EEUU: Rusia está ganando en Ucrania
Giacomo Gabellini. 9/04/2025 - Por qué, tarde o temprano, el capitalismo necesita la Guerra
Andrea Zhok. 8/04/2025 - Las grandes mentiras de la guerra de Ucrania
Thomas Palley. 3/04/2025 - Una tercera vía para poner fin a la guerra en Ucrania
M. K. Bhadrakumar. 1/04/2025
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