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jueves, 24 de mayo de 2012
Anatomía de la lenta y silenciosa corrida bancaria que sufre la zona euro
La corrida bancaria que está produciendo en la zona euro hasta el momento ha sido lenta y prolongada. Pero es una corrida, se quiera o no. Y la semana pasada mostró indicios de aceleramiento de tal forma que requiere una respuesta urgente por parte de los responsables políticos. Este tema no es nuevo y ya he planteado que España e Italia sufren la mayor fuga de capitales de la zona euro, una fuga que se inició tras el mismo estallido de la crisis, a fines de 2008, como muestro en la segunda gráfica.
El temor a las corridas bancarias está siempre presente en cada crisis dado que forma parte de la propia dinámica del sistema. El recuerdo de la Gran Depresión es algo que pesa muy fuerte. Pero los tiempos han cambiado y nadie puede esperar escenas como la de esta película de Frank Capra protagonizada por James Stewart:
Tal vez porque este tipo de escenas no se ha visto en los bancos europeos muchos piensan que no se ha producido una corrida. Olvidan que el sistema financiero funciona hoy las 24 horas del día, cada segundo, y que no se requiere ir al banco para transferir el dinero a otra cuenta o para sacarlo del país, como es lo que ha ocurrido en Grecia, España e Italia. El nivel de la fuga supera el billón de euros y lo único que ha evitado la quiebra total de la banca europea son las cuantiosas inyecciones de liquidez del Banco Central Europeo.
El riesgo de corridas bancarias es una característica inevitable de cualquier sistema bancario que tiene depósitos a corto plazo de los prestamistas, y que luego los presta a largo plazo a los prestatarios. Esta "transformación de los vencimientos" es una de las funciones claves de los bancos pero trae consigo el riesgo de que si todos los depositantes quieren retirar su dinero al unísono, el banco no podrá satisfacer esa demanda dado que no cuenta con los recursos líquidos para ello.
Este hecho es el que desata el miedo y genera la desconfianza que se contagia a todo el sistema financiero, ya que todos los que tengan algo de dinero en el banco correrán a retirarlo. De ahí que los bancos sean proclives a estos torbellinos desestabilizadores que pueden desembocar en verdaderas catástrofes si la presión se intensifica y el pánico se apodera de la gente. Basta un pequeño asomo de irracionalidad, para que la irracionalidad lo desborde todo y desate el caos.
Como este caos es bastante posterior al estallido de la crisis, se tiende a culpar a las autoridades del descalabro. De ahí que las autoridades aprueben las inyecciones de liquidez a los bancos aunque esto es solamente una dilatación del problema, y esto es lo que se está viendo ahora en la zona euro. El retiro de depósitos de la periferia europea débil al núcleo duro que representa Alemania (como muestra la gráfica) no es mas que una corrida bancaria en cámara lenta.
Los depósitos en los bancos griegos han caído en un tercio desde comienzos de 2010, y los depósitos de los bancos españoles, italianos e irlandeses también han estado cayendo. Los depositantes han ido cambiando su dinero a los sistemas bancarios "más seguro", en particular a Alemania. Se trata de un problema muy complejo y que enfrenta a gran parte de Europa a una Gran Depresión al estilo de la vivida en los años 30. Las autoridades han sido incapaces de torcer la fuerza de la crisis y cada medida tomada en conjunto por las autoridades de la UE sólo ha potenciado el problema. A cinco años del estallido de la crisis lo único claro es que esto va para muy largo y es muy tarde para adoptar medidas como controles financieros o más intervenciones monetarias. El sistema se está derrumbando por su propio peso.
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