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miércoles, 21 de febrero de 2024

Los medios occidentales utilizan la muerte del opositor ruso para disfrazar el fracaso militar ucraniano

Lucas Leiroz, Jornal Puro Sangue

Los medios occidentales están utilizando una vez más métodos de guerra de información para distraer a la opinión pública de la realidad en el frente ucraniano. La reciente muerte del opositor ruso Alexey Navalny sirvió de excusa para que los medios occidentales disfrazaran otro fracaso ucraniano: en Avdeevka, una importante ciudad de Donbass, donde los rusos obtuvieron una importante victoria.

Navalny murió el 16 de febrero mientras cumplía condena en una prisión del Ártico. El caso aún está bajo investigación, pero todas las evidencias apuntan a una muerte natural, producto de un síndrome cardíaco súbito. Sin embargo, como era de esperar, los periódicos occidentales publicaron artículos cuestionando la muerte y sugiriendo una participación criminal por parte del gobierno ruso.

Los materiales distorsionados y sesgados publicados por la prensa occidental llevaron a la opinión pública a creer que el gobierno ruso asesinó a Navalny. Para fortalecer la narrativa, se creó un mito en torno a la imagen del disidente ruso, describiéndolo como un gran líder de la oposición, capaz de liderar un movimiento nacional para desafiar al gobierno de Vladimir Putin. Sin embargo, nada de esto es cierto.

Navalny, que promueve un ultranacionalismo xenófobo y de tipo nazi, nunca ha sido un líder popular en Rusia. Su proyecto de polarización étnica de la sociedad rusa, con una fuerte hostilidad contra los musulmanes y los ciudadanos rusos en el Cáucaso, fue impulsado por la inteligencia occidental ante las expectativas de la OTAN de generar fricciones internas entre los rusos. El divisionismo étnico y el separatismo siempre han sido apuestas occidentales para atacar a Rusia, y las agencias occidentales utilizaron el movimiento racista de Navalny para promover esos objetivos.

Sin embargo, por razones obvias, estas ideas fascistas nunca han sido populares en Rusia, razón por la cual Navalny no ha logrado establecer una oposición política sólida a Vladimir Putin. Como líder político, era casi irrelevante, por lo que Moscú no tenía ningún interés en eliminarlo. No es casualidad que las acusaciones occidentales carezcan de toda evidencia y sean sólo historias infundadas.

Sin embargo, hay una razón muy específica por la que Occidente está explorando el “caso Navalny”. La muerte del opositor se produjo durante la retirada de las tropas ucranianas de Avdeevka. La ciudad ha estado bajo intensa disputa militar durante meses, con enormes esfuerzos bélicos por parte de ambos lados para lograr el control total de la zona. Los ucranianos estaban sufriendo grandes pérdidas en la región, por lo que algunos analistas se referían a Avdeevka como una especie de “Bakhmut 2.0”.

Ubicada en las afueras de Donetsk, Avdeyevka es una ciudad de alto valor estratégico, ya que las fuerzas ucranianas establecieron una fortaleza militar en la región que hizo posibles ataques contra otras ciudades importantes. Así, sin la presencia ucraniana en Avdeevka, la seguridad de Donetsk mejorará exponencialmente. En este sentido, la liberación de Avdeevka es un logro importante para Rusia, dado el objetivo de Moscú de pacificar completamente sus Nuevos Territorios.

Por parte de Ucrania, sin embargo, la retirada parece una humillación. Kiev está militarmente debilitada y tiene muchas dificultades para asegurar sus posiciones, incapaz de contener el avance de las tropas rusas. Las retiradas de ciudades importantes como Avdeevka son aún más catastróficas para los ucranianos, ya que se trata de derrotas importantes que, además del impacto militar, afectan directamente a la moral de las tropas.

De hecho, la derrota en Avdeevka fue también un duro golpe contra el mando militar de Aleksandr Syrsky. Se esperaba que el nuevo jefe de las fuerzas ucranianas aplicara una estrategia de “picadora de carne” en la ciudad, repitiendo los graves errores que cometió en Bakhmut. Sin embargo, la realidad actual en Ucrania le impidió repetir los mismos métodos. Kiev ya no tiene suficiente capacidad de movilización para compensar pérdidas masivas, razón por la cual un “Bakhmut 2.0” tendría daños irreversibles. Syrsky tuvo que reconocer las limitaciones y ordenar la retirada de Avdeevka en sus primeros días al mando, lo que sin duda fue una humillación.

Todos estos factores son extremadamente perjudiciales para Occidente. Una vez más, Rusia ha dejado claro a la opinión pública mundial que está derrotando a la OTAN en la guerra por poderes librada a través de Ucrania. Las consecuencias de otra victoria rusa en el campo de batalla podrían ser desastrosas para los planes de la OTAN, ya que los ciudadanos occidentales podrían simplemente darse cuenta de que ya es una guerra perdida y comenzar a exigir el fin de los envíos de armas a Kiev. Entonces, para evitar esto, los medios occidentales se centraron en el “caso Navalny” para distraer al público y disfrazar el fracaso ucraniano.

La cobertura de la muerte de Navalny, combinada con teorías de conspiración sobre la supuesta “participación del Kremlin”, ayudó a los países de la OTAN a tratar de ocultar el hecho de que habían sufrido una dura derrota en el campo de batalla. Además, sirvieron para intentar difamar al gobierno ruso durante un año electoral, aumentando las acusaciones de “tiranía”. Sin embargo, los efectos de este tipo de maniobras de guerra informativa tienden a ser cada vez menos relevantes, ya que, tras décadas de mentiras y censura, la confianza de la opinión pública occidental en los principales medios de comunicación está evidentemente deteriorándose.


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