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miércoles, 10 de febrero de 2016

Los bancos centrales han hecho a los ricos mucho más ricos

Vicente Nieves, El Economista

La experiencia del Reino Unido y de EEUU prueba con claridad que las políticas monetarias no convencionales implementadas tras la crisis han ayudado a hacer más ricos a los que ya eran ricos. La intensidad con la que los activos financieros han subido de precio, la dispersión salarial y el precio de la vivienda son algunos de los motivos que han ayudado a incrementar la desigualdad de la riqueza.

Tal y como señala el departamento de investigación de Standard & Poor's en un informe titulado QE and economic inequality: the UK experience, las políticas no convencionales han tenido consecuencias no deseadas. Y es que entre los efectos secundarios del 'Quantitative Easing' sin duda destaca el fuerte incremento de la desigualdad de ingresos y de riqueza entre los más ricos y los más pobres.

Durante los últimos años, la creación de empleo en el Reino Unido ha sido intensa, lo que se supone que podría ayudar a reducir la desigualdad de ingresos. Sin embargo, durante la recuperación económica se ha producido una mayor dispersión salarial y una mayor creación de empleo a tiempo parcial en los grupos de la sociedad más desfavorecidos. Es decir, se han creado miles de puestos de trabajo con salarios muy inferiores al salario medio.

Aunque esta compleja situación del mercado laboral británica se debe más al marco laboral del país que a los bancos centrales, "sí creemos que las medidas implementadas por el Banco de Inglaterra (BoE) han tenido un impacto directo sobre la desigualdad a través de dos canales".

El primero de estos canales tiene que ver "con el incremento de los precios de los activos financieros, cuyos tenedores son los estratos más ricos de la sociedad. La desigualdad de la riqueza en el Reino Unido se ha incrementado después de la última crisis". El 10% más rico del Reino Unido ha pasado de tener en 2008 el 56% de la riqueza al 65% en 2014".

Por otro lado, el segundo canal ha sido el del mercado inmobiliario. Los bajos tipos de interés han ayudado que la demanda de vivienda siga superando a la oferta y, por ende, los precios han seguido subiendo a un ritmo mucho más alto que el crecimiento de los ingresos, convirtiendo la vivienda en un bien casi inaccesible para una parte de la población.

"Como resultado, la desigualdad relacionada con la riqueza inmobiliaria neta se ha incrementado desde el comienzo de la crisis. Además, las rentas más elevadas se han beneficiado de unos intereses más bajos en las hipotecas... Todo ello supone desde nuestro punto de vista un motivo de preocupación, puesto que un mayor grado de desigualdad económica puede erosionar el crecimiento económico a largo plazo", sentencia el informe de la agencia de calificación.

Cuando estas políticas no convencionales se comenzaron a a aplicar, algunos expertos aseguraron que desembocarían en mayor desigualdad. El que fuera presidente de la OCDE y del Banco Internacional de Pagos, William White, explicó en 2013 que la ultra-expansiva política monetaria que estaban llevando a cabo los bancos centrales "iba a provocar un crecimiento desmedido del precio de los activos, especialmente los bonos", además de impedir un desapalancamiento sano del sector privado y público.

"Desde 2007, los bancos centrales han puesto en marcha unas medidas que buscan directamente incrementar la demanda agregada sin tener en cuenta las consecuencias a largo plazo", señaló William White en Independent.

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