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lunes, 23 de agosto de 2010

Bajo el peligro de la espiral deflacionaria

Cuando la crisis financiera provocó el año 2008 el empatanamiento de los mercados de crédito, la Reserva Federal de Estados Unidos respondió inyectando altas dosis de dinero en la economía, y como la crisis del crédito se propagó rápidamente a los países europeos, estos debieron responder con la misma receta. Junto a esto, los bancos centrales procedieron a bajar la tasa de interés a niveles cercanos a cero, pese a que ya habían estado bajas durante un lustro tras la crisis de la puntocom.

Desde ese momento comenzaron los debates en todo el mundo advirtiendo que se avecinaba una hiperinflación galopante similar a la que tuvo la República de Weimar. Hasta hace unos pocos meses, gran cantidad de expertos señalaba que la inflación estaba ad-portas y que era inevitable. Sin embargo, más que un peligro de inflación, lo que tenemos es un camino despejado y abierto hacia la deflación. Y si la inflación era considerada el peor de todos los males posibles para los bancos centrales, hay que advertir que el peligro de la deflación puede ser varias veces peor. ¿Qué harán entonces los bancos centrales?

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