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domingo, 29 de agosto de 2021

¿A quién conviene una guerra civil y la balcanización de Afganistán?

Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada

En Afganistán, antes y después de la toma de Kabul, se muere más por los atentados que por la pandemia del Covid-19 –en forma insólita, es de los países menos golpeados, con sólo 7 mil 101 muertes y 153 mil casos, en un país de 38 millones de habitantes, cuya mitad de la población es menor de 14 años: quizá ése haya sido uno de sus factores protectores (https://bit.ly/3zr4MMB).

El abominable atentado a la entrada del aeropuerto de Kabul, controlado por el ejército de Estados Unidos, cobró 175 decesos afganos y 13 muertos estadounidenses que han puesto contra la pared a Biden, y que fue adjudicado por ISIS-Khorasan, grupúsculo que proviene de una genealogía yihadista de hace 40 años y de la metamorfosis caleidoscópica de los muyahidines y su engendro de Al-Qaeda.

El brasileño Pepe Escobar diseca estupendamente la anatomía de ISIS-Khorasan, que tiene como objetivo demostrar a los afganos y al mundo foráneo que los talibanes no pueden garantizar la seguridad a la capital (https://bit.ly/3yofMcb).

Mas allá del caleidoscopio transgeneracional del Islam político y sus pletóricos titiriteros geopolíticos, el líder del Hezbolá chiíta libanés Hassan Nasrala, de estrechos vínculos con la teocracia persa, dos días antes de la conmemoración del Ashura –que rememora el martirologio del Imam Hussein, nieto del profeta Mahoma– comentó que Afganistán es la peor debacle en la historia de Estados Unidos cuando Biden anhela una guerra civil (https://bit.ly/3BiWJ4Y). Nasrala fulmina que Estados Unidos entregó Afganistán en una charola de plata a los talibanes.

Según Escobar, Amaq Media –agencia oficial de ISIS (https://bit.ly/2WsjioG)– fustigó a los talibanes de estar asociados (sic) con el ejército de Estados Unidos para la evacuación de sus espías.

Según un reporte de Naciones Unidas, apuntado por Escobar, ISIS-K tendría un máximo de 2 mil 200 combatientes yihadistas atomizados en pequeñas células y cuya mayoría absoluta no está constituida por afganos, sino que provienen del yihadismo global –a mi juicio, manejado tras bambalinas por fuerzas oscuras del globalismo neoliberal imperialista– y a lo que hace alusión en su portada The Economist (https://econ.st/3zmgiJ0), lo cual presagia mayor terrorismo multiforme, policéntrico, desestabilizador y sembrador de caos en Asia Central y, en especial, en los 91 km de frontera de Afganistán con China y en sus 921 km con Irán, no se diga en sus tres fronteras norteñas con Tayikistán (mil 357 km), Uzbekistán (144 km) y Turkmenistán (804 km).

Por cierto, The Economist desplegó a su ejército de plañideras profesionales: desde Kissinger, pasando por Fukuyama, hasta Niall Ferguson para lamentarse del desastre anglosajón en Afganistán.

Escobar informa que Moscú y Teherán han imputado sin tapujos al eje Estados Unidos-Gran Bretaña de ser los principales facilitadores del traslado de los yihadistas globalistas desde Idlib (Nota: norte de Siria, frontera con Turquía) hasta la región oriental de Afganistán.

El analista francés Thierry Meyssan, de Réseau Voltaire (https://bit.ly/3mIrCeT), juzga que el caos continuará durante bastante tiempo en Afganistán, donde Estados Unidos se comportará como chantajista (sic).

Alastair Crooke, anterior diplomático británico y asesor del español Javier Solana en la cancillería de la Unión Europea, comenta que el Apocalipsis estratégico en Afganistán constituye un giro sísmico que tomará años en desarrollarse, cuando China se encuentra más que determinada a configurar la región, y que fue conseguido sin ninguna batalla y en unos cuantos días, lo cual es casi sin precedente (https://bit.ly/3ypoXsZ).

El temerario atentado terrorista de ISIS-K ocurrió un día después de la llamada telefónica del zar Vlady Putin y el mandarín Xi Jinping con el fin de movilizar las capacidades del grupo de Shanghái (SCO, por sus siglas en inglés) que celebrará su cumbre el 16 y 17 de septiembre en Dushanbe (Turkmenistán) y a la que fue integrada Irán cuatro días antes de la caída de Kabul (https://bit.ly/3jnzS1R).

Se va la OTAN de Afganistán y el Grupo de Shanghái ocupa(rá) su lugar.

1 comentario:

  1. Dos decadas con muchos muertos pero malos resultados indican los altos riesgos de una guerra en Afganistan, pero pudiera ser que se calentaran las fronteras de Rusia, China e Iran creando un “Big Show ” como una cortina mediatica que ocultaria las operaciones alrededor del Golfo Persico, como en otros tiempos se utilizaron otras guerras como las de Corea y luego Vietnam.
    Una campaña con material mercenario desechable serviría a los
    propositos de interferir en los planes de los principales enemigos de occidente y para apartar a los medios del Medio Oriente.

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