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lunes, 2 de mayo de 2011

Líderes del mundo deben asumir que el desempleo es el problema central de la economía

El desempleo es hoy una de las mayores dificultades que enfrentan los países del mundo y también una de las principales fuentes de profundización de la actual crisis global. A medida que la crisis se extiende, lejos de encontrar vias de salida, la situación se profundiza porque no se asume que el desempleo es el problema central de la economía y no un problema "transitorio" como expresa la corriente teórica dominante de las últimas tres décadas. Y ante el alza imparable del precio del petróleo y los alimentos, la situación comienza a tensionarse aún más.

Las causas de este desvarío hay que buscarlas en los exabruptos de la razón y en la fe ciega de que los mercados encuentran su propio eje gravitacional. Este eje se conoce en la teoría económica como el Equilibrio General Walrasiano, en el cual todos los agentes acceden al mercado en igualdad de condiciones, ofreciendo productos o trabajo para satisfacer sus necesidades de vida. Si captamos que esta es la premisa básica de la teoría neoclásica (es decir, lo que se enseña hoy a los economistas), y que esto fue exacerbado aún más por los modelos de los últimos treinta años, con productos cada vez más refinados como la teoría de las expectativas racionales y la hipótesis de los mercados eficientes, podemos comprender por qué la situación actual, lejos de mejorar, seguirá en deterioro. Es la consecuencia de la yihad fundamentalista, tema de este post, que puso un velo al mundo real al desregular todos los mercados.

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