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sábado, 2 de octubre de 2021

Jeffrey Sachs defiende a Kristalina Georgieva, directora del FMI, perseguida por sinofilia

Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada

El omnipotente eje Wall Street/La City de la anglósfera y su nuevo Aukus optó destituir a Kristalina Georgieva, directora del FMI, mediante su bufete de abogados WilmerHale, sin juicio ni juez ni jurado de por medio (https://bit.ly/2WpVAKc).

El economista israelí-estadounidense Jeffrey Sachs, en un artículo surrealista en el globalista Financial Times (27/9/21), defiende a la acorralada directora del FMI, la búlgara Georgieva, quien sufre un linchamiento de los multimedia de la anglósfera que la acusan de favorecer a China en los rankings Ease of Doing Business del Banco Mundial (BM).

Sachs, graduado de Harvard, estuvo muy de moda en la década de 1990 por su propedéutica sobre el desarrollo sustentable que abogó en la Escuela de Gobierno Kennedy y hoy dirige el mismo tópico en la Universidad de Columbia. No obstante, Sachs ha cometido graves errores al haberse entrometido en la política interna de Bolivia con su nefario plan de estabilización de corte fiscalista neoliberal: pecado muy común de los académicos estadounidenses, quienes se inmiscuyen en países de los que ignoran su idiosincrasia y donde experimentan su reingeniería neomalthusiana. Sachs apoyó al dictador boliviano Hugo Banzer que fue defenestrado por los ciudadanos. Tras haber aconsejado a las economías poscomunistas, ahora Sachs se ha consagrado a la mitigación (sic) de la pobreza y a la sustentabilidad ambiental con enfoque globalista.

Usual a su estilo tajante, Sachs alega sobre el caso de Georgieva que los candentes (sic) ataques no tienen nada que ver en realidad con la presunta santidad de los datos del BM o sobre la calidad de su gestión, sino que se trata más bien del papel de China en la institución multilateral con sede en Washington. Confiesa que muchos en el Congreso de EEUU desean a Georgieva fuera porque no es una jurada enemiga de Pekín.

Sachs, hoy partidario de su correligionario, el senador Bernie Sanders, exhibe la carta de tres congresistas republicanos a la también israelí-estadounidense secretaria del Tesoro, Janet Yellen, que fustigan la participación de China en instituciones multilaterales como FMI, OMS y la ONU (https://bit.ly/3F1YNRC).

Los congresistas exigen que la Secretaría del Tesoro reporte las interacciones de Georgieva con los representantes chinos en el FMI que desembocaron en la aprobación de la nueva asignación por 650 mil millones de dólares de derechos especiales de giro (DEG) –de los que, por cierto, se benefició México con un maná de 18 mil millones de dólares.

Sachs arguye que se trata meramente de la creciente obsesión de EEUU con China, ya que los alegatos específicos contra Georgieva son veniales (sic) a primera vista. Expone que Shanta Devarajan, profesor de la Universidad Harvard a cargo del Ease of Doing Business del BM “niega que Georgieva lo hubiera presionado (https://bit.ly/3CTll51)”.

Sachs expone la hipocresía del BM, sobre todo, durante la presidencia del republicano David Malpass cuando el Congreso de EEUU presionaba en forma rutinaria al gobierno federal y al BM para enviar miles de millones de dólares a los regímenes apoyados por EEUU (como los 5 mil 300 millones de dólares a Afganistán durante la ocupación de EEUU) mientras intentaba bloquear fondos a los gobiernos con crisis de liquidez cercanos a China y a Rusia.

Sachs exclama que Georgieva recibe una persecución anticomunista al estilo McCarthy que llevará a la defenestración de la directora del FMI, que probaría en forma concluyente que el FMI es una institución dirigida por EEUU, lo cual orillará a que China, Rusia y otros busquen crecientemente su propia vía. Aduce en forma dramática que tal perspectiva retrocedería al planeta al crudo nacionalismo monetario y financiero de la década de 1930 que profundizó la Gran Depresión y colocó al mundo en el camino de la guerra total. Exhortó finalmente a que el FMI no deba capitular a la histeria congresista contra China. Sea lo que fuere, el eje Wall Street/La City de la anglósfera y su nuevo Aukus ya sellaron la suerte de KG en su muro financierista globalista.

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