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lunes, 30 de mayo de 2016

Contradicciones nucleares de Obama: va a Hiroshima y elude Nagasaki

Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada

Una de las características de la personalidad múltiple del presidente saliente Obama es su conducta contradictoria en general, y que resalta en el delicado tema nuclear, en particular.

Obama arribó a la Casa Blanca con las óptimas expectativas para resolver la grave crisis financiera de 2008 que heredó de su antecesor, y acabó arrojándose a las fauces de los lobos de Wall Street, a quienes rescató, en detrimento de los ahorros de la mayoría afectada de los ciudadanos, lo cual ha detonado estruendosamente en la revuelta en las atípicas primarias presidenciales.

De todos sus discursos, supuestamente amigables al Islam, desde Turquía hasta Egipto, sólo quedan cenizas y un Medio Oriente pulverizado.

El mundo que lega Obama es de un caos global, con intensas provocaciones a sus competidores Rusia y China, y que quizás estuvo al borde de desatar una tercera guerra termonuclear, como señaló el año pasado en Sarajevo el papa jesuita argentino Francisco, quien opera en sentido contrario al papa polaco rusófobo Juan Pablo II, gran aliado de los halcones de Washington.

El Papa jesuita ha optado por asombrosos acercamientos, en el sentido del Diálogo de Civilizaciones –que colisiona con el Choque de Civilizaciones huntingtoniano de los neoconservadores straussianos adictos a la guerra permanente– con el patriarca ruso Kiril de la Iglesia ortodoxa (http://goo.gl/IYeZS7) y la máxima autoridad del Islam sunnita, el Gran Imán de la mezquita Al-Azhar (http://goo.gl/6n0rBB).

Fui de los primeros equivocados en festejar el Premio Nobel de la Paz –inmerecido en retrospectiva; hoy se puede afirmar en forma categórica– que le otorgaron a Obama en forma prospectiva por su plausible aspiración a un mundo libre de armas nucleares.

¿Es Obama –quizás un Gorbachov ruso?– un presidente cándido, controlado por la maquinaria bélica de Wall Street, que busca más guerras con el fin de maximizar sus ganancias bursátiles?

¿O es un personaje falso y perverso de doble cara, muy dado a asestar puñaladas traperas, como se ha visto en sus relaciones tormentosas con los mandatarios de Rusia y China?

Es probable que la personalidad múltiple de Obama –un hombre muy inteligente, sin duda– se mueva a conveniencia, dadas las circunstancias, entre sus dos polos extremos que exhiben su conducta contradictoria.

Una suprema contradicción sicalíptica es que Obama ha programado dilapidar Un Billón de dólares para optimizar su arsenal nuclear, mientras evoca su hipócrita abolición (http://goo.gl/QhwquR).

No es sencillo gobernar la decadencia de EEUU, que requiere de gran pericia de maniobra cuando operan en forma simultánea los repliegues reales y los avances ficticios para no dejar vacíos geoestratégicos que empiezan a ser colmados por sus dos nuevos competidores, a quienes no se cansa de humillar: Rusia, que resucitó entre los muertos en la fase del zar Vlady Putin, y China, en la fase del ascenso irresistible del mandarín Xi.

El summum error geoestratégico de Obama fue haber acelerado la asociación estratégica entre Rusia y China, en contraste con la ruptura que propició Nixon entre los otrora dos aliados comunistas, en la década de los 70 del siglo pasado.

En forma sincrónica al despliegue de su ominoso escudo misilístico, diseñado para asfixiar a Rusia –desde Rumania, pasando por los países Bálticos hasta Polonia–, susceptible de incendiar a Europa, Obama realizó una visita histórica a Hiroshima: la primera de un presidente estadunidense después de 71 años del martirio nuclear, no muy lejos del Mar del sur de China, punto candente del planeta.

La misma semana de su gira al este de Asia, desde Vietnam a Japón, afloraron todas las flagrantes contradicciones, quizá deliberadas, de Obama, quien maneja garrote y zanahoria al mismo tiempo con sus dos manos, lo cual ha contribuido al caos global que ha fomentado cuando es el mejor informado de la ineluctable decadencia de EEUU.

Garrote de Obama en Vietnam, donde levanta el embargo de armas letales con el fin de contener a China y, tres días más tarde, zanahoria en Hiroshima, donde, mediante su poco creíble retórica seductora, insta a una revolución moral (sic) para abolir las armas nucleares (http://goo.gl/q35pWW).

Su discurso fue impecable, con antelación a su dureza contra Rusia y China que exhibió durante la cumbre del G-7 en Japón.

Más allá de su eviscerada retórica, cada vez menos seductora cuando se contrasta con los hechos, Obama cometió dos errores también históricos: 1. No pidió perdón por las víctimas y 2. Despreció a las víctimas de Nagasaki (74 mil muertos instantáneos), que eludió.

Tampoco Japón ha pedido perdón por sus atrocidades en Asia, en particular, en Nanjin (http://goo.gl/ALDgjn).

La visita de Obama a Hiroshima (140 mil muertos y 100 mil heridos de gravedad) fue necesaria, pero insuficiente, que ya desató la furia de las arpías del partido Republicano, del calado de Sarah Palin.

EEUU es el único país que ha lanzado dos bombas nucleares, específicamente sobre las ciudades mártires de Hiroshima y Nagasaki, lo cual fue innecesario porque el belicoso Japón imperial estaba a punto de rendirse seis días más tarde.

Conozco Hiroshima –donde participé como miembro del cuerpo de gobierno de IPPNW (Premio Nobel de la Paz 1985) a su congreso anual– y Nagasaki, la Roma de Japón, cuyo drama siempre me ha intrigado (http://goo.gl/Ga00cG).

Nagasaki, relevante ciudad católica de Japón, fue seleccionada de última hora debido al mal tiempo de Kokura, la otra ciudad programada para ser destruida que se salvó in extremis.

¿Por qué la crueldad de haber lanzado otra bomba nuclear, ésta más letal, de plutonio, el 9 de agosto en Nagasaki, tres días después de la bomba de uranio-235 de Hiroshima?

Los católicos de Nagasaki no entendieron la razón por la cual EEUU, superpotencia que alardea valores cristianos, aniquilaba a sus correligionarios.

Según archivos desclasificados por Gar Alperovitz, en su libro demoledor de falsedades, La decisión de usar la bomba atómica y la arquitectura del mito estadunidense (http://goo.gl/ITE9sE), Truman ordenó el doble lanzamiento nuclear para impedir la revancha de la Rusia zarista (derrotada en 1905), ya entonces como URSS, que se disponía a invadir Japón el 9 de agosto.

De acuerdo con la verdad histórica de EEUU y su propaganda muy bien aceitada, que siempre tiene a la mano una justificación para sus execrables crímenes de guerra, en ese entonces adujo que el doble lanzamiento nuclear fue para acortar la guerra y reducir el número de víctimas.

¿Se aniquiló innecesariamente a 214 mil japoneses en Hiroshima y Nagasaki para reducir un mayor número ulterior de muertos? ¡Vaya distorsión necrófila!

¿Cómo puede EEUU perorar, sin agotarse, sobre su triada perfecta de derechos humanos/democracia/libertad, después de Hiroshima y Nagasaki?

EEUU no podrá enarbolar los valores de la civilización hasta que se reconcilie con su conciencia nacional y con el resto del mundo, al que le debe una explicación sobre el lanzamiento innecesario de sus bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki y que parece haber olvidado el presente régimen nipón del pugnaz primer Shinzo Abe.

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