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domingo, 15 de noviembre de 2015

El yuan acelera y China da vueltas a cómo acabar con la hegemonía del dolar

Raúl Castillo, ABC

Decía Einstein que no había que pensar en el futuro porque siempre llegaba demasiado pronto. Algo se mueve en el mercado de divisas aunque de momento sea de manera subterránea: la liberalización de la moneda china y la posibilidad de que en un futuro pudiera fluctuar libremente frente a otras monedas podría ser el primer paso de una batalla que tarde o temprano se librará entre el gigante asiático y los estados unidos: la lucha por la supremacía en la economía mundial.

“Largo me lo fiais”, dirán algunos, pero el contexto de tipo de interés bajos y de expansiones monetarias de los estados que acumulan deudas soberanas “cuasiinfinitas” hace pensar en que, a lo mejor, no nosotros, pero nuestros hijos, verán el “sorpasso” de China como primera potencia mundial sobre USA.

Varias significativas circunstancias se han producido en estos días. La acumulación de oro que está haciendo China, junto con Rusia, es un síntoma de la escasa fiabilidad que empieza a despertar el valor fiduciario del dinero y, en especial, de la moneda reserva mundial que es el dólar. Aun asi oirán a los profesionales de las finanzas decir que no: que el dólar es el dólar y que es “mucho dólar” todavía y más con las subidas que le esperan en los próximos meses cuando se le retire las “sustancias dopantes” de la FED y se normalicen los tipos.

Desde que comenzará la gran recesión de 2009, China comenzó ese atesoramiento del metal precioso de manera silenciosa. En teoría, desde 2009 año los chinos no aumentaron su tenencia de lingotes, según los datos oficiales que emanan las propias autoridades. Sin embargo, los indicios encontrados en estadísticas de comercio y de la Bolsa de Oro de Shanghái no dejan lugar a dudas de que los chinos tienen mucho más oro del que declaran al Fondo Monetario Internacional. Este año las sospechas fueron confirmadas a medias, cuando en el contexto del estallido de su burbuja bursátil, dieron a conocer que habían “comprado” 604 toneladas de oro. Nadie les creyó. Más bien se piensa que ya lo tenían.

Haciendo oídos sordos a las críticas, los chinos revelaron hace un mes que volvieron a “comprar” oro –que en realidad podemos dar por descontado que ya tenían– Se calculan que unas 19.3 toneladas en julio de 2015, y en estos últimos días han desvelado que en agosto de este mismo año agregaron 16.2 toneladas más.

Cabe recordar también que China no ha dejado de liquidar en masa bonos del Tesoro estadounidense, lo que significa que oficialmente se ha desprendido de papeles de deuda del gobierno de ese país, mientras compró oro, que es el enemigo público número uno del dólar americano y de sus bonos del tesoro. Primer síntoma de cerco al dólar.

Si a todas estas maniobras de “librarse” de activos americanos y del “greenback” se le suma las intenciones que han manifestado desde las autoridades Chinas de dejar fluctuar libremente el yuan hacia el año 2020 la cosa empieza a tener su gracia, como si de una carrera de motos entre Márquez y Rossi se tratará.

Por si esto fuera poco, en el plan quinquenal aprobado por el Partido Comunista Chino hace dos semanas se señala el compromiso de “hacer el yuan convertible y que fluctué de manera libre”. La flotación libre de la moneda china supondría un cambio fundamental en la economía global. La eliminación de las barreras obligaría a los líderes chinos a renunciar a un medio clave para el control económico. Además, los inversores y las empresas extranjeras ganarían un mayor acceso un país de 1.300 millones de personas. Otras reformas que se consideran incluyen reducir los obstáculos a la entrada de las empresas financieras no bancarias extranjeras, al igual que las empresas de valores, fideicomisos y los sectores de seguros.

La tercera pata de este asunto es la entrada del yuan en la cesta de divisas del FMI. El Fondo ha dado funcionarios chinos señales fuertes en las reuniones mantenidas de que es probable que el yuan obtenga los Derechos Especiales de Giro, la unidad contable del Fondo, y los funcionarios chinos están tan seguros de la aprobación y han comenzado a preparar la celebración oficial de esta noticia. El yuan puede obtener una ponderación potencial de alrededor de 13 por ciento en esta cesta de divisas, según una estimación realizada por Bank of America Merrill Lynch en marzo.

Por último, las devaluaciones del yuan para estabilizar la economía china, que acumulan ya una bajada que deja el tipo de cambio en el 4,35 por 100, provocan la histeria en occidente y en especial en Estados Unidos. “Nos están destruyendo. Siguen devaluando su moneda y lo harán en el futuro. Ellos lograrán una fuerte caída del yuan, que será devastadora para nosotros”, dijo el multimillonario estadounidense, Donald Trump.

“China se hizo rico gracias a nosotros. China se ha reconstruido con el dinero y los empleos de EE.UU.”, dijo el precandidato republicano a la Casa Blanca. Las críticas de Trump son el reflejo de que la primera potencia mundial sigue muy de cerca los movimientos de China y de que no se fía un pelo de que el objetivo último de todas estas maniobras sea acabar con la hegemonía económica a nivel mundial de USA.

La guerra entre el yuan y el dólar está servida. No sabemos qué pasará en el futuro, pero tampoco importa demasiado: ya saben que siempre llega demasiado pronto. Aunque también, podríamos decir aquello del famoso jugador y entrenador de los Yankees de New York, Laurence “Yogi” Berra: “Es difícil hacer predicciones, especialmente acerca del futuro”.

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