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jueves, 26 de marzo de 2020

China, una derrota convertida en victoria


Umberto Mazzei, Alainet

Wuhan, es la capital de la provincia de Hubei en el centro de China, es el nodo más importante de transporte en la industria China. Por lo tanto, un lugar estratégico importante en la correa de producción de China. La ciudad misma, cuyo símbolo es la flor del ciruelo, una flor que simboliza la Primavera en China. Wuhan es la ciudad más importante del Centro de China. Con 11 millones de habitantes es el más importante centro educacional, industrial y financiero de la región central. Todo ello la señala como el peor lugar en China para que surgiese una epidemia mortal y muy contagiosa. El lugar donde causaría el mayor daño social, económico local y desde donde se propague más rápidamente al resto del país.

Como ya se ha dicho, hace unos meses estuvieron acantonadas allí unas tropas de los Estados Unidos que fueron a participar en unos juegos militares internacionales. Los Military World Games comenzaron en Wuhan el 18 de octubre de 2019

Todo el tema de donde y cuando se origina la pandemia del Coronavirus en China (COVID-19) presenta una serie de desafortunadas coincidencias. La epidemia comienza justo cuando comienzan las festividades del Año Nuevo en el calendario lunar chino, Esa es la mayor y más importante festividad familiar de China; cuando todo el mundo viaja a su terruño provincial para reunirse con su familia y sus amigos. Parece que el Diablo hizo bien su tarea; escogió el lugar y fue un timing perfecto.

Como Europa es la región del mundo desarrollado que tiene más vínculos económicos con China, es también la región con la cual hay mayor tránsito y flujo de personas. Por ello era de esperar que se contagiase primero y hasta convertirse en el mayor foco de infección y difusión de la pandemia.

El país europeo más tocado ha sido Italia. Un indicio de justa ira divina. Porque Italia es el único país europeo de gran importancia económica y miembro del G7, que tiene tratos sulfurosos con China, como atreverse a contratar con la empresa china Huawei una red telefónica de quinta generación.

Además, Italia acepta inversiones chinas que modernizan su infraestructura portuaria y ferroviaria. Gravísimos pecados atribuibles a la perniciosa influencia del nacionalista indo-europeo Matteo Salvini de quien se dice que discretamente, junto con el húngaro Orban y el ruso Putin, rinde culto a un pagano Mundo Euroasiático.

En China se procedió a aislar de modo drástico y poco democrático a los ciudadanos de Wuhan, se paralizó el transporte entre los centros de producción de China.

Toda la prensa occidental, incluyendo The Economist, hizo una campaña de malos pronósticos para la economía china y de estancamiento del mercado chino, el mayor encanto de China para los inversionistas extranjeros.

Un lunes, el primer día, después del Año Nuevo chino, en que abrió la Bolsa de Shanghái; cerca de 3500 acciones cotizadas allí cayeron hasta el límite del 10% que permite el Shenzhen Composite Índex que combina los movimientos de los 500 principales protagonistas de la bolsa.

Las pérdidas fueron las más grandes desde el 2015. El yuan perdió 1,5 con respecto al dólar.

En las bolsas de Europa y New York las acciones de las empresas que han invertido en China también cayeron.

El gobierno chino vio en aquello una oportunidad y entró en las bolsas para comprar barato grandes paquetes accionarios de empresas extranjeras asociadas con empresas chinas. La inversión inicial del Banco de China fue relativamente modesta: US$ 170 mil millones. Al final de esa operación China tenía el control accionario en todas las empresas mixtas formadas con inversión extranjera en China.

Cuando se comprobó que China había vencido la pandemia, se recuperaron las bolsas y pasada la polvareda se vio en las pantallas de las bolsas, que China no solo había adquirido en bolsa el control de las empresas extranjeras en suelo chino, sino que la apuesta por China, ¡ganó US$ 20 mil millones!


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