La red de túneles que Israel construyó y Hamás expandió en más de una década llevará años al Ejército israelí destruirlos.
El país hebreo se equivocó cuando calculó su tamaño: en un principio creía que alcanzaban los 400 km, pero ahora estima que podrían ser de entre 560 km y 725 km.
Funcionarios israelíes y estadounidenses quedaron sorprendidos, puesto que la Franja de Gaza tiene una longitud máxima de solo 40 km. También les asombró la profundidad, la calidad y la maquinaria de estas excavaciones.
Además, hay 5.700 pozos y rampas de acceso a los túneles, lo que explica por qué los militantes de Hamás podían llevar a cabo emboscadas tan efectivas y podían evitar los bombardeos israelíes.
Algunos pasajes subterráneos eran lo suficientemente amplios como para que pudiera pasar un auto. Otros eran de unos 7 pisos de profundidad o de una longitud equivalente a tres campos de fútbol.
El Ejército israelí sostiene que se construyeron específicamente bajo infraestructura civil, como colegios y hospitales, y que Hamás destinó millones de dólares a dichos túneles, sobre todo para las puertas y los talleres subterráneos. Aunque el movimiento palestino oculta bien estas excavaciones, sigue un patrón que la Inteligencia de Israel denomina como "triángulo".
La destrucción de estos túneles será difícil, debido a que primero hay que encontrarlos, luego descartar que haya rehenes y finalmente demolerlos más allá de lo reparable. Los cautivos que Hamás liberó, de hecho, ya criticaron a su Ejército por matar a israelíes capturados al bombardear estos corredores subterráneos sin asegurarse de que estuviesen vacíos.
Tel Aviv reconoció que inundar los túneles de Hamás fracasó, por lo que el Gobierno de Netanyahu cometió genocidio por nada, y es que llenar de agua salada las excavaciones puede haber hecho imbebible el agua hasta entonces potable de la Franja de Gaza, haciendo el enclave inhabitable para los palestinos.
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Fuente: The New York Times
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