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lunes, 24 de octubre de 2011
Demuelen las propiedades para reducir el agujero inmobiliario en EEUU
La deuda hipotecaria sigue siendo, cuatro años después de estallar la burbuja inmobiliaria en EE UU, el riesgo mayor al que se enfrentan los bancos grandes. Sus carteras están repletas de activos bajo estrés, lo que en cifras se traduce en un inventario con 1,6 millones de viviendas morosas para las que en muchos casos no encuentran comprador en un mercado deprimido.
Ni siquiera iniciativas como la del alcalde Dave Bing en Detroit que ofreció unos 110.000 euros para la renovación de casas abandonadas, son capaces de atraer a nuevos inquilinos y poner freno a la espiral negativa que atrapa barrios enteros.
Una gangrena que se extiende por otras urbes y que los bancos quieren frenar con la demolición. The Washington Post dio visibilidad a una práctica que lleva meses tomando cuerpo en las ciudades de EEUU más afectadas por los desahucios, como Cleveland, Filadelfia o Chicago. No se trata solo de propiedades abandonadas. La ola de demoliciones afecta también a inmuebles que corren el riesgo de languidecer y hundir más los barrios afectados por el desplome.
Son propiedades muertas. Y meter la excavadora para enterrarlas es más barato, porque esas viviendas tienen costes de mantenimiento e impuestos. Hace dos años, esos mismos bancos y las constructoras llegaron a ofrecer que algunas viviendas recién construidas en Nevada se pusieran en alquiler con el único compromiso del inquilino de cubrir gastos.
Reparar las que están en peor estado saldría demasiado caro, y en muchos casos no garantiza la venta. Echar abajo un inmueble suele costar entre 5.450 y 7.267 euros, y es un argumento económico que ayuda a convencer a los inversores a dar salida a esos activos. Y al tratarse de donaciones, el banco puede además deducirlas del pago de impuestos al final de año.
Los números cuadran para entidades como Bank of America, Wells Fargo o JP Morgan Chase, incluso la hipotecaria semipública Fannie Mae, que arrastran un fardo que empieza a ser pesado y quieren quitarse de encima. Para mejorar su imagen, donan las propiedades muertas a "bancos de solares" controlados por los Ayuntamientos y de paso se deshacen de un activo que contamina su balance. El gobierno local también sale ganando, porque se hace con terreno. Y los economistas apoyan la medida, porque dicen que al retirarlas se impide que el precio baje más. Este tipo de canjes lo hacían pequeñas organizaciones, que acudían a subastas de casas desahuciadas organizadas por los bancos. Ahora está más estructurado y permite a los Ayuntamientos aprovechar las crisis para reconfigurar el uso del suelo.
Como señalan los expertos, al final es más práctico demoler viviendas que nadie quiere y ofrecer el terreno para otro uso, como un aparcamiento o zona verde. Con esta finalidad hace dos años surgió el Land Reutilization Corp en el condado de Cuyahoga, en Ohio. Esta organización sin ánimo de lucro se hace con propiedades hundidas en la miseria y les busca un porvenir. Su actividad se apoya en una ley estatal diseñada para hacer frente a los daños colaterales de los desahucios, similar a una recién adoptada en Nueva York. La cuestión está en saber si estas medidas serán suficientes para dar valor a activos hundidos.
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Tomado de El País
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