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jueves, 5 de junio de 2014

Los efectos imprevistos de la bazuca de Draghi

Matthew Lynn, El Economista

¿Cuánto? ¿Cuándo? ¿Con qué activos? Son muchas las preguntas sin respuesta sobre la flexibilización de la política monetaria que se espera que el Banco Central Europeo presente hoy, pero dos cosas están claras: a la Eurozona no le quedan más opciones que embarcarse en algún tipo de flexibilización cuantitativa (lo que algunos analistas ya han calificado de gran bazuca) y no saldrá como el BCE o casi todos los analistas esperan.

La flexibilización cuantitativa en la eurozona tendrá grandes repercusiones en los mercados y las economías, como ocurrió cuando se imprimió dinero en EEUU, Reino Unido y Japón, pero muchas será en lugares imprevistos o por lo menos no donde lo espera el BCE. Europa del este experimentará una burbuja de activos, el valor de la libra esterlina crecerá, EEUU subirá tipos antes de lo previsto, Alemania le cogerá el gusto a imprimir dinero y el oro se hundirá todavía más en un mercado bajista.

Lo que seguramente no haga, o al menos no en un grado importante, será sacar a la economía europea de la recesión.

Si Mario Draghi no hace algo para flexibilizar la política monetaria confundirá las expectativas y podría desperdiciar su credibilidad. A los mercados se les ha hecho creer que actuará. Con el resto de la economía global en recuperación, la situación en la Eurozona sigue siendo difícil. La economía holandesa volvió a contraerse en el último trimestre y la francesa estuvo plana. Ni siquiera el crecimiento alemán parece tan sano como antes. La inflación está muy por debajo del objetivo y los precios podrían caer pronto en términos absolutos. Si el BCE no actúa ahora para contrarrestarlo, ¿cuándo lo hará?

Las posibilidades

La forma de la flexibilización aún no está clara. Lo más probable es que sea un recorte de los tipos de interés, seguido de tipos negativos (es decir, los bancos tendrían que pagar por el privilegio de depositar su efectivo en el BCE). O podría ocurrírsele un plan específico de préstamos directos a las empresas, como hizo el Banco de Inglaterra. Lo más radical sería comprar activos o intervenir en los mercados de divisas. Flexibilización cuantitativa pura y dura. La historia de la impresión de dinero por un banco central en Japón, EEUU y el Reino Unido nos dice que no funciona como se espera. El plan es levantar la economía de la eurozona, pero lo más probable es que afecte a cualquier otro sector.

Éstos son los cinco efectos que puede provocar:

Una burbuja de activos en Europa del este. Con la flexibilización cuantitativa el dinero salpica a las economías vecinas. Se bombeará a los bancos de la eurozona con dinero nuevo del banco central pero no necesariamente acabará prestado a pequeñas empresas de España o Portugal. Lo más probable es que encuentre el camino hacia los mercados especulativos cercanos. Los emergentes de Europa del este están moribundos desde la crisis de 2008 pero la flexibilización cuantitativa en Europa lanzará un boom de sus activos y, en particular, los inmobiliarios.

La libra esterlina subirá como la espuma. Los mercados de divisas detestan que los bancos centrales impriman dinero. Los inversores saldrán del euro y casi todos se pasarán a su alternativa más próxima, que será la libra. El Reino Unido crece más rápido que el resto de Europa y el Banco de Inglaterra habla de subir los tipos el año que viene. Paradójicamente, la fuerza de la libra (y la caída resultante de la inflación) pospondrá esa subida aunque, por lo menos durante un año, la libra estará en alza.

Los tipos de interés de EEUU subirán más deprisa. La Reserva Federal todavía no ha decidido cuándo subirá los tipos. La liquidez creada por el BCE se abrirá paso hacia el resto del mundo y gran parte acabará en EEUU. Eso hará parte del trabajo que hacía el programa de impresión de dinero de la Fed. Esto facilitará a la Fed retirar su flexibilización cuantitativa más rápido de lo que nadie se espera y empezará a subir tipos sin que se produzcan efectos especialmente dañinos porque la flexibilización cuantitativa de la eurozona tomará el relevo al trabajo de la Fed.

Los alemanes le cogerán el gusto a la flexibilización cuantitativa. No hacemos más que leer sobre la fobia alemana a imprimir dinero por la hiperinflación de los años veinte. Puede que sea verdad pero en 2014 el BCE logrará reducir el tipo de cambio. Eso ayudará a los exportadores (que, casualmente, son casi todos alemanes). Sus rendimientos subirán y también los precios de las acciones de las grandes empresas de exportación (también alemanas). En 2015, el DAX se pondrá por las nubes y también la riqueza del alemán medio. ¿Resultado? Empezarán a pensar que la flexibilización cuantitativa es estupenda. A todos le gustan las cosas que les hacen ricos con poco esfuerzo aparente.

El oro entrará en un mercado bajista puro y duro. Desde que se habla de que el BCE está a punto de lanzar un programa masivo de flexibilización cuantitativa. ¿Qué le ha pasado al oro? Se ha hundido el precio. Ha bajado de 1.300 dólares/onza en mayo a 1.245 dólares ahora. Tal vez se haya roto el eslabón. Si la idea cobra fuerza, el oro estará en apuros y, en lugar de debilitarse sin más, podría hundirse en un mercado bajista completo.

Lo único que no es probable es la recuperación sostenida de la economía de la eurozona. Los demás activos subirán y la generosidad del BCE llenará los bolsillos de los inversores que se coloquen en el lado bueno de la operación, como ocurrió con la Fed y el Banco de Japón en el pasado.

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