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jueves, 7 de enero de 2016

Caos financiero arrastra al mundo a frenética guerra de divisas

Este lunes (4 de enero) el índice chino CSI 300 estrenó el 2016 desplomándose un 7%, viéndose obligado a cerrar antes de tiempo sus bolsas y a su vez contagiando a los principales índices mundiales, que cerraron al final de la jornada con caídas comprendidas entre el 2% y el 5%, como informa el diario digital El Confidencial. La fuerte caída del CSI eclipsó la del yuan chino, que perdió un 0,6% de su valor respecto al dólar estadounidense que, aunque no parece mucho en comparación con el 7% de la bolsa china, lo cierto es que es la mayor depreciación de la divisa en un solo día desde que Pekín la devaluó un 3% frente al dólar en agosto del 2015. Desde entonces, el yuan ha perdido un 5% de su valor contra la moneda estadounidense, alcanzando su cambio más bajo desde 2011, hasta 6,533 unidades por dólar.

Tras estos acontecimientos, la sensación es que esta tendencia vaya a más y se produzca un efecto dominó que amenace la estabilidad económica mundial iniciando una nueva guerra de divisas, o devaluación competitiva. La depreciación del yuan tiene suficiente trascendencia como para contagiar a otros países con divisas emergentes, como Rusia o Brasil, para que sigan los mismos pasos y estimulen el debilitamiento de sus divisas en pos de preservar su competitividad. Una de las consecuencias de esta caída fue que el dólar apreció su valor cerca de un 2% contra el real brasileño y un 0,9% contra el rublo ruso. Este avance de la moneda estadounidense le ha permitido permanecer en la zona de máximos históricos frente a la moneda rusa, por encima de los 73 rublos por dólar.

Un efecto secundario del debilitamiento del yuan podría incitar a prolongar las presiones deflacionistas que se siguen sintiendo en EEUU y Europa, además de dar argumentos a las políticas monetarias expansivas occidentales como consecuencia de la exportación de productos a bajo precio al resto del mundo. De esta forma China también puede condicionar las futuras decisiones de los bancos centrales. A esto se suma la importancia de los movimientos y fuga de capitales que se registren tanto en China como en Rusia o Brasil, entre otros mercados emergentes. Cuanto más capital salga de estos países, el valor de sus monedas se depreciará más y más, a menos que estos consuman más aún sus reservas o actúen para defenderlas, elevando las tasas de interés. Aunque China es el país con mayor abundancia de reservas, si estas siguen cayendo se alimentarán los recelos respecto a su economía a lo largo de este año.

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