Como anticipé la semana pasada, la economía china está en plena desacelaración económica, y esto fue confirmado ayer con el dato del Producto Interno Bruto de la segunda economía mundial: creció un 7,5 por ciento entre abril y junio, versus el 7,7 por ciento entre enero y marzo. Esta caída se explica no sólo por el sombrío entorno de la economía mundial, sino también por la propia desaceleración de la producción industrial china dado que sectores de la industria como el acero o los paneles solares están sufriendo una fuerte contracción, pese a ser sectores directamente apoyados por el gobierno.
Como indiqué en el post anterior, la desaceleración del crecimiento en China ejerce un efecto de bola de nieve en el resto del mundo por el impacto que tienen las importaciones y exportaciones chinas. El resto del mundo deberá acostumbrarse a esta nueva situación, dado que China no volverá a crecer a tasas de dos dígitos. Estos niveles de crecimiento fueron posibles por los excesos de la banca y ésta está sufriendo su propio shock.
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