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lunes, 6 de mayo de 2013

El bombardeo de Israel y la batalla por Damasco

Juan Francisco Coloane, ArgenPress

La batalla por Damasco comenzó hace año y medio atrás. Así lo describe un funcionario de la administración Siria. Ha tenido varios hitos importantes. El mayor ha sido el giro hacia el terrorismo de una guerra que no es civil y difícil de encasillar.

La actual ofensiva del ejército sirio cubre parte de la periferia de Damasco Noreste y es la línea del frente para contener una intervención extranjera protagonizada por terroristas protegidos bajo el rótulo de “ejército rebelde”.

Esta vez fueron apoyados por la Fuerza Aérea de Israel que sobrevoló a baja altura violando el espacio aéreo del Líbano el pasado domingo cerca de las 2 am pudiendo atacar un centro de investigación científica ubicado cerca de Damasco. El plan consiste en apoyar la fuerza interventora extranjera compuesta por el nuevo ensamblaje de infantería (adoptado para Siria) donde el protagonismo lo han asumido mercenarios y terroristas de más de 20 nacionalidades diferentes.

Asesorados por personal militar israelita y estadounidense, Israel y Estados Unidos están violando la Carta de Naciones Unidas por apoyar esta fuerza que ya comienza a recibir armamento más sofisticado, incluyendo batería anti aérea y cohetería de última generación.

Fuentes no oficiales, -aunque se trata de información proveniente de ex -militares sirios con vasta experiencia en guerras anteriores-, señalan que el epicentro de los enfrentamientos cubre las localidades de Qabun, Jobar, Zablatan y Zamalka. Haciendo un semicírculo, la topografía irregular con colinas y lomaje de vegetación es apta para operaciones dispersas y del tipo guerrilla. Ubicada al noreste de Damasco, la zona de combate consiste en una franja de aproximadamente 20 Kilómetros de longitud ubicada a 10 kilómetros de la capital. El ejército sirio estaría combatiendo a un número superior a 5 mil efectivos.

Los estruendos de hace 48 horas harían aparecer al visitante primerizo un Damasco al borde del colapso, sin embargo el ejército sirio está en control de la situación. Esto confirma la aceleración en varios planos de la coalición que intenta derrocar al gobierno, por trasladar armas a los llamados rebeldes antes de que todo acabe y la Alianza Transatlántica muerda la peor derrota pos guerra fría. Está comprobado que el pretexto del bombardeo israelita al centro de investigación al norte de Damasco era más bien una señal a los grupos dispersos que en todo caso Israel está allí para apoyarlos.

La estrategia es suicida y completamente irracional. La línea roja declarada con tono amenazante por el presidente de Estados Unidos Barack Obama, la ha cruzado Israel, su principal aliado. Esto constituye un acto de extrema gravedad más aún cuando la misión de investigadores de Naciones Unidas para verificar el uso de armas químicas, informaron que el registro de testimonios indica que las armas químicas han sido usadas por las fuerzas opositoras al gobierno. Las evidencias clínicas señalan que “las fuerzas rebeldes han efectivamente usado gas sarín” uno de los principales investigadores declaró a Reuters el pasado domingo. Carla Del Ponte miembro de la comisión ha declarado que “no hay ninguna evidencia de que el gas haya sido usado por el ejército sirio.”

“Los hechos son cosas estúpidas”, es una célebre frase dicha por Ronald Reagan en la Convención del Partido Republicano en 1988. 1988.

Aunque los republicanos en Estados Unidos no desean admitirlo, el presidente Barack Obama en su política exterior con Siria e Israel, se asemeja cada vez más a Ronald Reagan. Respecto a este conflicto ha sido asesorado con un alto grado de desidia o negligencia deliberada, lo que ha conducido a Estados Unidos hacia una equivocación todavía más grave respecto a la invasión a Irak en 2003. Al impulsar el derrocamiento de un gobierno contribuyendo simultáneamente a posicionar el terrorismo, no solamente expresa la habitual arrogancia imperialista que se creía difunta con la caída de los muros, sino que construye nuevos muros con su aspiración por la supremacía usando el peor expediente: la guerra sucia.

Barack Obama es un misterio porque proviene de un aprendizaje de experiencia y filosofía política, marcado por la otredad y el trabajo comunitario. Si no hubiera tenido aspiraciones de estadista mayor en el país imperialista por antonomasia habría sido el reformador de Naciones Unidas que el mundo espera, o, un referente de paz y construcción social más igualitaria. Por el contrario. Con Siria ha adoptado un pathos de frases atractivas – como el de “la línea roja”, o “el cambio en el juego”- que están más cercanas a la mundanidad propia del político de nuevo cuño que por mucha sustancia que intente ponerle al asunto crítico, no expresa la profundidad que se le exige al estadista.

Esto es particularmente preocupante frente a una crisis que ha producido 70 mil muertes según estimaciones no verificadas aún, y de las que su administración es en parte un responsable mayor, tal como lo han sido China, Francia, Reino Unido y Rusia, los otros miembros permanentes del Consejo de Seguridad que han sido incapaces de encontrar la salida política.

La línea roja fue atravesada por Benjamín Netanyahu, el jefe de estado israelita, que reconocidamente tenía la ambición de liquidar a Yasser Arafat. Ahora está obsesionado con liquidar a Basher el Assad y al estado Sirio. Esta vez se ha encontrado con la fuerza de un ejército nacional de envergadura y el rasgo de autonomía e independencia del pueblo sirio. Los combates continúan alrededor de Damasco. Es el turno de la nueva asociación de estados independientes bajo la égida de BRICS para persuadir a Estados Unidos y la Alianza Transatlántica a detener el actual intervencionismo en Siria e impulsar el verdadero diálogo político.

A las 5. 30 de la madrugada mientras despuntaba el domingo, un empleado del municipio recoge pausadamente la basura de la calle Mayssaloun, en el centro de la ciudad, quizás ignorando lo sucedido. La noche no ha dormido con los estruendos. Es la batalla por Damasco. Otra más como la de julio del año pasado. Quizás sea la última, es lo único que los sirios desean.

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