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viernes, 15 de mayo de 2015

Alan Greenspan y el grave error de no quitar a tiempo el alcohol de la fiesta

Hemos repetido en varias ocasiones la frase de William McChesney "Hay que quitar el alcohol de la fiesta antes que ésta se anime demasiado". McChesney ha sido tal vez el mejor presidente que ha tenido la Reserva Federal de Estados Unidos. Supo imponer autoridad y dar fuerza al mito de que los bancos centrales son los que crean la oferta monetaria. Le bastaba conocer la base monetaria y mantener a raya a los banqueros, quitándoles el alcohol de la fiesta cada vez que se excedían y abusaban con los créditos. La frase alude a la perspicacia de la autoridad monetaria para actuar antes que el sistema se emborrache y colapse.
Lejos de la impecabilidad de McChesney, Alan Greenspan siempre funcionó al revés. Dio riendo suelta a la exuberancia irracional convencido de que su rol de prestamista de última instancia le permitiría apagar cualquier incendio que se desatara en el sistema financiero. Así hizo funcionar a la economía durante los años 90. Asi neutralizó la crisis mexicana de 1994 (salvando a los empresarios estadounidenses establecidos en México que se habían quedado sin liquidez). Así enfrentó la crisis asiática de 1997 y la quiebra de Long Term Capital Mangement de 1998. Darle a la imprenta era lo que único que sabía Greenspan, convencido de su rol de "prestamista de última instancia". Por eso lo llamaban "El Maestro"

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