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lunes, 28 de septiembre de 2015

La flexibilización cuantitativa, las tasas de interés y el "dinero helicóptero"


Michael Roberts, Sin Permiso

El economista jefe del Banco de Inglaterra, Andy Haldane, ha tenido en muchas ocasiones su propia y peculiar opinión en relación con el análisis de la crisis financiera mundial, el sistema bancario y la política económica. Ya en 2013, argumentó sobre el peso del sector financiero en la economía: "¿En qué sentido añade valor a la economía en general que los bancos tomen decisiones cada vez con más riesgo?" Y respondía: "En una palabra: ninguno". Y quién hablaba así es el economista jefe del Banco de Inglaterra.

Ahora ha vuelto a sacar los pies del plato en relación con la opinión predominante de que el Banco de Inglaterra debería subir los tipos en paralelo con cualquier movimiento de la Fed. De hecho cree que el Banco de Inglaterra debería considerar recortar las tasas de interés hasta tocar hueso y hacer algo más que aplicar la flexibilización cuantitativa (QE); es decir, imprimir dinero para aumentar la cantidad de crédito en los bancos.

¿Por qué? Bueno, Haldane considera que la crisis en Grecia y ahora en China no son eventos fortuitos o meras "tormentas de verano. Por el contrario, son parte de una secuencia causal de perturbaciones financieras que han afectado el sistema económico y financiero mundial en la última década .. ". De hecho, "los recientes acontecimientos constituyen la última etapa de lo que podría llamarse una trilogía de una crisis con tres partes. La primera parte de la trilogía que fue la crisis "anglosajona" de 2008-09; la segunda parte fue la crisis de 2011-12 de la 'zona euro'; y ahora podemos estar entrando en las fases iniciales de la tercera parte de la trilogía, la crisis de los 'mercados emergentes', de 2015 en adelante".

Haldane tiene algunas dudas sobre la eficacia de la QE a la hora de volver a relanzar las principales economías capitalistas desde 2009. Puede que haya tenido éxito en el Reino Unido, dice: "La QE parece haber sido razonablemente potente y oportuna". Sin embargo, "los estudios empíricos existentes apuntan a amplios márgenes de error en torno a las virtudes de la QE ... Desde el punto de vista micro-económico estas incertidumbres son inherentemente mayores en relación con la QE que con las tasas de interés". En otras palabras, no se sabe muy bien si funciona la QE, pero reducir las tasas de interés es más efectivo.

Estas dudas se han visto reforzadas recientemente por Stephen Williamson, vicepresidente del Banco de la Reserva Federal de St. Louis y el principal experto estadounidense en política monetaria. Acaba de publicar un estudio en el que se llega a la siguiente conclusión: "No conozco ninguna investigación que establezca un enlace causal entre la QE y los objetivos últimos de la Fed: la inflación y la actividad económica real. De hecho hay pruebas indirectas que sugieren que la QE ha sido ineficaz".

El problema es que las tasas de interés ya están cerca de cero y se van a quedar ahí, en el "umbral cero", para usar la jerga.

Así que Haldane propone que los bancos centrales tienen que utilizar técnicas aún más innovadoras para luchar contra la debilidad de la economía capitalista global. "Si las tasas de interés reales mundiales siguen siendo bajas, los bancos centrales tendrían que pensar con imaginación cómo hacer frente a largo plazo a la restricción tecnológica impuesta por el umbral cero de las tasas de interés". Haldane propone que tal vez los gobiernos deberían considerar la abolición de dinero efectivo (billetes y monedas). Ello impediría que la gente guarde el dinero debajo del colchón. Y los bancos centrales podrían adoptar tasas de interés "negativas". En otras palabras, se cobraría a la gente por tener depósitos en los bancos. Con estas medidas, la gente se vería obligada a gastar, invertir o especular, por lo que aumentaría la "demanda" de la "economía real". En cierto modo, esto sería una 'QE permanente': "Parte de los instrumentos de la política monetaria en tiempos normales, así como durante las crisis: un instrumento monetario para todas las estaciones".

Un problema con todas estas 'innovaciones' es que la 'QE convencional' ha demostrado ser no sólo ineficaz para impulsar la "economía real", sino que también provoca una mayor desigualdad de riqueza e ingresos. Como Frances Coppola señaló en una reciente nota de blog: "En 2013, el Banco de Inglaterra admitió que los principales beneficiarios son los titulares de activos, en particular los de la parte superior del 5% de la distribución de ingresos. Al empujar un sector de precios de activos, las compras de activos han aumentado el valor de la riqueza financiera de las familias que esta fuera de los fondos de pensiones, pero los activos están muy concentrados en el 5% de los hogares que tienen más del 40% de esos activos. En otras palabras, los ricos".

¿Será el plan de los asesores económicos del nuevo líder de la oposición laborista británico, Jeremy Corbyn, mejor? Suya es la idea de un programa de "flexibilización cuantitativa para la gente" (People's QE). En lugar de que el Banco de Inglaterra compre bonos gubernamentales y corporativos e imprima dinero para hacerlo (la QE actual), la propuesta de Corbyn es que el Banco de Inglaterra compre bonos y otros activos directamente a los consejos locales, los organismos regionales, etc., para que puedan invertir la dinero en proyectos de más viviendas, escuelas y servicios. La "QE para la gente es algo fundamentalmente diferente. El Banco de Inglaterra imprime dinero nuevo, en un proceso idéntico al utilizado por los bancos ordinarios cuando prestan a las empresas, pero le dan ese dinero a agentes como las autoridades de vivienda, los consejos locales, a un banco de inversión verde, para construir casas, escuelas, hospitales", dice Richard Murphy, asesor de Corbyn.

Pero, como otros han señalado, la 'QE de la gente' en realidad es lo mismo que lo que el Banco Central Europeo está haciendo ahora con su programa de QE, es decir, la compra de bonos emitidos por el Banco Europeo de Inversiones, que invertirá el dinero en proyectos a largo plazo (como lo considere oportuno) en toda Europa. Esto tendrá unos resultados limitados y muy lentos.

Haldane, Corbyn y otros defensores de la QE no mencionan lo que se ha dado en llamar "dinero helicóptero". Fue una idea del ex presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, cuando se planteó la idea que su mentor, el economista pro-mercado derechista Milton Friedman, sugirió para hacer frente a las recesiones. Los bancos centrales deben simplemente arrojar dinero en papel desde helicópteros sobre las ciudades de Estados Unidos para impulsar directamente la demanda de bienes y servicios, sin pasar por los bancos. Bernanke no aplicó esta idea cuando fue presidente de la Fed, pero de vez en cuando la plantean algunos economistas sin otro efecto que acabar de nuevo en el cajón. Simplemente suena demasiado radical y salvaje.

En realidad, no lo es. Como el economista keynesiano Simon Wren-Lewis señala, el "dinero helicóptero" no es en realidad sino otra forma de gasto público. Si los bancos centrales imprimen cheques y / o transfieren una suma mensual a las cuentas bancarias de todos los ciudadanos, están aumentando los depósitos bancarios de los hogares y las empresas de la misma manera que si el gobierno recortase los impuestos o aumentase las ayudas sociales. El gobierno finalmente tendría que pagar la factura de la generosidad del banco central. Y, de nuevo, el "dinero helicóptero" probablemente aumentaría la desigualdad de ingresos y riqueza, ya que iría indiscriminadamente a manos de ricos y pobres. De hecho, como dice Wren-Lewis, "Si los gobiernos aplican estímulos fiscales en una recesión, el 'dinero helicóptero' ya no es necesario".

Todos estos planes e ideas son realmente una respuesta (desesperada) al fracaso de la política monetaria "no convencional" practicada por los bancos centrales y los gobiernos centrales, a saber, la QE. Y son una reacción a la falta de voluntad de los gobiernos neoliberales de gestionar déficits presupuestarios, al estilo keynesiano, para estimular la actividad económica. Por supuesto, como he defendido, los estímulos fiscales también serían bastante ineficaces en tanto el sector capitalista dominante no esté dispuesto a invertir más a pesar de los recortes de impuestos o los subsidios del "bienestar empresarial". Y ese sigue siendo el caso en la mayoría de las economías capitalistas más importantes.

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