Como era plenamente previsible el Banco de Japón se sumó a la
acción de la Reserva Federal y el
Banco Central Europeo y anunció ayer la
octava ronda de la llamada flexibilización cuantitativa (QE) para combatir la deflación, que ha sido un largo problema para el país asiático desde hace dos décadas. Con esta medida el Banco de Japón aumentará la compra de activos por la suma de 10 billones de yenes, completando así 80 billones de yenes en estos planes (20 por ciento del
PIB nipón). La operación busca estimular el crecimiento económico por la vía de la política monetaria ante el alto nivel de incertidumbre que ronda en la economía mundial.
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