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viernes, 21 de enero de 2011

Lo que la naturaleza puede enseñarle a la economía financiera

¿Pueden aprender algo los reguladores financieros de los complejos sistemas que existen en la naturaleza? Una investigación publicada en la revista Nature afirma que los ecosistemas naturales tienen mucho que ofrecer a los analistas financieros y que estas lecciones son -en extremo- valiosas. El estudio fue realizado por Andrew Haldane, director de estabilidad financiera del Banco de Inglaterra, junto al ecologista de la Universidad de Oxford, Robert May.

Haldane opina que si se observan las dinámicas en la naturaleza, como las que se dan en la transmisión de enfermedades infecciosas o en un incendio forestal, se pueden establecer comparaciones que ayuden a perfeccionar los modelos económicos que se utilizan para explicar, por ejemplo, el efecto contagioso del colapso del banco de inversión estadounidense Lehman Brothers.

"En octubre de 2008, los sistemas financieros y la economía mundial cayeron por un precipicio", dice Haldane. "Los modelos económicos convencionales no sirven para explicar esto. Pero estos precipicios y puntos de no retorno son algo común en los sistemas naturales".

Dos son las principales lecciones que el mundo financiero debe aprender de la naturaleza, dice el estudio. En primer lugar, está la necesidad de promover la diversidad en el sistema financiero: así como la pérdida de biodiversidad biológica limita la cantidad de servicios ambientales que ofrece un ecosistema y pone en peligro la existencia del hábitat en su totalidad, la falta de variedad en el ámbito financiero aumenta el riesgo sistémico.
"La homogeneidad genera fragilidad. A la hora de reconstruir y mantener el sistema financiero, la comunidad reguladora debería darle una prominencia mucho mayor al objetivo de incentivar la diversidad sistémica".
La segunda enseñanza que se desprende de la madre naturaleza es que el sistema financiero se vuelve más resistente si adopta un formato más "modular", para evitar que la falla de un componente ponga en riesgo al resto. ¿Y qué hacer cuándo todo empieza a desmoronarse? ¿Cómo evitar que el problema se expanda por todo el sistema financiero? Ésta es otra de las preguntas que se plantean los investigadores.

Basándose en los conocimientos de la epidemiología, Haldane y May señalan que hace falta enfocarse en acciones preventivas dirigidas a los agentes "superdiseminadores", que por su comportamiento pueden "infectar" a otros bancos. La tendencia que se ha observado en años recientes es que los bancos más grandes tienen reservas de capital pequeñas, lo cual hace que el sistema financiero sea más vulnerable.
"Pero cuando piensas en la propagación del riesgo, sería recomendable sugerirle a los bancos relativamente grandes que cuenten con reservas más grandes, porque ellos son más importantes en el contexto del sistema. Y, si ellos caen, caen todos los demás".
El estudio de Haldane y May -dos investigadores que provienen de dos ámbitos tan diferentes como la economía y la biología- forma parte de un nuevo campo de investigación que lleva el nombre de Ecología Financiera. Esta nueva área de investigación se ha ganado espacio dentro del mundo académico desde el inicio de la última crisis económica, en agosto de 2007.

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