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miércoles, 25 de marzo de 2020

¿Ya nada será igual en América Latina después del COVID-19?


Aram Aharonian, Rebelión

No sabemos aún cuál será el desenlace de la pandemia del COVID-19, ni sabemos qué nuevas turbulencias sociales, financieras, políticas, económicas y militares podrá desatar pero, a la vez, divisamos también signos de una transformación en ciernes.

No todo será como era: hay que repensar el mundo que viene y reconsiderar las prioridades de su agenda. En una región hoy llena de temerosos con tapabocas, queda en claro que la prioridad no es el pago de la deuda externa, sino los problemas de salud pública.

El mundo, nuestra América Latina, ya no serás igual. Quizá sea demasiado optimista, pero en medio del temor, la desinformación y la manipulación abierta por grupos cavernarios, las sociedades van reaccionando pasado el primer impacto, y a las muestras de psicosis y paranoia que condujeron a compras de pánico, la solidaridad surge como el aliciente para garantizar la sobrevivencia humana.

Desde ya deberíamos de abandonar la idea de volver a «la normalidad», a «lo de antes», porque lo de antes ya no existe. Hemos descubierto que ante una crisis real lo que funciona es lo público, pese a que lo público fue y es denostados día sí y día porque la maquinaria de (des)información. De golpe aprendimos que un servicio no es un negocio sometido a «las reglas del mercado», verso que solo sirve para que se aplique la ley de la selva.

Estamos inaugurando la época de los imprevistos permanentes: ayer un temporal, hoy el coronavirus, y mañana -¡ay mañana!- seguramente la crisis económica. Y luego la de la escasez de recursos. Se esfuma la planificación como se hizo durante toda la historia humana, pues esta época (el Holoceno) ya está dejando paso a la siguiente, el Antropoceno, la del caos y la impredecibilidad.

Hacer planes de la misma manera que antaño sería como intentar rellenar el mar con arena, señala el científico y físico español Antonio Turiel. El daño sistémico que se está causando ahora y que aún se extenderá durante varias semanas es irreparable; es el Inicio del fin del capitalismo.

El Coronavirus es la primera gran pandemia del capitalismo trasnacionalizado, que desnuda la crisis de un sistema económico social diseñado por los dogmas neoliberales desde inicios de la década de 1970.

Pero, héte aquí, que aparece en momentos en que en América Latina aparece una conciencia colectiva que exige (incluso con estallidos sociales en Haití, Colombia, Ecuador, Chile) la presencia del Estado y la participación social organizada para ocuparse de los problemas, que garantice el acceso a las necesidades básicas de manera igualitaria.

Dos alternativas opuestas se abren en el oscuro horizonte, dice Yuval Noah Harari en el Financial Times: una, el desarrollo de la tecnología médica ofrece una salida distópica pero hoy posible, la vigilancia se mete debajo de la piel para monitorear (no solo) la salud de poblaciones enteras. La otra, para quienes sueñan con la privacidad como motor de la historia, es la cooperación global en el plano de la información, el comercio y las migraciones. Y ahora que EEUU ya no lideran al mundo: ¿quién podrá salvarnos?

(Hago un paréntesis. Desde Paris me escriben que el cielo está despejado y las nubes de smog parecen haber desaparecido: el parate vehicular está salvando al medio ambiente)

Pero nuestra América latina no será la misma (cuidado, no digo que será peor). El impacto del coronavirus Covid-19 en las cadenas globales de valor hará que el desempleo en la región crezca un 10 por ciento, aumentando también la pobreza y la pobreza extrema. De un total de 620 millones de habitantes en América Latina, el número de pobres en la región subiría de 185 a 220 millones de personas, en tanto que las personas en pobreza extrema podrían aumentar de 67.4 millones a 90 millones.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) advirtió que la crisis del Covid-19 pasará a la historia como una de las peores que el mundo ha vivido, el poner en riesgo un bien público global esencial, la salud humana.

Y afectará a una ya debilitada economía mundial tanto por el lado de la oferta como de la demanda, ya sea a través de la interrupción de las cadenas de producción –que golpeará severamente al comercio mundial– como a través de la pérdida de ingresos y de ganancias debido a un alza del desempleo y mayores dificultades para cumplir con las obligaciones de deuda.

La interrupción de las cadenas globales de valor afectaría principalmente a México y Brasil, países que importan partes y bienes intermedios desde China para sus sectores manufactureros, en especial en los casos de repuestos para automóviles, electrodomésticos, productos electrónicos y farmacéuticos. Mientras, el precio del petróleo cae a precios que no justifican su producción.

La región creció a una tasa estimada de apenas 0.1% en 2019, y los últimos pronósticos de la Cepal realizados en diciembre pasado preveían un crecimiento de 1.3% para 2020. Pero, el organismo estima una contracción de -1,8% del producto interno bruto regional, lo que podría llevar a que el desempleo en la región suba en diez puntos porcentuales.

La crisis sanitaria global no solo es un gran desafío para los sistemas de salud y la economía en el mundo, sino que constituye un problema biosocial que obliga a las naciones a volver al desaparecido sentido de comunidad internacional. La pandemia hizo que las naciones volvieran a mirarse en comunidad al constatar que no podían enfrentar la emergencia solos, pero a la vez se enfrentan con la contradicción de dictar medidas nacionales, como el cierre de fronteras.
Un panorama regional

La crisis del Covid-19 fue aprovechada por Estados Unidos, que presionó a varios países para imponer, nuevamente, a Luis Almagro como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA). Fue muy higiénico: todos los presentes usaban guantes de látex. La embajadora mexicana Luz Elena Baños fue categórica; “Inicia usted, señor secretario, un segundo periodo, no solo con la falta de apoyo, sino con el rechazo de un grupo importante de Estados”

“Su elección es una patética expresión de lo que cualquier Misión de Observación Electoral (MOE) observaría como malas prácticas. Expresa la profundización de las diferencias y de las fracturas en el hemisferio. Es muestra del triunfo de la conducción parcial de la OEA, de un Secretario General que actúa como otro Estado miembro, y no como un facilitador. Un Secretario General que no cree en la reelección e hizo todo lo posible por reelegirse, usando nuestros recursos para lograrlo”, abundó Baños.

Mientras la región aprovecha la experiencia europea para ponerle frenos a la difusión del virus, los sociólogos insisten en que hay que trabajar para impedir que el distanciamiento entre las personas obligado por el virus –sin cara y por ahora sin cura- se transforme en aislamiento.

La excepción es Brasil, cuyo presidente, Jair Bolsonaro, no parece dispuesto a tomar ninguna medida contra los contagios, a pesar que 22 de quienes integraron su comitiva a Estados Unidos, donde se reunió con Donald Trump y el Comando Sur, dieron signos positivos al virus.

Y puso en marcha la “coronafé” (¿será la etapa superior del realismo mágico?), señalando que sólo la fe salvará al pueblo, repitiendo la consigna de los pastores evangélicos que lo financian y sustentan. Las megaiglesias evangélicas continúan abiertas, mientras el virus se expande sin control.

Belice es el único país de la región que aún no tiene casos de Covid19. Argentina entró en cuarentena total. El aislamiento obligatorio que dispuso el presidente Alberto Fernández rige hasta el 31 de marzo: toda la población debe permanecer en su casa y sólo puede desplazarse en su barrio para la compra de productos esenciales, mientras se estudia cómo prevenir la violencia doméstica que podría desencadenarse por el confinamiento.

En México, el Consejo de Salubridad General determinó que el Covid-19 será tratado en México como enfermedad grave de atención prioritaria, por lo que se detonará todo un proceso de atención por parte de la Secretaría de Salud en los próximos días.

Perú ya declaró el «Estado de Excepción», Ecuador lo hizo con el «Estado de Emergencia» y ambos países decretaron el toque de quedapara horarios nocturnos, lo mismo que sucedió en Bolivia. En Uruguay ya se evalúa la «cuarentena general», mientras queen Brasil la gente cacerolea y protesta en las calles para exigirle a Jair Bolsonaro –que cree que se trata de una fantasía china y no de una pandemia- que tome medidas.

Por su parte, Chile entró en «Estado de Excepción Constitucional de Catástrofe» por noventa días, lo que le otorga múltiples atribuciones a su presidente, Sebastián Piñera. Además de dotar de mayores atribuciones a las Fuerzas Armadas chilenas en las calles, en el marco de un contexto de abierto conflicto social,el decreto permite al presidente activar aislamientos de ciudades y decretar el toque de queda cuando creyera necesario.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, denunció que en medio de la pandemia, Estados Unidos persigue los aviones y barcos que transportan alimentos a su país, y sostuvo que está dispuesto a ir al infierno con tal de conseguir ayuda, luego de que el Fondo Monetario Internacional rechazó prestar cinco mil millones de dólares. “Tengo que denunciarlo, Estados Unidos está recrudeciendo sus medidas criminales contra el pueblo de Venezuela, dijo Maduro en cadena de radio y televisión.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) vaticinó que la crisis humanitaria de Venezuela se agravará aún más por la pandemia de coronavirus, y exhortó a los organismos multilaterales a pensar en la población y ofrecer ayuda. Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva del organismo de la ONU, pidió a EEUU que levante las sanciones económicas que ha impuesto a ese país para ayudarle a capear el coronavirus.

“La comunidad internacional debe pensar en la gente… No podemos dejar a nadie de lado en esta crisis”, sostuvo.

Hasta el FMI se dio cuenta


Muchos hablan de una similitud de esta crisis con la de 1929 o como continuación de la del 2008. Obviamente se refieren sólo a lo financiero. Pero esta vez la crisis abarca los dos extremos, tanto la oferta (nos e produce) como la demanda (no hay consumo)

EEUU y la Unión Europa anunciaron la movilización de seis billones de euros para hacer frente a la crisis. No es difícil para ellos, hacen funcionar la “maquinita” y salen los euros y dólares. El caso de Iatalia, que “produjo” ya 750 mil millones de euros. No es que en nuestra región los gobiernos no hagan uso de la “maquinita”, pero solo les salen erales, pesos, sucres, bolívares…

El presidente estadounidense Donald Trump pasó de jactarse por una economía que volaba, a navegar en un caos bursátil que ya supera a la crisis de 2008. Frente al peligro de que su reelección sea puesta en jaque, la Casa Blanca hizo esta semana un giro de 180 grados con respecto a la pandemia. Mientras, el Congreso se prepara para aprobar el paquete de rescate económico más costos de la historia de EEUU, de 1,6 billones de dólares (1,6 trillons en inglés).

«Los gobiernos deberían usar transferencias de efectivo, subsidios salariales y desgravaciones fiscales para ayudar a los hogares y negocios afectados a enfrentar esta parada temporal y repentina en la producción», señaló el director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner.

Disminuirá la inversión y la actividad económica en países que dependen en gran medida de las exportaciones de petróleo, e incluso la actividad del sector de servicios probablemente se verá más afectada como resultado de los esfuerzos de contención y el distanciamiento social.

Los bancos centrales deben aumentar la supervisión, desarrollar planes de contingencia y estar preparados para proporcionar una gran liquidez a las instituciones financieras, en particular a los préstamos a pequeñas y medianas empresas, que pueden estar menos preparados para soportar interrupciones prolongadas, añadió.

Werner fue categórico: «para la región, la recuperación que esperábamos hace unos meses no ocurrirá y un 2020 con crecimiento negativo no es un escenario improbable” en un escenario de caos por la amenaza de paralización del comercio exterior como consecuencia de la crisis del coronavirus

Y, aunque usted no lo crea, el FMI está impulsando a los países a que tomen drásticas medidas de fortalecimiento del sector de salud y que apliquen medidas económicas contracíclicasy de contención de una posible crisis generalizada.

Condonar la deuda ya


El expresidente ecuatoriano Rafael Correa, el exvicepresidente boliviano Álvaro García Lineras y el líder opositor colombiano Gustavo Petro solicitaron la condonación de la deuda externa soberana de los países de América Latina por parte de Fondo Monetario Internacional (FMI) y de otros organismos multilaterales (BID, BM, CAF) e instaron a los acreedores privados internacionales a que acepten un proceso inmediato de restructuración de la deuda que contemple una mora absoluta de dos años sin intereses.

“Nadie puede dudar que ahora es un momento oportuno para hacerlo si se quiere afrontar con éxito esta situación tan difícil. No podemos exigir a los países que hagan políticas efectivas en materia de salud pública para afrontar la actual pandemia y, al mismo tiempo, pretender que sigan cumpliendo con sus obligaciones de deuda, señala un documento emitido por Celag.

No podemos exigirles que implementen políticas económicas que compensen los daños de esta catástrofe mientras deben seguir pagando a sus acreedores. Es absolutamente incompatible hacer efectivo un plan de restructuración económica en el futuro próximo con los actuales niveles de endeudamiento externo (en promedio, supone 43.2 por ciento del producto interno bruto en América Latina), agrega el documento.

Colofón


Cada crisis es también una oportunidad y quizá la epidemia actual nos ayude a darnos cuenta del grave peligro que representa la desunión global. Y sobre todo, que lo entiendan de una vez por todos los socios-cómplices de Estados Unidos en nuestra región, los que siguieron a pie juntillas los dictados de Washington para terminar con la cooperación e integración, vaciando o bombardeando Mercosur, Unasur, Celac…

¿Volveremos a la cultura de los centros comerciales? ¿Se viene una virtualización de nuestras vidas y estaremos monitoreados por el Gran Hermano?¿Se terminó la lucha de clases, ya que los ricos tampoco están salvados? No tengo respuesta a ninguna pregunta por ridícula que parezca, sólo la convicción de que la América latina que vivimos –disfrutamos, luchamos, sufrimos- hasta principios de marzo, esa no volverá.

Si el vacío dejado por EEUU no lo llenan otros países, no solo será mucho más difícil detener la epidemia actual, sino que su legado continuará envenenando las relaciones internacionales en los próximos años.

Nuestros países –y, en general la humanidad toda- necesita tomar una decisión, y la alternativa es clara: desunión para beneficiar a los más poderosos o solidaridad global. Seguramente si elegimos la segunda alternativa, será una victoria de todos contra el coronavirus y también contra las futuras epidemias, catástrofes y crisis.
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Aram Aharonian: Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la) y susrysurtv.

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