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viernes, 5 de julio de 2013

El Rapto de Evo Morales: Gangsterismo internacional en persecución de Snowden

Bill Van Auken, WSWS.org

Al forzar el aterrizaje del avión del presidente Evo Morales -bajo sospecha de que en él viajaba Edward Snowden hacia su asilo en Bolivia— el imperialismo señala su descenso en una ilegalidad comparable a la época de los 1930.

Francia, Portugal, Italia y España todos se rechazaron permitir que el avión cruzara sobre sus cielos, permiso que cancelaron cuando la nave ya había estado en el aire durante 3 horas, y a falta de suficiente combustible, tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia en Viena, Austria.

En La Paz, cientos de manifestantes se concentraron frente a la embajada francesa tirando piedras, quemando la bandera francesa y acusando a ese país de hipocresía, con plena justificación. El mismo presidente francés François Hollande -miembro del Partido Socialista— dijo el día siguiente que todo había sido un mal entendido. De haber sabido que Morales viajaba en ese avión, éste no habría tenido ningún problema.

Su puso en peligro las vidas de Morales y de altos oficiales de gobierno, que regresaban de una reunión cumbre en Moscú, lugar en donde Snowden, ex contratista de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA) está atrapado desde hace once días en tránsito en el aeropuerto. Todavía no hay país que lo reciba. Luego de aterrizar, el presidente boliviano estuvo de rehén en Viena hasta el día siguiente, cuando al fin levantaron la veda los países europeos.

Ese proceso equivale al terrorismo de Estado y de piratería aérea. Si bien fue obra de gobiernos de Europa, no cabe la menor duda que fue iniciado por el gobierno de Obama en Washington. Snowden es objeto de una cacería ilegal por haber hecho públicos el programa de espionaje secreto e inconstitucional de la NSA contra millones de gente en Estados Unidos y a través de todo el mundo.

Morales dijo que el embajador de España en Austria apareció en el aeropuerto y le informó que les diría a los bolivianos como y cuando se les permitiría atravesar los cielos de España y obtener combustible en las Islas Canarias, no bien consultara con "amigos" por la mañana. Indudablemente esos amigos existen en el Departamento de Estado de los EE.UU. y en la oficina de la CIA en Langley, estado de Virginia.

El comportamiento de la conducción europea es realmente extraordinario; pocos días antes Snowden había revelado una red de espionaje sistemático de parte de los Estados Unidos contra sus gobiernos y embajadas, también contra la misma Unión Europea. El gobierno francés había asegurado que esta nueva información impediría firmar un pacto de comercio entre los EE.UU. y la UE, y cualquier otra colaboración.

Esos gobiernos ahora se comportan como cómplices deliberados de la intriga del gobierno estadounidense de efectivamente raptar al presidente de Bolivia, sospechando, sin evidencia, que el jefe de estado boliviano estaba cumpliendo con su derecho soberano de otorgarle asilo a Snowden. Parece que la razón de esa sospecha fue que Morales dijo que Bolivia estaba preparada "para acoger personalidades que denuncian, no sé si es espionaje o control... pues, estamos aquí," y que tomaría en cuenta la solicitud de asilo de Snowden.

Snowden ciertamente merece el asilo. Si fuera a caer en manos de las autoridades norteamericanas, tiene toda justificación para temer la tortura, la prisión sin ningún proceso, o la muerte. El gobierno en Washington ha recurrido a todas esas cosas, en nombre de la guerra contra el terrorismo.

El affaire Snowden barre con el mito de que Estados Unidos es un paladín de los derechos humanos y de la democracia. Ha provocado un odio y una saña colectiva a través de todo el mundo. Aunque el gobierno en Washington ocasionalmente apoya a disidentes derechistas, como premio por sus servicios en interés de los Estados Unidos, cuando se trata de alguien que se oponga a esos intereses, responde con violencia.

Otra vez el presidente Obama queda desenmascarado de mentiroso, resultado de haber forzado aterrizar al avión de Morales. Hace menos de una semana que el presidente norteamericano declaró que no lanzaría aviones a chorro para capturar a Snowden, cuando eso es precisamente lo que hubiera hecho si sus aliados de la OTAN no hubiesen obedecido su orden ilegal de interceptar el vuelo de Morales.

En cuanto a la prensa, esta sigue siendo un leal transmisor de las mentiras del gobierno. El miércoles los presentadores de noticias de la CNN decían que esta ocurrencia con el avión de Morales era "muy extraña," cosa que significa que aún no habían recibido el pretexto oficial que justificara este crimen internacional. De haberse caído al océano el avión del presidente boliviano, seguramente lo habrían culpado de su propia muerte.

Este caso de Snowden ahora sirve para descubrir al gobierno estadounidense como régimen de gángsters dispuestos a matar para que ni el contratista de la NSA ni ninguna otra persona eche luz sobre sus crímenes. Obama no es más que un testaferro del Pentágono y de la maquinaria de espionaje que domina su gobierno.

Con todo el mundo este gobierno utiliza más y más el militarismo y la agresión. Trata a naciones como Bolivia de la misma forma que Hitler lo hacía con pequeños países en los 1930 y 1940.

La conocida frase de que la política externa es una extensión de la política doméstica ahora se manifiesta. En el ámbito nacional las revelaciones de Snowden del espionaje de la NSA dejan ver que el gobierno de los EE.UU. está erigiendo la infraestructura de una dictadura de Estado policial.

Esto se deja entrever tanto en el caso de Snowden como en el juicio militar del soldado Bradley Manning, por darle a la organización antisecretos WikiLeaks documentos secretos sobre las guerras de Afganistán y de Irak, y mensajes diplomáticos del Departamento de Estado.

En su sumario del lunes, los abogados militares dijeron que Manning tenía la culpa de "ayudar al enemigo" porque el material que supuestamente publicó estaba a la vista y fue republicado por Al Qaida, incluyendo el video de "muertes colaterales" donde un helicóptero de guerra masacró a civiles Irakies.

Siguiendo ese razonamiento, cualquiera -periodistas, manifestantes, y esta misma página -el World Socialist Web Site— que se atreva a poner al descubierto los crímenes de guerra de los EE.UU., o cualquier otro crimen del gobierno contra el pueblo norteamericano, puede ser acusado de traición y de espionaje por "ayudar al enemigo," o declarado ser "socio" de Al Qaida y puesto en una lista de muerte.

La valentía de Edward Snowden le ha dado apoyo popular de la gente de Estados Unidos y de todo el mundo. Las palabras de Abraham Lincoln de hace 150 años: "gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo" ahora condenan al régimen actual, que es "de la máquina militar y de seguridad, y para los bancos, las grandes empresas y la oligarquía financiera."

Las burguesías adineradas gobernantes de Estados Unidos y de Europa Occidental odian a Snowden, por desenmascarar esta conspiración criminal contra los derechos democráticos de los pueblos.

Sólo la intervención política y el apoyo de la clase obrera puede defender a Snowden.

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