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martes, 14 de febrero de 2012

La economía latinoamericana debe apostar al mercado interno

El investigador chileno Gabriel Palma afirma que la gran ventaja de los países latinoamericanos es que la demanda de las commodities se va a mantener, lo que amortigua el impacto de una crisis externa.Página 12

A fines de 2011, la economía brasileña tuvo crecimiento nulo. A principios de este año, un prestigioso instituto británico, el Centre for Economic and Business Research, puso a Brasil por delante del Reino Unido en la lista de las “top 10” economías del mundo y auguró que para 2020 la economía superaría a la de Alemania, hoy segundo exportador mundial después de China. Cash dialogó con Gabriel Palma, académico chileno de la Universidad de Cambridge en Gran Bretaña, especialista en política económica comparada, que hace años investiga el desarrollo de los países de Asia en comparación con los de América latina.

-¿Está la copa medio vacía o medio llena en Brasil?

–Que la economía brasileña en términos de Producto Bruto Interno haya pasado a la del Reino Unido no es tan significativo como parecería a primera vista, porque Brasil tiene tres veces la población británica. Mi punto de partida es otro. Lo que me vengo preguntando hace tiempo es por qué los países de América latina no pueden crecer como los de Asia. En Corea, Singapur, Taiwan, Malasia, Tailandia, Indonesia y China, el crecimiento ha sido de dos dígitos durante décadas. En América latina, no. Se da un crecimiento de dos dígitos que dura unos años y después se desinfla. Y no sólo pasa en Brasil: pasa en Chile, en la Argentina, en el resto de la región.

-¿Cuál es la respuesta?

–Como se imaginará, es muy compleja. Pero los datos son muy claros. En 1980, el parque industrial brasileño era mayor que el de Tailandia, Malasia, Corea del Sur y China combinados. En 2010, la industria brasileña representó poco menos del 15 por ciento en comparación con esos países. Hoy, Brasil representa el 75 por ciento del comercio mundial de hierro, pero sólo el 2 por ciento del de acero en un país que tiene a Embraer. En Brasil crece la economía vinculada con las commodities. Hace 10 años, las commodities representaban un 25 por ciento del total. Hoy constituyen un 50. Y no es sólo Brasil. Está el caso de Chile, que hoy exporta mucho más cobre concentrado que fundido que hace 20 años. El caso de México, que en los ’80 se planteó un desarrollo exportador con las maquiladoras: hoy tiene la misma proporción de maquiladoras que hace 30 años. China, que también tuvo este modelo exportador en los ’80, hoy exporta la mitad de su producción con productos de alto valor agregado. Hay una ambición económica en Asia que contrasta con la inercia que se siente en América latina. Eso no quiere decir que no haya intentos. En la Argentina se está probando algo diferente.

-El Gobierno lanzó el programa Brasil Maior para revitalizar la industria

–Con que pare la decadencia me conformo. Si uno mira la tasa de inversión total –nacional, extranjera, pública y privada– por trabajador del Brasil se encuentra con que hoy es menor de lo que había en los ’80. Si uno lo compara con China se encuentra que la inversión ha aumentado 12 veces respecto de los ’80. Brasil tiene 30 años con una inversión pública a menos del 3 por ciento del PIB. Hoy la infraestructura se cae a pedazos. Y las tasas de interés son usurarias. Se habla mucho de la creación de una nueva clase media gracias al acceso al crédito. Pero, más que acceso al consumo, lo que observo es un gran endeudamiento con muy altas tasas de interés.

-¿Hay una burbuja en el sector financiero brasileño?

–No creo que sea como la de Estados Unidos y Europa. Problemas hay, pero las cuentas fiscales son sostenibles, la deuda externa ha caído, el sector productivo no tiene grandes deudas. Lo mejor que se puede decir de Brasil es que no hay ninguna bomba de tiempo financiera en los próximos cinco años. Pero también está claro que no va a tener un crecimiento de más del 3 o 4 por ciento y tendrá un gran desarrollo del sector financiero y las commodities.

-A pesar de todo esto se calcula que unas 10 millones de personas han salido de la extrema pobreza en la última década en Brasil, señal de que ha habido avances

–En Brasil, como en Chile y la Argentina, ha habido avances tanto en este sentido como en la reducción del desempleo. En Brasil tenemos el salario mínimo y la bolsa de familia que suministra a 11 millones de familias subsidios que les permiten bajar los niveles de pobreza. El tema es que la bolsa de familia es un 0,5 por ciento del PIB. Ahora bien, si con ese porcentaje se logra esta reducción de la pobreza, ¿por qué no se intenta con un 1 por ciento del PIB, que no es nada de otro mundo, y que reduciría en 11 millones más la pobreza? Según un estudio de la Cepal, hay seis países latinoamericanos, entre ellos la Argentina, Brasil y Chile, en los que costaría menos de un 1 por ciento del PIB terminar con la pobreza. Si uno habla de India con 500 millones de pobres, la tarea es titánica: se necesitaría un 10 por ciento del PIB para terminar con la pobreza. En América latina, no. En Chile, con 20 años de gobierno de la Concertación, se redujo primero la pobreza de 40 a 20 por ciento, y una década más tarde a 10 por ciento. Hoy volvió a dar un salto a un 15 por ciento. Incluso con gobiernos progresistas, que tienen una voluntad política en este sentido, con cuentas fiscales en orden y un boom de commodities, el avance es mucho menos de lo que podría ser.

-¿Qué impacto puede tener este panorama económico de Brasil en sus vecinos en medio de la actual crisis económica?

–La gran ventaja de los países latinoamericanos es que la demanda de las commodities se va a mantener. Esto amortigua el impacto de una crisis externa. Creo que la actual crisis mundial se va a recordar no tanto por la profundidad sino por el tiempo que va a tomar salir. En este sentido, América latina tendría que prepararse para cinco o diez años de dificultades en la economía mundial y apostar más en potenciar su mercado interno

1 comentario:

  1. Cipriano Barreto Mendoza. América Latina se vio forzada a congelar los Mercados Internos para no ser competidores de EUA. Las transnacionales querían un mercado cautivo y controlado por sus gerentes políticos "nacionales". En el Japón se buscó un muro-escaparate para contener a la URSS y China. En Japón se impuso el Plan MacArthur, que incluyó una Reforma agraria y Reformas liberales en todos los órdenes que superaban a las existentes en los EUA. En ALyC, 10 años después, la Reforma agraria y las mismas reformas liberales impuestas al Japón fueron calificadas de "comunistas" y se combatieron a sangre y fuego con paramilitares y militares asesorados por agentes de la CIA.
    A excepción de México, por su populismo INCLUYENTE, en todo el continente se aplicó una política anticomunista para impedir el despegue de los Mercados Internos CAPITALISTAS. Las élites educadas en EUA, querían dejar de ser repúblicas bananeras y tener de presidentes a Baby Docs, pensaron que EUA tendría Planes Marshall y/o MacArthur, listos para aplicarse en ALyC, pero lo que recibieron fueron satanizaciones al Estado de Bienestar limitado de México, que opuso resistencia al terrorismo de Estado impuesto por Wall Street y Washington al resto del continente.
    Mediante las dictaduras se impusieron las recetas fondistas que después serían el Decálogo del Consenso de Washington. México fue dominado e intervenido por el FMI con el mismo resultado económico que se dio en Chile, Argentina y Brasil, con sus gorilas: El neoliberalismo. ALyC era y es el Espacio Vital que El nazifascismo buscaba en La URSS y en los países vecinos de Alemania e italia. Un almacén de recursos humanos y naturales a quiénes explotar y disponer según los intereses y el expansionismo del Imperio. Por esas razones el sureste asiático se industrializó y ALyC permanece estancada, porque EUA-WS es la mano que mece la cuna.

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