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sábado, 22 de junio de 2019
Tierras raras, carta de China contra Trump
Hedelberto López Blanch, Rebelión
Tras lanzar una estruendosa guerra económica contra varios países del mundo y fundamentalmente contra China para tratar de mantener su ya debilitada hegemonía mundial, a la Administración estadounidense de Donald Trump ahora le preocupa que la política de sanciones se le convierta en un bumerán.
Ya le empiezan a salir obstáculos hasta en su propio país pues recientemente la Cámara de Comercio norteamericana expresó a la cadena CNBC que “la utilización de aranceles, con el aumento de amenazas a nuestra economía, va a perjudicar al país y también crea incertidumbre con nuestros socios”.
Hace pocos días, más de 600 importantes compañías estadounidense, entre estas Walmart, Costco, Target, Levy Strauss, Get y FootLocker, en una carta enviada a Trump, lo instaron a eliminar los gravámenes actuales y cesar la guerra comercial con el gigante asiático.
En la misiva se expresa que las tarifas adicionales (con las que amenazó el mandatario) tendrán un impacto negativo para todos los ciudadanos estadounidenses. Se calcula que otra subida de aranceles supondrá la pérdida de más de 2.000.000 de puestos de trabajo y recortaría el Producto Interno Bruto (PIB) del país en un 1 %, además de costar cerca de 2.000 dólares a cada familia estadounidense.
Trump como siempre ha hecho desde su llegada al poder, refutó ambas declaraciones y hasta amenazó con abandonar su membresía en la Cámara de Comercio si continuaban criticando su política comercial.
Pero lo cierto es que la incertidumbre también ha comenzado a hacer mella dentro de la Casa Blanca y del Pentágono, pues no han logrado debilitar la economía de Pekín como esperaban y ahora temen que entre las posibles medidas futuras que tome el gigante asiático esté la de disminuir sus exportaciones de tierras raras a Washington.
Ante esa realidad, Estados Unidos se ha lanzado en una desenfrenada búsqueda de esos elementos en otros países, sobre todo en África, Europa y Asia central.
Pekín controla aproximadamente entre el 85 y el 95 % de la producción y el suministro de todas las tierras raras, mientras Washington depende del 80 % de esos suministros procedentes de la nación asiática. India, Rusia, Estados Unidos, Burundi, Malawi, Canadá y Australia también las producen, pero en menores cantidades.
El Pentágono está negociando con empresas mineras del continente africano para encontrar nuevas fuentes cruciales para industrias como la militar y la tecnológica.
Según datos oficiales, China se posiciona como líder en producción de esos elementos, hasta con 120.000 toneladas al año, que representan el 70 % de la demanda mundial y el 80 % de la estadounidense, por lo que una interrupción de sus suministros tendría graves efectos negativos en la economía norteamericana.
El enfrentamiento entre estos dos países se ha agravado en las últimas semanas después de que Washington decidiera incluir en su lista negra comercial a la compañía Huawei, el gigante chino de las telecomunicaciones.
Los componentes de tierras raras se emplean en sistemas armamentísticos, imanes potentes, teléfonos con pantalla táctil, cristales especializados, dispositivos de aeronaves.
Otros de sus usos son en coches eléctricos, híbridos, turbinas, desarrollo de ordenadores, televisores, filtradores de radiación, baterías, láser con múltiples aplicaciones, reactores nucleares, entre otras.
Se caracterizan por ser muy buenos conductores de electricidad y por sus propiedades magnéticas, pudiendo individualizar su magnetismo mediante la variación de sus aleaciones con el fin de crear imanes con comportamientos específicos según su uso final.
Las tierras raras constituyen un grupo compuesto por 17 elementos, (metales y minerales) cuyo nombre se debe a que su extracción resulta bastante dispersa y no concentrada como en la mayoría de los otros.
En muchas ocasiones se extraen de otros procesos productivos y, algunos son bien escasos, lo que los hace muy cotizados por su utilización en las nuevas tecnologías. Quince de los 17 elementos que componen las tierras raras provienen del grupo de los lantánidos (nombre genérico de los 15 cuyas propiedades son muy semejantes). A los lantánidos, se suman el escandio y el itrio, que poseen ciertas similitudes con ese grupo.
Forman parte de las tierras raras: cerio, lantano, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europico, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio, lutecio, escandio e itrio.
La alta producción de estos elementos en China, hace que sean especialmente sensibles al contexto geopolítico, que puede provocar restricciones de suministro de una materia esencial para las economías estadounidenses y europeas.
Expertos aseguran que si China corta los suministros a Estados unidos este país sufriría fuertes atrasos tecnológicos y militares y tardaría por lo menos tres años en buscar nuevos abastecedores.
Como se observa, China tiene una carta poderosa en sus manos que puede hacer recapacitar al obstinado magnate de la Casa Blanca.
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