Páginas

miércoles, 11 de abril de 2012

El insidioso papel del Fondo Monetario Internacional

James Corbett, Global Research

Todos hemos oído el antiguo dicho de echar vinagre a la herida, pero el FMI lo ha convertido en una forma artística. La nueva directora del FMI, Christine Lagarde, llegó a Washington esta semana pidiendo aún más miles de millones para que el fondo pueda seguir apuntalando bancos europeos insolventes y amarrando a países en desarrollo de todo el globo con cadenas de deudas. Lagarde está realizando una gira política con el objetivo de conseguir otros 500.000 millones de dólares para el FMI, dinero que se utilizará en futuros rescates de la Eurozona y otras crisis financieras, es lo que dicen. El discurso se presentó exactamente 64 años después del día que Truman firmó el Plan Marshall (seguramente por coincidencia) y pidió a los contribuyentes estadounidenses que busquen en sus corazones, se sacrifiquen por el bien común y gasten más dinero para ayudar a pagar la cuenta de Europa.

Pero sucede que no estamos en 1948 y que Europa no se recupera de los nazis. Es 2012 y la Eurozona se desmorona porque fue una idefa fallida desde el comienzo. Las grietas del euro han estado apareciendo desde hace años, a pesar de los mejores esfuerzos de la banda de Goldman Sachs para ocultar el acuerdo swap de la deuda que ayudó a Grecia a mentir para lograr su ingreso a la Eurozona y ayudó a que Goldman ganara un 12% de todos sus ingresos comerciales y de inversiones en 2001 en un solo día. Lagarde no lo mencionó en su discurso, pero aseguró al público que en el FMI “su dinero se utiliza con prudencia”.

Lo único notable de todo esto es que se espera que el público lo crea. Nadie que entienda el pasado del FMI o cómo opera esperará que esos fondos se utilicen de un modo distinto que en todas las demás ocasiones: como apalancamiento para gobiernos que comprometen a sus pueblos a la servidumbre del endeudamiento. En los años noventa el FMI estableción “estipulaciones” en su paquete de préstamo para Brasil que requerían enmiendas de la constitución del país, y luego cabildeó ampliamente por esos cambios. Entre el principio de la participación del FMI en Perú en 1978 y la segunda vuelta de préstamos en los años noventa el programa de ajuste estructural logró cuadruplicar la producción ilegal de coca al devastar a los agricultores locales y dejarlos ante la opción de cultivar coca o morir de hambre. Eligieron la coca.

Hay muchos más desastres. E innumerables estafas. Miles de millones de dólares en préstamos del FMI a Rusia en los años noventa se desviaron dirrectamente a las cuentas bancarias suizas de oligarcas y gángsteres. Un programa de préstamos de 4.800 millones de dólares administrado por el fondo en 1998 entró por una puerta al banco central ruso y salió directamente por la otra. La gente nunca vio un solo rublo de ese préstamo y se quedó con tasas de desempleo, pérdidas en el mercado bursátil y una devaluación de la moneda que rivalizó con la Gran Depresión.

Las consecuencias de estas operaciones son invariablemente las mismas. La gente se da cuenta de que ha tenido que pagar la cuenta de la fiesta de otros y empiezan los disturbios. Lo hemos visto en Europa desde que comenzó la crisis del euro y vuelve a inflamarse de nuevo. Esta semana un jubilado griego de 77 años se pegó un tiro en la cabeza frente al Parlamento porque, dijo, no quería buscar en la basura para comer. El FMI publicó una declaración el jueves diciendo que estaba “profundamente entristecido” por el incidente, pero la gente de Atenas ha vuelto a salir a las calles, miles de personas se han reunido en el sitio de su muerte y muchos se h an enfrentado a la policía.

Estos tipos de protestas no son solo previsibles, forman parte del plan. Documentos del FMI y del Banco Mundial que fueron filtrados en el año 2001 detallan el plan en cuatro pasos para saquear un país, incluida la etapa del “disturbio FMI”. La gente sale a las calles para protestar contra las medidas de austeridad que se vinculan con los préstamos del FMI, llevando a la huida del capital extranjero, los gobiernos declaran la bancarrota y los especuladores extranjeros obtienen los despojos a precios de remate. Hubo disturbios en Indonesia en 1998. Y en Bolivia en 2000. Y en Ecuador y Argentina en 2001. Lo que sucede en Europa no es una analogía exacta, apunta a centralizar el poder en la UE en Bruselas y en el BCE en Frankfurt, y es particularmente revelador que el FMI haya visto la crisis como una excusa para meter su pie en la puerta de Europa.

Así se desarrolla el juego y por eso la mayoría de los políticos están contentos al secundarlo. Después de que sirven su período en la cabina de pilotaje, se eyectan con un paracaídas dorado y dejan que la gente se estrelle en la ardiente burbuja de la deuda que han creado. Por eso es probable que Lagarde consiga sus 500.000 millones de dólares, o algo que se le aproxima, incluyendo otros 63.000 millones que EE.UU. debe pagar según un nuevo acuerdo de cuotas. Y el drama continúa.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario