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miércoles, 14 de marzo de 2018

Por qué es tan importante Stephen Hawking

Josep Corbella, La Vanguardia

Stephen Hawking ha sido más que un científico. Ha sido un icono.

No ha sido por sus contribuciones a la comprensión del Universo, aunque han sido importantes, que se ha convertido en el científico más famoso de su generación. Ha sido también por sus obras de divulgación de la cosmología, que le sitúan como el autor de ciencia más vendido del mundo. Y sobre todo por cómo decidió vivir su vida al máximo pese a tener una enfermedad neurológica degenerativa que le hurtó primero la capacidad de caminar y después la de hablar, pero nunca la de pensar, de maravillarse ante la grandeza del Universo y de indignarse por las injusticias en la Tierra.

En un mundo lleno de adversidades, Hawking ha sido un referente: un ejemplo de superación que, pese a sus predicciones apocalípticas sobre el futuro de la humanidad, transmite un mensaje de esperanza.

Empecemos por sus contribuciones científicas. “Mi objetivo es sencillo. Es una comprensión completa del Universo, por qué es cómo es y por qué existe”, declaró Hawking. Su primer gran avance llegó a finales de los años 60 cuando llegó a la conclusión, a partir de las ecuaciones de la teoría de la relatividad general de Einstein, de que el Universo se inició con una singularidad, es decir, una región de curvatura infinita en el espacio-tiempo.

A partir de 1973, aplicó la física cuántica al estudio de los agujeros negros. En contra de la opinión dominante en la época, demostró que los agujeros negros no eran pozos de los que nada pueden escapar sino que deben emitir un tipo de radiación que ha sido llamada radiación de Hawking.

El estudio de los agujeros negros permitió a Hawking explorar un terreno desconocido de condiciones extremas en el que confluyen la teoría de la relatividad y la física cuántica, las dos grandes teorías de la física del siglo XX que, pese a los esfuerzos por reconciliarlas, permanecen separadas como agua y aceite. Por estas contribuciones Hawking fue reconocido como uno de los cosmólogos más importantes de su tiempo, por lo que ha recibido –entre otros- el premio Albert Einstein en 1978, el Wolf en 1988, el de Física Fundamental en 2013 o el Fronteras BBVA en 2015.

Pero la fama le llegó, no por sus trabajos de cosmología, sino a partir de la publicación de su libro Breve historia del tiempo en 1988. La obra ha vendido más de 10 millones de ejemplares en el mundo y se ha traducido a 35 idiomas. Permaneció durante 237 semanas –más de cuatro años y medio- en la lista de libros más vendidos del Sunday Times, lo que le valió entrar en el libro Guinness de los Récords.

Tras aquel éxito editorial sin precedentes, Hawking ha publicado una interesante lista de libros de cosmología para el público general en la que destacan El Universo en una cáscara de nuez (2001), la colección de ensayos Agujeros negros y pequeños universos (1992) y la autobiografía Breve historia de mi vida (2014).

Breve historia del tiempo convirtió a Hawking en un personaje enormemente popular. Ciudadanos de todo el mundo se sintieron fascinados por aquella mente brillante que no se había rendido ante la adversidad y que les hablaba de la grandeza del Universo desde una silla de ruedas y a través de un ordenador. Nunca presentó su enfermedad como una limitación sino como una circunstancia a la que se había ido adaptando.

Aunque su actividad científica había menguado en las últimas décadas, y nunca recuperó el nivel de los descubrimientos que hizo entre finales de los 60 y principios de los 80, su trascendencia como personaje público ha ido aumentando con el tiempo. Sus apariciones en episodios de las series Star Trek, The Big Bang Theory y como personaje en Los Simpson, así como el biopic La teoría de todo que fue nominado a cinco oscars en 2014, no han hecho más que aumentar su leyenda.

Sobre la muerte, dijo que “veo el cerebro como un ordenador que dejará de trabajar cuando sus componentes fallen. No hay paraíso ni vida después de la muerte para ordenadores estropeados. Eso es un cuento de hadas para personas que temen a la oscuridad”. Tras la muerte de la persona, sin embargo, el icono sigue vivo como fuente de inspiración.

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