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martes, 5 de enero de 2016

Mercados caen como castillo de naipes por desaceleración y estancamiento global


El peor inicio de año para las bolsas de todo el mundo> no hace más que dar cuenta de los duros desafíos económicos que estarán presentes en este 2016, de volatilidades y turbulencias que tienen a los mercados en modo pánico. El año comenzó con el desplome bursátil en China y fue seguido por Japón, Korea del Sur, Hong Kong, Europa, Estados Unidos y América Latina. El estornudo de la bolsa de Shanghai contagió al resto del mundo demostrando que el nerviosismo de los mercados está para quedarse. Esta nueva fase de la crisis iniciada a mediados del año pasado con el desplome de China se intensifica. Lo que estamos viendo es la implosión de todas las burbujas que se hincharon como parte de los excesos financieros sin precedente en el período de la euforia y el descontrol. A medida que los riesgos han comenzado a hacerse visibles y que el estancamiento se consolida, el pánico se apodera de los mercados.

Este esquema básico a lo Dorian Gray que parecía ofrecer la eterna juventud, es el responsable de la euforia permanente que hinchaba burbujas y elevaba el valor de los activos. La nueva realidad deflacionaria instalada en 2015 está poniendo en suspenso los pilares fundacionales del modelo capitalista. El nerviosismo reseñado en marzo del año pasado en ¿Qué encenderá la chispa de la próxima crisis financiera?, se ha acrecentado con la irrupción de potenciales aristas de choque: desde las acciones del Estado Islámico a las de Arabia Saudita, pasando por el desplome de las materias primas, la desaceleración China o el hundimiento del petróleo.

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