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martes, 17 de agosto de 2010

El desempleo juvenil bate récords en todo el mundo

El número de jóvenes sin trabajo está alcanzado niveles históricos en todo el mundo, al situarse en 81 millones de personas a fines de 2009 y en raudo aumento durante este año. Es por eso que la OIT ya habla de "la generación perdida": jóvenes desanimados que, tras una larga y frustrada búsqueda de empleo, se excluyen del mundo laboral.

Según la Organización Internacional del Trabajo, de los 620 millones de jóvenes económicamente activos con edades entre 15 y 24 años al cierre de 2009, el 13% está desempleado. La tasa de desempleo juvenil pasó del 11,9% en 2007 al 13% en 2009, y se espera una subida aún mayor para este año. En la Unión Europea, el incremento fue del 4,6%, especialmente acentuada en países como España y el Reino Unido.

Estas tendencias acarrearán importantes consecuencias a medida que aumenta el número de candidatos que se incorpora al mercado laboral. Por eso que la OIT ya habla de una "generación perdida", un gran grupo de jóvenes que después de una larga y frustrada búsqueda de empleo, se excluirá del mundo laboral.

Según el estudio, en las economías en desarrollo la juventud es más vulnerable al desempleo y la pobreza, por lo que la crisis se traduce en menor cantidad de horas trabajadas y en reducción de salarios para los pocos que pueden mantener un empleo formal. Los jóvenes de los países en desarrollo se emplean en actividades poco o nada remuneradas y se hacen cada vez más vulnerables. El año 2008, 152 millones de jóvenes de los países emergentes trabajaron pero permanecieron en la pobreza extrema al disponer de menos de 1,25 dólares al día, un salario que no les permite salir del círculo de la pobreza.

La OIT ha exhortado a los gobiernos a "aprovechar" la crisis para evaluar estrategias que hagan frente a la desventaja laboral de los jóvenes, así como impulsar programas que combinen políticas educativas y laborales. A pesar de que no existen recetas inequívocas para superar este problema, la OIT recomienda a los gobiernos que no dejen de invertir en educación y que generen políticas de inserción laboral para los jóvenes. "Los jóvenes son el motor del desarrollo económico y desaprovechar este potencial es un desperdicio económico que puede menoscabar la estabilidad social", concluye la OIT.

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