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miércoles, 22 de noviembre de 2023

Netanyahu inventó su 11-S para borrar del mapa a los habitantes de Gaza

Nunca fue creíble la versión oficial de Israel sobre el ataque de Hamás el sábado 7 de octubre. Según esta versión, el ataque de Hamás "tomó por sorpresa" a las autoridades israelíes que ese día tuvieron un inusitado relajo a lo largo de 65 kilómetros de frontera. Ahora se sabe la verdad desde las mismas Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), en un hecho que muestra el brutal espíritu genocida de Netanyahu.

La CIA, el MI6 y el Servicio de Inteligencia de Egipto alertaron en muchas ocasiones a Benyamin Netanyahu. Según CNN, Hamás entrenó a sus hombres durante año y medio a escasos kilómetros de la frontera con Israel. En mayo de este año esos preparativos fueron objeto de rumores en el Líbano, que incluso provocaron en septiembre una verdadera batalla entre facciones palestinas en la ciudad libanesa de Sidón.

El 30 de septiembre, Kamal Abbas, director de Inteligencia de Egipto, telefoneó personalmente al primer ministro de Israel, para ponerlo sobre aviso. Dias después, una empresa israeli de seguridad advirtió al Servicio General de Seguridad israelí (Shin Beit) y, finalmente la CIA avisó al Mossad, el 5 de octubre. Israel no estaba desprevenido. Netanyahu se inventó su propio 11-S para, como venganza, poner en marcha su plan de genocidio palestino

Ahora, las vigilantes israelíes del FDI, que también advirtieron sobre Hamás, rompieron su silencio al principal diario de Israel, Haaretz.
Una unidad compuesta exclusivamente por mujeres de las Fuerzas de Defensa de Israel advirtió a sus superiores de que había una mayor actividad de Hamás en la frontera días antes del ataque del 7 de octubre, como reuniones cerca de la valla, entrenamiento para atacar tanques e instrucción para desconectar cámaras de seguridad. Incluso, una soldado informó que Hamás construyó un "modelo exacto" de un puesto de observación israelí: "En los últimos dos meses, empezaron a enviar drones todos los días, a veces varias veces al día, que volaban justo cerca de la frontera. Hasta 300 metros de la valla y a veces menos".

Un militar denunció que el alto mandó desoyó sus advertencias en parte por las prisas, y en parte por motivos machistas: "Se trata de un grupo formado enteramente por chicas jóvenes y comandantes jóvenes […]. No hay duda de que si hubiera hombres detrás de esas pantallas, las cosas hubieran sido diferentes".

Una de las vigilantes remarcó: "Incluso gritamos en nuestro cuartel general que debían tomarnos más en serio. Que algo malo estaba pasando aquí, nos dimos cuenta que en la zona había comportamientos extraños, que simplemente están entrenando para atacarnos. Hasta ahora nadie ha venido a decirnos qué hacer o qué haremos con esta información".

Otra vigía que sobrevivió al ataque dijo que esta tragedia podía haberse evitado: "Si hubiéramos sabido de esta advertencia, todo este desastre habría sido diferente […]. Había un nivel tan alto de vigilancia […]. Pero a nadie se le ocurrió decírnoslo, las FDI nos dejaron como patos en el campo de tiro. Los soldados al menos tenían armas y fueron asesinados como héroes. Las observadoras que fueron abandonadas por el Ejército simplemente fueron masacradas sin tener ninguna oportunidad de defenderse".

Las militares del FDI culparon directamente a sus superiores: "Nuestros amigos se quedaron muriendo porque nadie quería escucharnos. No fue un honor para ellos escuchar a un sargento, que lleva dos años viendo la misma pantalla y conoce cada piedra y cada grano de arena, decirles algo contrario de lo que les dicen los altos oficiales de inteligencia".
Netanyahu dejó que ocurriera para tener su propio 11-S y tomar venganza. Fue él quien hizo la comparación el mismo sábado 7 de octubre, con el atentado a las torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001. Aquella vez fue George W. Bush quien salió a cobrar venganza contra Afganistán, pese a no existir prueba alguna que culpara a Osama Bin Laden. Y aún así, el mundo guardó silencio frente al abuso de poder de Washington. Netanyahu pensó que esta vez no habría diferencia, y que el mundo no rechazaría una operación de exterminio en aras de "terminar con el terrorismo de Hamás".

Pero la ficción se asfixia en la conjetura, y la verdad cae por su propio peso. Los intereses de crear un gasoducto en el Mar de Gaza (descubierto hace más de 20 años pero que Israel le ha negado desarrollar a Gaza) eran el motivo principal de Netanyahu para borrar del mapa a 2,2 millones de palestinos pàra quedarse con el negocio del Gas. Hay límites para la ambición. Más aun cuando la infinita codicia ya ha significado el asesinato de cinco mil niños palestinos. Netanyahu deberá pagar por el genocidio perpetrado contra el pueblo Palestino, un pueblo que tiene más de 4 mil años en Gaza, el doble de la vida de Jerusalen.

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