Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada
¿Asistimos a la muerte de los insulsos Foros Económicos de Davos y su misántropo globalismo financierista –que colisiona con la anhelada universalidad–, mientras regresamos al modelo del orden de Westfalia de 1648, donde se asientan las soberanías y sus nacionalismos? La relevante Conferencia de Seguridad de Múnich (CSM), en vísperas de su reunión anual, publicó el Reporte 2017, ¿post-verdad, post-occidente, post-orden? (https://goo.gl/9ecVde).
Deutsche Welle comenta el reporte de la era post-occidental que exhibe un “frágil orden mundial (https://goo.gl/IzrBxi)” debido a que el ascenso del populismo (sic) amenaza el orden internacional que vive un momento antineoliberal a escala global cuando el repliegue de EEUU en el escenario mundial puede permitir que otros tomen ventaja del vacío de poder.
En efecto: Rusia ya resucitó entre los muertos, China se consolida imperturbablemente, mientras se desfonda la Unión Europea (UE) y EEUU padece su decadencia doblemente implosiva y explosiva.
Wolfgang Ischenger, anterior embajador alemán en EEUU y presidente de la CSM, afirmó que existe mayor inestabilidad global desde el fin de la Segunda Guerra Mundial cuando algunos de los pilares más fundamentales de Occidente y del orden internacional liberal (sic) se han debilitado.
Ischenger alega que el mundo se encuentra al borde de una era post-occidental, en la que los actores no-occidentales configuran los asuntos internacionales, en paralelo o aun en detrimento del andamiaje multilateral que ha formado el fundamento del orden liberal internacional desde 1945. Y pregunta: ¿Estamos entrando en un post-orden mundial?
Ischenger fue más explícito durante sus entrevistas y declaró al cotidiano berlinés Tagesspiegel que desgraciadamente EEUU no tiene ningún valor como ninguna personalidad simbólica de la moral (sic) política de Occidente. Europa debe llenar el vacío que se derive y asumir más responsabilidades de liderazgo.
Alemania se queda huérfana cuando falta ver el resultado de tres elecciones en Holanda, Francia y Alemania que decidirán el destino de la UE, donde Nigel Farage –promotor del Brexit y aliado de Donald Trump– predice que imitarán el populismo anglosajón nor-atlántico.
El reporte 2017 de la CSM señala que Trump en su toma de posesión no mencionó democracia, libertad o derechos humanos y, en contrapunto, ha promovido un trascendental requilibrio del orden global mediante una miríada de maniobras (sic) políticas, incluyendo esquivar tradiciones diplomáticas arraigadas, con su crítica insidiosa (sic) de los aliados tradicionales de EEUU y la prohibición al visado de ciudadanos de siete países islámicos.
El reporte aborda la característica de un ambiente político de post-verdad (sic) creado por una base interconectada de votantes que refleja la desinformación (sic) y su habilidad para influir en las estructuras políticas y socavar las narrativas de los medios tradicionales, lo que en su conjunto tiene repercusiones consecuentes en seguridad. Desde hace mucho que Occidente (whatever that means) vive de sus fake news para promover sus guerras (v.gr inexistentes armas de destrucción masiva en Irak), las cuales se han acentuado en su ambiente de caos doméstico/global.
El reporte aduce que, más allá de la existencia de la OTAN en su presente formato o del renegar de las alianzas tradicionales por unas nuevas, el presente estado de los asuntos ha movido la dinámica global y regional entre los países. Ulrich Rippert, del portal WSWS, interpreta que la CSM se caracterizó por su atmósfera bélica y de propaganda a favor del rearme, lo cual ilustra con la opinión militarista de varios medios alemanes (https://goo.gl/gecJjv).
Die Zeit pregunta si ¿la UE requiere la bomba (nuclear)? y lamenta que la Bundeswehr (el ejército alemán) no pueda disponer libremente de las armas nucleares de EEUU estacionadas en Alemania, por lo que algunos países europeos podrían optar por su propia disuasión nuclear, independiente de EEUU.
Cuando la UE ya perdió el paraguas nuclear de Gran Bretaña, lo cual puede ser imitado por Francia –las únicas dos potencias europeas nucleares–, Die Zeit critica que los alemanes olvidaron cómo pensar en términos nucleares.
Jan Techau, director del Foro Richard C. Holbrooke de la Academia Estadounidense de Berlín, comenta que los asuntos militares constituyen la disciplina suprema (sic) de la política extranjera por lo que Alemania, carente de armamento nuclear, será confrontada a una política extranjera de desafíos en seguridad que el país no se atreve a imaginar hoy en sus peores pesadillas y agrega que el periodo de una nueva incertidumbre estratégica en Europa obliga a implicarse militarmente.
En la CSM, el vicepresidente Mike Pence, evangelista más acendrado que el mismo Trump, intentó calmar la angustia de los europeos y afirmó el compromiso de EEUU con la OTAN en su confrontación con una Rusia más asertiva. Se permea que la brutal defenestración de Michael Flynn, asesor de Seguridad Nacional, ha enfriado las relaciones entre EEUU y Rusia (https://goo.gl/0NQiYo).
El canciller ruso Sergei Lavrov replicó a Pence: exhortó finiquitar el orden mundial dominado por Occidente y señaló que Moscú deseaba establecer una relación pragmática con respeto mutuo y el conocimiento de las responsabilidades para la responsabilidad global con EEUU (https://goo.gl/YzhWvj).
Lavrov desechó a la OTAN como reliquia de la guerra fría y expresó su esperanza de que el mundo “escogerá un orden mundial democrático (sic) –un orden post-occidental– en el que cada país sea definido por su soberanía”. Agregó que EEUU y Rusia nunca han estado en conflicto directo (¡supersic!), haciendo notar que eran cercanos vecinos a lo largo del estrecho de Bering. ¿Habrá insinuado el canciller ruso que EEUU se encuentra a muy corta distancia de los letales misiles interbalísticos nucleares de Rusia?
Ahora que escaló la tensión entre EEUU y China, antes de que un Trump deslactosado regresara a la realidad geopolítica y optara por la política de “una sola China (https://goo.gl/gTxCZQ)”, Pekín colocó sus misiles en la frontera con Rusia situada en la parte más cercana a EEUU.
Lavrov afirmó que deseaba vislumbrar un espacio común de relaciones de buena vecindad de Vancouver a Vladivostok.
A propósito, Sergei Shoigú, ministro de Defensa ruso, afirmó que “los intentos de Occidente por frenar el nuevo orden mundial conducen hacia la anarquía (https://goo.gl/VhZNrM)” y alertó que tales acciones podrían desencadenar el uso de fuerza militar (sic) como instrumento principal para la solución de problemas cuando las relaciones entre los países se vuelven más tensas en medio del incremento de la lucha por los recursos y el control de las rutas de transporte.
El mundo se encuentra en una clásica fase de transición que proviene del viejo orden Occidental anglosajón, que no fenece completamente, y se encamina al nuevo orden post-occidental que es ya tripolar entre EEUU/Rusia/China, lo cual admite a regañadientes el geoestratega más rusófobo del mundo: Brzezinski (https://goo.gl/JDSJ1s).
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