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jueves, 16 de julio de 2015
Nuevo eje mundial de superpotencias: China y Rusia, según The Guardian
Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada
em>Un reportaje del rotativo británico The Guardian, de centroizquierda, evidencia el acercamiento entre China y Rusia, susceptible de crear un nuevo eje mundial de superpotencias (http://goo.gl/wtB5g7), como exhibieron las dos exitosas cumbres del BRICS y el Grupo de Shanghai en Ufá (http://goo.gl/FufEmT).
Rusia y China representan un común denominador en geopolítica y un poderoso binomio cuyos intereses coinciden más de lo que difieren, a juicio del rotativo británico, cuyo deseo es limitar el poder de Estados Unidos cuando su comercio bilateral se ha incrementado seis veces en la pasada década y el año pasado festejaron el mayor acuerdo gasero de la historia.
Para diagnosticar qué tan robusto es el eje de Rusia y China, los cinco reporteros de The Guardian aducen que para China uno de sus principales atractivos de relaciones más estrechas con Rusia es el potencial de desafiar la todavía dominante posición global de Washington.
Abordan ocho puntos nodales que comparten Moscú y Pekín:
1) Geopolítica: citan la postura del Partido Comunista chino en sus publicaciones internas donde sostienen que China será incapaz de mover al mundo de la unipolaridad a la bipolaridad si no crea una alianza formal con Rusia.
Al menos que uno de los dos, Rusia o China, dependa (in)voluntariamente del otro, lo cual tampoco es lineal ni maniqueo, ¿asistimos a una bipolaridad entre Estados Unidos y China (con Rusia en el asiento trasero, lo cual sería intolerable para el orgullo eslavo), o a la mayor probabilidad de una tripolaridad entre Estados Unidos, Rusia y China, con sus respectivas esferas de influencia?
A mi juicio, el grave error geoestratégico de la soberbia estadunidense empujó a Rusia a los brazos geofinancieros y geoeconómicos de China.
Sobre el supuesto irredentismo chino en Asia central, Liu Jun, experto en estudios rusos en la Universidad Normal de China Oriental, indica que China puede desarrollar sus relaciones con los países de Asia central sin desafiar a Rusia, siempre y cuando su influencia no sea avasallante, ya que Rusia comparte con China el objetivo estratégico de desafiar la hegemonía de Estados Unidos en favor de un mundo multipolar.
Para Dmitry Trenin, director de Carnegie Moscow Center, Moscú y Pekín apoyan la idea de un mundo multipolar en contra de un dominio de Estados Unidos y defienden sus propias esferas de influencia desde Ucrania hasta el Mar del Sur de China.
2) Liderazgo: recientemente la agencia estatal china de noticias Xinhua difundió un video sobre lo que los chinos piensan de Rusia, que revela el entusiasmo por ese país y su presidente Vladimir Putin, quien es muy popular y visto como un líder vigoroso, al grado de ser comparado con mucho afecto con Papá Xi, como llaman al coetáneo mandarín chino.
3) Comercio: Moscú espera que Pekín ayudará a financiar a sus empresas, después de que los fondos occidentales se secaron, mientras que las firmas chinas han visto en el bamboleo económico de Rusia una oportunidad para realizar inversiones de capital.
Existe un desequilibrio en la relación bilateral que equivale a 100 mil millones de dólares al año: China es el segundo socio comercial después de la Unión Europea, mientras que Rusia viene al final de una lista de los 10 socios de China, lo cual representa 3 por ciento del volumen del comercio total de Pekín.
En forma significativa, desde 2013 las inversiones foráneas directas (FDI, por sus siglas en inglés) se han disparado en Rusia, quien ocupa ya el segundo lugar detrás de Estados Unidos en las preferencias de Pekín.
4) Energía: Rusia ya superó a Arabia Saudita como el principal abastecedor de petróleo a China. El “ofrecimiento accionario de Putin en el activo mayor de producción, los campos petrolíferos Vankor, de la principal empresa estatal Rosneft, a China (…) subraya la nueva dirección de la política energética”. China sustituyó a Alemania como el principal comprador de petróleo ruso.
Citan a Grigory Birg, analista de Investcafe, quien juzga que la ubicación de las reservas energéticas de Rusia, así como su asociación geopolítica, benefician a China, pero que el timing juega contra Rusia, debido al debilitamiento del rublo (vapuleada divisa rusa) y la dramática baja del precio de los hidrocarburos.
Los cinco reporteros escamotean el gasoducto histórico por 55 mil millones de dólares de Siberia que se conectará a la parte oriental de China en los próximos 30 años, así como el otro gasoducto en la región de Altai (Rusia), que abastecerá a la parte occidental de China durante 30 años. Ambos gasoductos no han sido completados debido a las sanciones económicas y a la debilidad del rublo que dificultan su financiamiento por Gazprom, la gasera rusa.
5) Divisas: ambas superpotencias euroasiáticas tienen interés en aminorar el dominio del dólar de Estados Unidos en el comercio global como la divisa de reserva mundial.
Rusia ahora acepta la divisa china (renminbi/yuan) en pago por sus hidrocarburos y después de las sanciones punitivas ha empezado a mirar a China para una ruta de escape financiero.
6) Ambiente de negocios: los cinco reporteros aseveran que entre la gente de negocios existe temor de que el vuelco forzado hacia el Este significará la venta (sic) de Rusia desde una posición de debilidad ya que el declive de las relaciones de Occidente es adverso tanto para Rusia como para el mismo Occidente, siendo China el único beneficiario.
7) Ciberseguridad: Rusia y China comparten su preocupación sobre el dominio de Internet por Estados Unidos, en particular por el uso de tecnologías de la información y la comunicación, y las redes para interferir en los asuntos internos de otros Estados o con el propósito de socavar su estabilidad política, económica y social.
Rusia y China favorecen crear el orden del ciberespacio. Pekín y Moscú acaban de firmar un relevante acuerdo en ciberseguridad que mejora su defensa contra los ataques externos.
8) Militarismo: por temor a la ingeniería reversa (léase: su copia tecnológica), la venta de armas de Rusia a China es muy raquítica, del orden de mil millones de dólares por año, pero en cualquier momento se puede disparar y, a mi juicio, significa la carta oculta de Rusia para diluir el apabullante poder geoeconómico y geofinanciero de China.
Los cinco reporteros sobredimensionan un reciente editorial del rotativo chino Global Times sobre la asociación estratégica entre China y Rusia, que es totalmente diferente a la alianza militar de Estados Unidos y Japón.
Dicho editorial fue escrito antes de las exitosas cumbres del BRICS y el Grupo de Shanghai en Ufá y ya no comporta la misma vigencia.
Los cinco reporteros británicos nunca abordan que la hostilidad dual de Estados Unidos hacia Rusia y China orilló al acercamiento de las dos superpotencias euroasiáticas, lo cual revierte la magistral jugada geoestratégica de la dupla Nixon/Kissinger con el dúo Mao Zedong/Zhou Enlai contra el solipsismo soviético, en la era del estancamiento del ucranio Leonid Brezhnev, quien resultó una calamidad geoestratégica al haber perdido China.
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