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miércoles, 4 de junio de 2014

El próximo crash en las bolsas mundiales

Juan F Valls en La prisión mental...

Las medidas de expansión monetaria llevadas a cabo por los bancos centrales con el objetivo de paliar la crisis financiera desatada en 2008 se han mostrado completamente ineficaces. El inmenso rescate a la banca privada realizado mediante inyecciones de liquidez y compra de activos tóxicos no se ha transformado en suficiente crédito para las empresas de la economía real, sino que se ha utilizado para rellenar ficticiamente los agujeros de los balances y comprar acciones. La banca privada y los fondos de inversión han multiplicado y recanalizado buena parte de dicho dinero fiat hacia los mercados financieros, es decir, lo han mantenido en última instancia bajo su control impidiendo que escapara de su esfera de acumulación. Sin embargo, esto no responde tan solo a su interés individual, en tanto que agentes, en mantener su cuota de poder en la red del mercado global, sino también a las dudas sobre el futuro crecimiento de la economía real y a la mayor rentabilidad potencial que ofrecen los mercados financieros, donde el riesgo permite una especulación de cuantiosas y rápidas ganancias… o pérdidas.

Desde 2009, las principales bolsas occidentales han mantenido una tendencia alcista que no se corresponde con el estado de la economía real. Los precios de las acciones aumentan incesantemente y no dejan de batir máximos históricos, incluyendo los de pasadas burbujas. Pero el elevado desempleo, la creciente desigualdad y, en definitiva, la escasa capacidad de compra de las masas de asalariados no pueden dar lugar a beneficios empresariales crecientes en la economía real, ni siquiera en el sector tecnológico de Internet, cuyos importantes ingresos por publicidad no dependen directamente de las rentas del trabajo. En el sur de Europa, además, las políticas de austeridad han asfixiado a los ciudadanos y estos ya no pueden consumir ni aun supliendo con deuda su escaso salario, pues apenas se conceden préstamos. De hecho, la economía europea es un polvorín. No solo se prolongará el estancamiento hasta la próxima década, sino que a esto se unirá también un esperable colapso fiscal, que abarcará a todos los estados alineados en el bloque estadounidense.

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