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jueves, 28 de marzo de 2024

Moscú en la primera linea del frente de guerra


Alexandr Dugin, Geopolitika

Moscú es una ciudad que también esta en la primera línea del frente como Donetsk, Sebastopol y Belgorod. Un país en guerra no puede tener ciudades en paz y es mejor darnos cuenta de ello ahora que cuando sea demasiado tarde. Por supuesto, en medio de una guerra es necesario imponer medidas y normas especiales de comportamiento. El frente interno no es necesariamente un lugar pacífico, ya que aquí también se forja la victoria. Las víctimas de Crocus cayeron como muchos otros en la guerra porque la misma Rusia es un campo de batalla. Ucrania también hace parte de Rusia, pues nuestro país es un inmenso territorio que se extiende desde Lvov hasta Vladivostok y donde se está librando un conflicto sin precedentes. Es necesario que la consciencia pública de nuestros ciudadanos se convierta en la consciencia de una nación en guerra y cualquiera que se desvíe de tal tendencia debe ser considerado como una anomalía. Es por eso que debemos implementar un nuevo código de conducta, pues quienes dejan su casa en tiempos de guerra puede que ya no vuelvan a ella. Todo el mundo debe estar preparado para ello, al fin y al cabo, la línea del frente, esta tanto en Donetsk como en Belgorod y aquí en Moscú. Es muy probable que la Unión Europea suministre misiles de largo alcance al régimen de Kiev una vez que este comience a perder la guerra en los próximos dos meses, según nuestras estimaciones. Cuando llegue ese momento consideraremos que Kiev es una entidad criminal y no un país. Y entonces este régimen terrorista, al verse colapsar, nos atacará con todo lo que tenga. Es difícil especular hasta que punto pueda llegar, por lo que deberemos esperar cualquier cosa. Con eso no queremos difundir el pánico en nuestras filas, sino hacer un llamamiento para que se tomen las medidas necesarias.

No obstante, finalmente nos estamos convirtiendo en un pueblo y estamos tomando consciencia de ello. El pueblo experimenta un dolor común y comparte una misma sangre: las largas filas de moscovitas que recuerdan a las víctimas de tan monstruoso atentado son una prueba. El pueblo comparte una misma responsabilidad cuando todos participan en llevar al hospital a los heridos del Teatro Crocus o prestan sus casas para cuidar a los enfermos. Ponen lo suyo a disposición de otros sin importarles el dinero. En un país en guerra no puede existir el capitalismo, sino la solidaridad, pues todo lo que se recauda esta impregnado con el alma de quienes lo usan para fortalecer el frente y obtener la Victoria. Gracias a esto el Estado deja de ser un mecanismo y se convierte en un organismo, pues el Estado también siente el dolor de las perdidas, reza en las iglesias, hace servicios conmemorativos y pone velas. El Estado se vuelve un organismo vivo, popular y ruso, porque la guerra lo ha despertado.

Ahora bien, los inmigrantes están llamados también a convertirse en una parte orgánica de la nación y entrar en guerra contra nuestros enemigos. Ellos se convierten en parte del pueblo al donar sangre, conducir de forma gratuita cuando es necesario, alistarse en el ejército para ir al frente, confeccionar uniformes de camuflaje incluso trabajando más de la cuenta… Cuando los inmigrantes se convierten en parte de nuestra sociedad terminan por volverse objetivos militares, por lo que puede que no vuelvan a sus casas. Es interesante que uno de los jóvenes que más salvó gente en el Teatro Crocus se llamara Islam. Un representante del Islam ruso que no tiene que ver con ese otro Islam. Si vives en Rusia no puedes dejar de ser ruso, especialmente cuando estamos en guerra. Rusia es un país que es considerado nuestra Madre y ahora nuestra Madre está sufriendo.



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