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jueves, 29 de septiembre de 2016

La crisis de los partidos socialdemócratas europeos


Vicenç Navarro, Público

En la gran mayoría de los países europeos, los partidos socialdemócratas han ido perdiendo no solo apoyo electoral, sino también militancia. El caso más conocido ha sido el experimentado por el Partido Socialdemócrata de Alemania (el SPD), que pasó de ser de los que contaba con más militantes en los años sesenta y setenta, a ser un partido claramente en vías de ser minoritario. Las famosas reformas llevadas a cabo por el Canciller Shcröder (la Agenda 2010) causaron un gran bajón en el apoyo electoral y número de la militancia. En realidad, en todos los países europeos, incluyendo en España, el voto y la militancia de estos partidos han ido descendiendo.

El Partido Laborista del Reino Unido, sin embargo, se presentaba como una excepción. La adaptación del laborismo al liberalismo, abandonando principios básicos de la socialdemocracia, había sido la supuesta causa de que fuera –así se decía- el único partido de esta familia política que había permanecido en el poder durante mucho tiempo (1997-2010). De ahí que la Tercera Vía, iniciada por el Tony Blair, el cual se inspiró en el cambio en EEUU dentro del Partido Demócrata, ocurrido durante la Administración del Presidente Clinton, como mostré en un artículo anterior (“La crisis de la socialdemocracia en Europa”, 18.06.10), se presentara como el ejemplo a seguir. Sus políticas incluían los elementos esenciales del liberalismo (heredados de Margareth Thatcher, que definió a Blair como uno de sus mejores alumnos), yendo incluso más allá que la administración del Partido Conservador, como en el caso del otorgamiento de plena independencia al Banco de Inglaterra, desregulando el capital financiero y convirtiendo la City en el mayor centro de capital especulativo en el mundo. El tamaño de tal sector como porcentaje del PIB se disparó, llegando a alcanzar un 20%, y ello acompañado de un gran descenso del sector industrial y una gran desregulación del mercado de trabajo, con un considerable descenso de los salarios.

La Tercera Vía fue un fracaso electoral

Estas políticas fueron muy impopulares, lo que explica el gran descenso electoral del Partido Laborista. Pasó de conseguir el 33% del electorado en 1997, a un 25% en 2001 y a un 22% en 2005. Si el sistema electoral británico hubiese sido proporcional, el Partido Laborista hubiera perdido la mayoría que tenía en el Parlamento ya en la segunda convocatoria electoral (desde que ganó la primera vez en 1997). El hecho de que mantuviera su mayoría parlamentaria no se debió a su éxito, acierto o popularidad (inexistente), sino a un sistema electoral escasamente proporcional y a la gran crisis del Partido Conservador. Si no hubiera sido por estos factores, el fracaso de la Tercera Vía hubiera aparecido con toda intensidad. Este deterioro continuó cuando los gobiernos Blair y Brown fueron sucedidos por una nueva dirección del Partido Laborista que, ya en la oposición, no cambió su rumbo.

¿Qué está pasando hoy en el Partido Laborista en el Reino Unido?

Esta situación está cambiando como resultado de la inesperada elección de Jeremy Corbyn como dirigente del partido, en contra de la oposición del aparato y del grupo parlamentario del partido, pero con el apoyo de las bases y de la militancia, cuyo número ha aumentado enormemente, convirtiéndose en el partido socialdemócrata más grande de Europa. Y hace solo unos días, el intento del aparato y del grupo parlamentario de deshacerse de él ha fracasado, abriéndose una nueva etapa en el laborismo británico, cuyas propuestas de cambio están movilizando a grandes sectores de la población (sobre todo entre la juventud).

¿Qué pasa en el PSOE en España?

Ni que decir tiene que la situación en España es muy diferente a la del Reino Unido. Y Pedro Sánchez no es Jeremy Corbyn. Pero, habiendo dicho esto, el caso es que estamos viendo un conflicto entre el Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez, y las bases y militancia de tal partido, por un lado, y el aparato del partido y gran parte de los barones que lo controlan, por el otro. La resolución de este conflicto tendrá un impacto muy notable en el panorama político del país y en la posibilidad de establecer una alternativa al gobierno del PP dirigido por Mariano Rajoy. Era predecible (como he estado indicando en mis artículos recientes) que habría una gran animosidad del aparato del PSOE hacia el establecimiento de una alianza con Unidos Podemos, considerado por tal aparato como el adversario (algunos dirían enemigo) nº 1 del PSOE. La coalición Unidos Podemos representa una amenaza al bipartidismo y a los establishments financieros, económicos y mediáticos que rigen y gobiernan España, y de los cuales tal aparato del PSOE pasó a formar parte.

En realidad, la complicidad y maridaje entre el poder financiero y económico por un lado, y el aparato del PSOE por el otro (maridaje que se da también en la gran mayoría de los partidos socialdemócratas europeos) es la causa de su gran descenso electoral y pérdida de militancia. Este descenso se acentúa incluso más a partir del inicio de la Gran Recesión, cuando la respuesta del gobierno Zapatero a dicha crisis fue semejante a la que dieron también los partidos liberales y conservadores; sus políticas de austeridad y reformas laborales que determinaron un descenso salarial, fueron determinantes para la reculada tan marcada del PSOE. Esta reculada fue incluso mayor en el norte y en la periferia de España (y muy en particular en Catalunya, el País Vasco y Galicia), debido al estancamiento del PSOE en una visión uninacional de esta, hostil al reconocimiento de su plurinacionalidad. De ahí su agresividad hacia Unidos Podemos y sus confluencias, así como hacia los partidos nacionalistas catalanes y vascos, que debido a las intolerancias y rigideces del Estado central se han ido convirtiendo en secesionistas.

La ausencia de autocrítica en el PSOE

Lo que encuentro sorprendente es la falta de autocrítica que ha tenido el aparato del PSOE. Es fácil de ver las causas de su descenso electoral, y a pesar de ello, este aparato no ha hecho un análisis público que incluya una crítica de sus políticas económicas y sociales. En realidad, ha censurado y vetado tal análisis, como tuve la oportunidad de experimentar en mi colaboración con la revista Sistema, que en teoría estaba abierta a todas las sensibilidades de izquierdas, pero que cuando intenté publicar un artículo criticando la falta de sensibilidad del PSOE hacia la visión plurinacional de España y otro resaltando la falta de autocrítica del PSOE, me fueron vetados dichos artículos, causando el fin de mi colaboración con esta revista.

Las causas del impasse político en la presente situación

La imposibilidad de resolver el impasse político de la vida política española se basa precisamente en la oposición de la estructura del poder que domina el Estado español a romper con el neoliberalismo (caracterizado por recortes en los derechos sociales, laborales y políticos, y por la reformas que han deteriorado el mercado laboral), y a redefinir dicho Estado como un Estado plurinacional. Hay que ser conscientes de que el Estado democrático iniciado con la transición, no representó una ruptura con el Estado anterior, pues continuó reproduciéndose en amplios sectores de este Estado la cultura franquista, que incluye un nacionalismo españolista muy exacerbado en el que, bajo el lema de salvar “la unidad de España”, se defienden los beneficios originados por la perpetuación del maridaje entre el poder financiero y económico, y el poder político.

Es este temor al cambio lo que origina este impasse. Lo dijo claramente el Ministro del Interior, el Sr. Fernández Díaz, cuando se quejó de que lo que ocurre en España es que ellos –sus adversarios- no quieren aceptar que perdieron la Guerra Civil. No podía decirse con mayor claridad. La novedad es que a esta alianza de poderes heredados de la dictadura se le suman ahora sectores del aparato del PSOE. Es un signo esperanzador que las bases y los militantes de tal partido (a los cuales se les quiere negar el derecho a decidir sobre su futuro) se estén rebelando y que deseen una alianza con fuerzas emergentes auténticamente transformadoras que deseen recuperar la España que la actual derrotó. Es urgente e importante que todas las fuerzas progresistas apoyen esta rebelión, pues su derrota, dentro del PSOE, facilitará la continuidad de Rajoy y los ahora sus aliados, el PSOE socioliberal y Ciudadanos.

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