El colapso del precio del petróleo "tendrá consecuencias profundas en todo el mundo, con el potencial de desestabilizar regímenes, rehacer regiones y alterar la economía mundial de manera imprevista y duradera", vaticina la revista Politico Magazine, que ha preguntado a un grupo de destacados expertos en energía, economía y geopolítica sobre las posibles consecuencias inesperadas de la crisis petrolera.
"La caída del precio del petróleo será uno de los temas fundamentales de 2016, y probablemente más allá", opina John McLaughlin, de la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados Paul H. Nitze (de la Universidad Johns Hopkins, en EEUU). Según el experto, la crisis en el mercado petrolero tendrá consecuencias políticas, sobre todo en los países "que han invertido miles de millones en programas sociales y subsidios para desalentar protestas como las de la primavera árabe", en primer lugar, en el golfo Pérsico.
Ian Bremmer, presidente del Eurasia Group, sostiene que "geopolíticamente, el impacto de los bajos precios del petróleo se concentra en Oriente Medio, donde las estructuras políticas son frágiles y se basan en el patrocinio apoyado en el petróleo". "¿Qué mantendrá unidos a estos países y a aquellos que dependen de su apoyo cuando el dinero del petróleo se acabe?" se pregunta Bremmer.
En opinión de Gal Luft, codirector del Instituto de Análisis de la Seguridad Global, "la situación actual en el mercado del petróleo contiene las semillas de lo que podría convertirse en la madre de todas las crisis del petróleo". Si no intentamos "abrir el sector del transporte a los combustibles a base de recursos distintos del petróleo, la fiesta terminará con una fuerte resaca".
Para T. Boone Pickens, presidente y consejero delegado de BP Capital y el arquitecto del Plan Pickens, un plan de energía para EEUU. no importa si el precio del petróleo baja hasta 29 o 27 dólares por barril. Lo que importa es que, por primera vez en medio siglo, miremos más allá del horizonte y hagamos planes para el día en que los suministros comiencen a escasear, cuando las economías comiencen a recuperarse y cuando los precios del petróleo comiencen a subir. "Ahora es el momento de que los candidatos presidenciales nos digan qué pretenden hacer cuando los precios del petróleo vuelvan a subir, probablemente muy rápido", agrega el experto para concluir que "siempre es bueno tener un plan".
Dan Esty, profesor de la Universidad de Yale, recomienda no hacer caso cuando alguien dice que el petróleo barato es "un golpe mortal para la energía limpia", ya que esta conclusión "refleja una visión demasiado limitada del mundo". La caída del precio del petróleo será uno de los temas fundamentales de 2016, y probablemente más allá. Según Esty, mientras que un bajo precio del petróleo "eleva el nivel de lo que es necesario para hacer rentable un proyecto de energía renovable en los próximos años, el Acuerdo 12 2015 de París sobre el cambio climático ofrece una señal compensatoria a los mercados de la energía limpia, prometiendo un aumento espectacular de la demanda de energía limpia en las próximas décadas".
"De hecho, la probable caída a corto plazo de los costos del combustible fósil puede ayudar a fortalecer las perspectivas a largo plazo de la energía alternativa", asegura el experto detallando que, "si los desarrolladores de energía eólica, solar y otros proyectos de energía alternativa se ven obligados a reducir los costos, sus tecnologías serán más competitivas en costos con el tiempo".
John Deutch, profesor emérito del Instituto de Tecnología de Massachusetts, cree que "los bajos precios del petróleo y del gas son buenos para los consumidores estadounidenses y la política exterior de EE.UU.", aunque también supondrán inconvenientes, como el aumento del consumo de combustibles fósiles emisores de carbono, menores ganancias para las compañías petroleras privadas, grandes desafíos para las empresas que buscan introducir tecnologías de energía limpia y dificultades económicas para los principales poseedores de recursos.
"Los precios bajos son un catalizador para el aumento de los conflictos mundiales", advierte Terry Lynn Karl, autor y profesor de ciencias políticas en la Universidad de Stanford. En su opinión, no importa si los precios del petróleo se mantienen demasiado bajos o de repente suben, "la propia volatilidad afecta peligrosamente tanto a los ganadores como a los perdedores, desestabiliza las economías y sistemas políticos y alienta las guerras", lo cual, según el experto, es "una razón de peso para buscar nuevas fuentes de energía, si es que el cambio climático no es una razón suficiente por sí solo".
El autor, periodista y académico estadounidense Stephen Kinzer ve en la caída del precio del petróleo una oportunidad para que EEUU cambie su política exterior. "Durante décadas hemos tenido que adoptarnos a las agendas de política exterior de los jeques del golfo Pérsico porque necesitábamos su petróleo y su apoyo en nuestra confrontación con la Unión Soviética", lamenta el periodista, que considera que "este es un momento ideal para que EEUU dé forma a una agenda propia en Oriente Medio, que refleje nuestras propias necesidades de seguridad en lugar de las de nuestros socios".
Según Dennis Ross, del Instituto Washington de Políticas para Oriente Próximo, los bajos precios del petróleo podrían provocar un mayor acercamiento entre Rusia e Irán, que "trabajarían en equipo" para aplicar presión sobre los sauditas. A su vez, los sauditas apostarían por la "preservación de sus estrechos vínculos con EEUU". "Aunque los sauditas no tienen mucha confianza en el Gobierno de Obama, no van a dejar que sus lazos con nosotros disminuyan", señala Ross.
A juicio de Robert N. Stavins, profesor de negocios y gobierno de la Universidad de Harvard y director del Programa de Economía Ambiental de Harvard, la ventaja de estos cambios en los mercados de petróleo es que "son inequívocamente buenos para el bienestar mundial", ya que los consumidores "verán un aumento de los ingresos disponibles".
"Lo que está hundiendo los precios del petróleo es la negativa lógica de Arabia Saudita a renunciar a su cuota de mercado", puntualiza Amory B. Lovins, cofundador y director científico del Rocky Mountain Institute (RMI). Mientras tanto, prosigue, los exportadores de petróleo que sufren a causa de los bajos precios no solo incluyen a "los espectadores, como Nigeria y Venezuela", sino también a países más poderosos como Irán y Rusia. "El juego es cada vez más peligroso, no solo para los sauditas, sino para el mundo entero", asevera el analista.
Hal Harvey, director general de la empresa Energy Innovation, opina que es posible que el "pico del petróleo" ya haya ocurrido. "Ha sucedido con el carbón y puede que el petróleo sea el siguiente", agrega.
"Para Irán, los bajos precios del petróleo significan que cualquier impulso económico después del fin de las sanciones será mucho menor de lo esperado", asegura Elliott Abrams, miembro del centro analítico Council on Foreign Relations (Consejo de Relaciones Exteriores). "Esperen una mayor represión en Irán en 2016 y 2017", asevera Abrams.
"Los responsables políticos tienen que adaptarse a los bajos precios del petróleo", señala Sarah Ladislaw, directora del Programa de Seguridad Nacional y de Energía del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. No obstante, hace hincapié en que "los mercados del petróleo son cíclicos, y el ambiente de hoy no va a durar para siempre", por lo que los países y las empresas deben intentar actuar pensando en el futuro, cuando los precios del petróleo se recuperen.
Según Seth Kleinman, jefe de investigación europea de la energía en Citigroup, "el lado oscuro de los bajos precios del petróleo está empezando a manifestarse tanto en casa como en el extranjero".
"A nivel internacional, los bajos precios del petróleo están causando estragos en las naciones exportadoras de materias primas", y también en los exportadores de productos manufacturados como China, lamenta el experto, que advierte que "el comercio mundial se marchita".
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