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domingo, 31 de julio de 2011

Los efectos locales y globales: Qué pasaría si EEUU colapsara

La posibilidad del default, o la sombra de una insolvencia de pago generalizada (producida por el déficit y la baja de recaudación fiscal) hace temer a los analistas del sistema un rebrote de la crisis financiera en EEUU, no ya a nivel de los bancos y entidades privadas, sino a nivel del propio Estado norteamericano. Una nueva crisis financiera con recesión económica en la primera potencia imperial impactaría globalmente en la Unión Europea, América Latina, China y los países asiáticos que tienen en EEUU al principal comprador de materias primas, productos elaborados y servicios

Manuel Freytas, IAR Noticias

En medio del debate por el default USA y sus implicancias en el economía global, los números en rojo que surgen del conjunto de las variables de la primera economía imperial invalidan cualquier hipótesis de recuperación inmediata de la crisis que ya ha devenido de económica a social en todo el territorio de EEUU.

Hay una certeza generalizada entre los especialistas: La no reactivación plena del consumo y la persistencia crónica del desempleo con una tasa del 9,3% complica todas las variables de la recuperación económica de EEUU.

Según The Wall Street Journal, el vocero más influyente del poder financiero de EEUU: La crisis (endeudamiento y baja de recaudación) de los Estados de la Unión, agrava el desempleo (desocupación y recortes salariales) y ya extiende los ajustes (reducción de planes sociales) a todo el territorio de EEUU.

Este proceso de sobreendeudamiento (agregado a la caída de la recaudación por la desaceleración económica) no sólo amenaza la estabilidad económica y la "gobernabilidad" del sistema en EEUU, sino que también (y como ya sucedió con los bancos y empresas privadas) puede hacer colapsar en cadena a los propios Estados de la Unión.

En este escenario, mercados (especulación financiera internacional) y gobiernos centrales del mundo capitalista esperan ansiosos el resultado de las negociaciones que se realizan en Washington para elevar el límite de la deuda que el Gobierno federal estadounidense está autorizado a contraer.

El Tesoro de EEUU anunció que el Estado de la mayor economía mundial comenzará a quedarse sin dinero para cumplir con sus compromisos el 2 de agosto, salvo que el Congreso actúe para aumentar el límite del techo de gasto del Gobierno de US$ 14,3 billones, para evitar un potencial impago de sus alrededor de UIS$ 9,6 billones en bonos, que podría llevar a EEUU de vuelta a la crisis financiera y a la recesión y estremecería a los mercados financieros globales.

EEUU tiene actualmente un déficit presupuestario de US$1,5 billones. Para hacer frente a él, se ha visto obligado emitir títulos del tesoro, bonos y otros instrumentos financieros.

La deuda pública ascendió a US$14,3 billones en mayo. Cuando Barack Obama asumió la presidencia en enero de 2009, la cifra era de US$10,6 billones. El Congreso votó por elevar el límite del endeudamiento diez veces desde 2001.

Altos funcionarios de la Casa Blanca, como el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, o el secretario del Tesoro, Timothy Geihtner, advirtieron sobre las consecuencias "calamitosas" de que no se eleve ese límite y que el país pueda dejar de pagar sus obligaciones internacionales.

Pero por otra parte, algunos expertos aseguran que el efecto del "default" podría ser similar o peor al de la caída del banco de inversiones Lehman Brothers en 2008, cuyo devastador resultado fue el congelamiento temporal de los mercados de crédito, al generalizarse la desconfianza entre los bancos y otros agentes de mercado, que por unas horas, dejaron de prestarse dinero.

La sombra del default


En este escenario de crisis deficitaria del Estado, la primera potencia imperial sólo puede evitar el default (cesación de pagos) por medio de 1) una nueva emisión deuda pública (elevar techo), 2) recorte del gasto público (ajuste social), o elevación de recaudación fiscal (impuesto a empresas y ricos).

Los republicanos en el Congreso boicotean la suba de la recaudación fiscal (mediante el cobro de un mayor impuesto a los ricos), y extorsionan a Obama con la elevación del techo de la deuda (nuevo endeudamiento) a cambio de un ajuste económico (reducción del gasto público con impacto directo en los estratos más bajos).

El partido republicano y todas las fuerzas de la derecha conservadora propone que se encare el problema del déficit con fuertes recortes en el gasto público, o se negará la autorización para elevar el techo de endeudamiento.

Los demócratas con Obama, (atendiendo a sus necesidades electorales para las presidenciales del año próximo) proponen evitar el ajuste y aumentar la recaudación fiscal cobrando impuestos a los bancos, empresas y sectores más ricos. En esa contradicción están empantanadas las negociaciones.

Un "default" estadounidense es una situación tan inusual que es difícil aventurar hasta dónde llegaría su impacto sobre la economía del país y sobre la economía global.

Simultáneo a la amenaza de default y a los dudosos anuncios oficiales de "recuperación gradual" de la economía global, el dólar estadounidense experimenta una caída constante en su cotización que no parece tener fin.

El derrumbe de la divisa estadounidense es paralelo, a su vez, a una escalada ganancial de de los consorcios empresariales y de los mercados de especulación financiera acompañada de una nueva suba de los precios del petróleo y de las materias primas (incluidos los alimentos).

En este marco, Obama advierte sobre "una profunda crisis económica" y exige que esté lista para los próximos días una propuesta que pueda firmar y que confía en que "la Nación no caerá en el impago"

En el mundo de las finanzas, la hipótesis de que, a partir del 2 de agosto, Estados Unidos no pueda cumplir con sus obligaciones, se ve como la madre de todos los desastres: el detonante de una crisis financiera y de una nueva recesión de la economía.

En el peor escenario -señala la cadena BBC-, se podría resumir con una cadena de hechos que desataría una muy fuerte caída del dólar, una subida de las tasas de interés y una bajada en la calificación crediticia del país.

Los cuatro resultantes internos del default


Si el Estado norteamericano entrara en cesación de pagos por primera vez en su historia (default) y si el techo de la deuda no es elevado se desatarían cuatro emergentes centrales.

1) Los bonos del Tesoro se devaluarían
Los papeles del Tesoro de EEUU son la inversión más confiable del mundo y la columna vertebral del mercado de bonos mundial. Si Washington se viera forzado a suspender el pago de esas obligaciones a los tenedores, se crearía una crisis de confianza mundial.

2) Subiría la inflación y caería del dólar
La cesación de pago afectaría la credibilidad del dólar estadounidense, hasta ahora la gran moneda de reserva del mundo. La caída del dólar elevaría el costo de vida (inflación) y aumentaría el precio de los bienes importados, que se pagan con la moneda estadounidense.

3) Subiría el desempleo y caería el crédito
Un cese de pagos por el gobierno estadounidense haría más complejo y costoso para ese país volver a pedir prestado, lo que impactaría en una reducción del crédito a la producción y al consumo. Las empresas reducirían la producción, y despedirían empleados (o dejarían de contratar) para seguir manteniendo el nivel de rentabilidad capitalista.

4) Baja del consumo y recesión
Un probable aumento en las tasas de interés en el crédito a la producción y al consumo, con los estadounidenses reduciendo su capacidad de compra, achicaría la economía y desataría un nuevo proceso recesivo en la primera potencia imperial.

El efecto global de un colapso de EEUU


Una recesión económica en EEUU impactaría globalmente en América Latina, China y los países asiáticos que tienen en Estados Unidos al principal comprador de materias primas, productos elaborados y servicios.

Por su entrelazamiento e interdependencia global, hay tres procesos centrales que determinan por estos días el curso de la economía mundial: La crisis fiscal de EEUU, la crisis fiscal de Europa, y la crisis comercial EEUU-China. De esa relación estratégica, depende el equilibrio, o el desequilibrio, del resto de las economías de las áreas periféricas de Asia, África y América Latina.

La UE, en bloque, es la segunda economía mundial, detrás de EEUU.

China, individualmente, ya es, según la mayoría de los analistas, la segunda economía y potencia exportadora mundial detrás de EEUU.

Juntas, esas tres economías centrales (EEUU-UE-China) suman más del 40% del PBI mundial, y están completamente interrelacionadas (son dependientes entre sí) a través del comercio de importación y exportación. Además, China, tiene sus reservas en dólares (US$ 2,3 billones) lo que la ata al destino de la economía norteamericana, para bien o para mal.

Esto significa que: Cualquier desequilibrio en las economías de EEUU (en crisis fiscal) y la UE (en crisis fiscal), impacta directamente en China (en crecimiento pero con problemas potenciales), que arrastra detrás de su expansión económica exportadora al resto de las poderosas economías asiáticas, como Japón, Corea del Sur, Indonesia, India y Taiwán, entre otras (Si se suman estas economías asiáticas a las de EEUU-UE-China, se supera largamente el 70% del PBI mundial).

En el nuevo escenario dominado por la crisis, EEUU no solamente es el primer comprador de productos chinos, sino que además China es el principal acreedor de la primera potencia imperial.

El entrelazamiento financiero y comercial que existen entre ambas economías (la primera y la tercera en el orden mundial capitalista) las convierte casi en hermanas simbióticas: Si se cae China se cae EEUU, y viceversa.

Pero eso no es todo: La Unión Europea, la segunda economía mundial y el otro gran comprador (en bloque) de manufacturas chinas, y con su comercio exterior entrelazado con el de EEUU, integra este trípode de economía capitalista interdependiente anudado por el cordón umbilical chino.

EEUU, la Unión Europea y China, además de representar más del 40% del PBI mundial, son los mayores importadores mundiales de materias primas y energía (petróleo y gas), por lo que se puede inferir que si se paralizan esas economías capitalistas centrales se derrumbarían inmediatamente por efecto dominó todas las economías exportadoras del mundo emergente y periférico.

A su vez, del equilibrio económico del eje EEUU-UE-China (principalmente de China y de los países asiáticos) dependen las exportaciones de petróleo y materias primas, el motor de crecimiento central de los países subdesarrollados y emergentes de Asia, África y América Latina.

En este tablero del "feed back" económico mundial, un colapso del Estado norteamericano conduciría al resto de las economías y Estados centrales a nuevas crisis fiscales y a un proceso generalizado de "insolvencia de pago" que colapsaría al sistema capitalista escala global.

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