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martes, 8 de enero de 2013

Los “milagros económicos” de la Guerra Fría

José Luis Fiori, Sin Permiso

La lógica de la Guerra Fría pesó decisivamente en el origen de los “milagros económicos” de Alemania, Japón, Italia y Corea, y en la transformación posterior de esos países en piezas centrales del engranaje económico del poder global de los Estados Unidos, por lo menos hasta la década de los 70.

Salvo error, fue el diario The Times que habló por primera vez – en 1950 – de “milagros económicos”, refiriéndose a países con prolongados períodos de altas tasas de crecimiento económico sostenido. Después, esta expresión fue utilizada para caracterizar el crecimiento de Alemania, Italia, Japón, Corea y Brasil, entre las décadas de 1950 a 1980, período de oro de la Guerra Fría. Entre 1950 y 1973, el producto nacional de la República Federal de Alemania creció a una tasa media anual del 5,05 por ciento; en el mismo período Italia creció al 5,68 por ciento, Japón al 9,29 por ciento y Corea del Sur al 9,85 por ciento. En Brasil las tasas fueron más altas y discontinuas, con una media del 8 por ciento, entre 1955 y 1960, 11 por ciento, entre 1967 y 1973 y 6,4 por ciento entre 1974 y 1980, pero con una caída significativa en el período 1961-1967. Asimismo, después de 1980, la tasa de crecimiento de todos estos países cayó de forma desigual pero permanente.

Ahora bien, a despecho de sus grandes diferencias históricas y políticas, Alemania, Japón, Italia y Corea fueron derrotados y destruidos – en la II Guerra Mundial o en la Guerra de Corea – y después fueron ocupados y transformados en “protectorados militares” de los Estados Unidos. Un poco después de la guerra, la idea estadounidense era desmontar las antiguas estructuras económicas de estos países. Pero tras el comienzo de la guerra Fría y el fin de la Guerra de Corea, este proyecto inicial fe sustituido por una política diametralmente opuesta de estímulo al crecimiento económico, con gobiernos locales fuertes y de los propios agentes económicos e instituciones privadas de la pre guerra. Por ello, se puede decir con toda certeza que la lógica de la Guerra Fría pesó decisivamente en el origen de los “milagros económicos” y en la transformación posterior de aquellos países en piezas centrales del engranaje económico del poder global de los Estados Unidos, por lo menos hasta la década del ´70.

En el caso de Brasil – que fue aliado de los Estados Unidos en la II Guerra – el camino fue diferente, pero también se puede hablar de una “invitación” que fue aceptada – después del Acuerdo Militar Brasil-EEUU, de 1952 – y que transformó a Brasil en el puntal central de la estrategia desarrollista estadounidense hacia América del Sur. La nueva política fue experimentada primero con el gobierno JK (Juscelino Kubitschek) – enteramente alineado con los Estados Unidos y con el colonialismo europeo – y sólo después, a partir de 1964, bajo el comando directo del régimen militar.

Después de casi tres décadas de “milagro económico”, entre tanto, este proceso fue interrumpido por la “crisis norteamericana” de la década del ´70 y por el nuevo cambio en la política internacional de los Estados Unidos. Todo comenzó con la reaproximación de China, en el inicio de la década del 70, que llevó a la derrota/salida norteamericana del Vietnam y al rediseño del equilibrio de poder en el sudeste asiático. Fue en ese mismo contexto que los EEUU decidieron abandonar Bretton Woods, liberando su moneda e iniciando la desregulación de su mercado financiero, con la lenta construcción de un nuevo sistema monetario internacional, basado en el dólar, pero sin base metálica.

La nueva estrategia permitió el cerco y destrucción final de la URSS y el fin de la Guerra Fría, pero al mismo tiempo, ella desactivó o agotó el papel económico que fuera ocupado por Alemania y por Japón y, secundariamente, por Brasil durante las primeras década de la Guerra Fría. El crecimiento económico medio anual de Alemania cayó al 2,10 por ciento entre 1973 y 1990: el de Japón cayó al 2,9 por ciento; el de Italia al 1,76 y el de Corea al 6,77; mientras Brasil entraba en un período de estancamiento. Al mismo tiempo que China se transformó en el nuevo “milagro económico” del sistema capitalista mundial, en tanto Alemania y Japón seguían en su condición de gigantes industriales y tecnológicos, pero con los “pies de barro”, todavía en la condición de protectorados militares de los EE.UU. y sin disponer de recursos naturales esenciales, además de ser igualmente dependientes del punto de vista alimentario y energético.

Asimismo, al inicio de la segunda década del Siglo XXI, puede ser que Japón y Alemania vengan a ser rescatados, una vez más, como camino de salida de la crisis, para los EE.UU y como instrumentos de la nueva doctrina Obama, que se propone hacer – esta vez – el cerco económico de China. Japón y Corea están siendo presionados para participar de la Trans Pacific Partenership (TTP), que es hoy la piedra angular de la política comercial de Obama, y que se propone reunir los dos lados del Pacífico en una gran zona de libre comercio.

Al mismo tiempo en que Alemania viene siendo estimulada para liderar un gran pacto comercial transatlántico, entre la Unión Europea y los EE.UU; y hay quien propone que Brasil se junte a la “alianza del Pacífico”. En este nuevo ajedrez, entre tanto, Brasil es mucho menos desarrollado que Alemania y Japón, pero dispone de recursos naturales y es autosuficiente, del punto de vista alimentario y energético. Por ello, tal vez, sólo Brasil tenga hoy condiciones reales de optar por un camino que le de mayor grado de autonomía estratégica y mayor capacidad de proyectar sus intereses y su influencia en una escala global.

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