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lunes, 25 de septiembre de 2017

Puerto Rico devastado por el huracán María

Rafael Azul, wsws

Un panorama más claro de los daños masivos en Puerto Rico comenzó a surgir el jueves, un día después que el huracán María golpeó la isla, destruyendo el sistema de energía de sus 3,4 millones de habitantes y dejando un camino de destrucción a través de pequeños pueblos y ciudades y la capital de San Juan. Casas y edificios fueron destruidos, las líneas eléctricas derribadas, y los árboles arrancados de raíz y arrojados por las carreteras. El huracán rasgó una franja de 120 millas a través del territorio colonial estadounidense el miércoles.

La tormenta, que mató a 15 personas en la isla Dominica antes de golpear Puerto Rico, pasó al norte de La Española el jueves, causando inundaciones a lo largo de las costas este y norte de la República Dominicana hasta la frontera con Haití. María se espera que golpee las islas de Turk y Caicos el viernes, revisitando la destrucción en la cadena de pequeñas islas, que recibieron un impacto directo del huracán Irma hace dos semanas.

Las primeras imágenes del daño en Puerto Rico emergieron ayer mostrando el daño masivo causado por los ríos que desbordaron sus cauces. En la ciudad de Guaynabo, al sur de San Juan, los residentes horrorizados hicieron balance de lo que quedaba de sus hogares, muchos sin techos. Las autoridades han pedido a los ciudadanos que busquen un terreno más alto debido a inundaciones masivas. Videos de la tormenta publicados en YouTube y vistos por decenas de miles de personas en todo el mundo, pintan un cuadro de lo que vivieron los residentes a medida que los vientos enfurecieron y las calles y barrios fueron inundados.

Las primeras víctimas en Puerto Rico fueron anunciadas. Ocho personas fueron reportadas ahogadas en la empobrecida localidad de Toa Baja, en la costa norte de San Juan. En la ciudad de Utuado en las Tierras Altas Centrales, tres hermanas han sido confirmadas muertas. Otros cuatro han muerto en Canóvanas Bayamón, y Río Grande en la costa norte y Jayuya en las tierras altas. Estos números son preliminares ya que varias ciudades en el centro de la isla están totalmente aisladas, fuera de contacto.

Marcos Cruz Molina, alcalde de Vega Baja, en la costa norte, al oeste de San Juan, describió los esfuerzos para llegar a las zonas montañosas al sur de esta ciudad de 60.000 habitantes. Las ciudades de Manatí, Florida, Vega Alta, Dorado y Toa Alta están totalmente aisladas de todos los contactos, sin líneas telefónicas ni carreteras limpias.
Esas condiciones existen en las tierras altas, e incluso en algunas de las zonas costeras. Hasta ahora, los esfuerzos de World Socialist Web Site para llegar a sus partidarios en el área de San Juan y la costa sur, vía teléfono celular e Internet han fracasado. Residentes en la isla, así como familiares en los Estados Unidos informan que no ha podido comunicarse con sus seres queridos.

El alcalde Molina informó que su ciudad también ha sido gravemente dañada, incluyendo su propia casa y el Palacio Municipal que “ha sido destruido; sus puertas han sido arrancadas y sus ventanas han sido explotadas”.

El alcalde también mencionó pueblos costeros cercanos—Algarrobo, Puerto Nuevo y Cabo Caribe—donde las mareas elevadas hicieron necesario usar barcos para rescatar a los residentes a raíz del huracán. “Lo que he visto es devastador. Hay casas sin techos, postes de luz y transformadores de energía en el suelo”, dijo. “En Naranjos, ver la ansiedad en los niños y sus padres que han perdido todo, y las personas con dispositivos médicos, es algo que conmueve a todos”. El alcalde también solicitó ayuda para rescatar a los residentes de sus casas inundadas.

Los socorristas hablan de árboles caídos y de inundaciones masivas que bloquean carreteras y calles, evitando el movimiento de camiones y automóviles.

Al igual que en Texas y Florida, el sufrimiento humano causado por el huracán fue exacerbado por la ausencia de un plan de evacuación serio y la falta de recursos públicos. En el caso de Puerto Rico, esto se debe en gran medida al saqueo interminable de activos públicos—por parte de los fondos de cobertura y de los ricos comerciantes de bonos que controlan la enorme deuda de la isla—y a las interminables medidas de austeridad que han exigido.

El gobernador Ricardo Rosselló—un delegado de Clinton a la Convención Nacional Demócrata de 2016—emitió órdenes de evacuación, pero abandonó a la gente para que escapara por sus propios medios. Esto dejó a miles, que son ancianos, enfermos o pobres para defenderse por sí mismos.

La red eléctrica de la isla también ha sido abandonada para podrirse debido a los despidos masivos y al descenso del gasto y del mantenimiento en la propiedad pública de la Autoridad de Energía Eléctrica de Puerto Rico, la cual ha sido blanco de especuladores financieros para su privatización. Las autoridades dicen que puede tomar meses restaurar la energía en algunas áreas de la isla.

Medidas salvajes de austeridad, destinadas a canalizar más dinero a los inversionistas, también han devastado la isla, la cual tiene una tasa de pobreza oficial de 44 por ciento.

Hace ochenta y nueve años, el huracán San Felipe II, igualmente devastador como el huracán María, arrasó Puerto Rico con una ola de destrucción. La isla empobrecida, justo antes de la Gran Depresión, sufrió inundaciones, muerte y destrucción. El compositor Rafael Hernández fijó en la memoria colectiva este evento catastrófico con su canción “Lamento Borincano”, lo cual atrajo la atención de todo el mundo a la tragedia que encaró esta supuesta isla paradisíaca.

Esta vez, un Puerto Rico mucho más urbano e industrializado se enfrenta a la destrucción causada por el huracán María en medio de otra catástrofe económica. El huracán ha revelado la subyacente desigualdad social y la opresión que aún existen juntas en las poblaciones empobrecidas del centro de Puerto Rico y que ahora esperan aisladas del resto de la isla, así como también en otras ciudades.

Después de sufrir mil millones de dólares en daños causados por el huracán Irma, estimaciones iniciales dicen que el daño causado por el huracán María agregará por lo menos treinta mil millones más.

La Junta de Supervisión de Puerto Rico, la entidad federal designada para reestructurar la deuda de 70 mil millones de dólares de la isla y satisfacer las demandas de sus acreedores de Wall Street, anunció el jueves que aprobará las reasignaciones de fondos que se canalizan a los fondos de cobertura “hasta a un monto total de mil millones de dólares” a la luz de la devastación de la isla. Esto representa una caída similar en relación con el gasto masivo que se necesitaría para reponer condiciones habitables de vida a los tres millones y medio de personas de Puerto Rico.

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