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miércoles, 23 de junio de 2010

China fortalece su posición tras flexibilizar su moneda, pero la crisis no se alivia

La semana pasada el gobierno chino había advertido al mundo que no debía esperar sorpresas sobre las demandas para que permitiera una apreciación de su divisa. Por eso la admiración fue grande tras conocerse durante el fin de semana que China reanudaría sus reformas para aumentar la flexibilización del yuan. El anuncio no fue casual. Todo lo contrario, estuvo estratégicamente fijado unos pocos días antes de la reunión del G-20, el grupo de economías más importantes del planeta, que se celebrará este fin de semana en Canadá. El anuncio fortalecerá la posición negociadora de China en el contexto global y favorecerá su inserción como un actor relevante.

Al ceder a las presiones de EE.UU. y Europa, que desde hace meses venía exigiendo una revalorización de la moneda china, Beijing aparece como un gobierno que está colaborando activamente al reequilibrio de la economía global, y deja las obligaciones ahora en el lado de sus socios occidentales. Y esto, sin hacer grandes concesiones, porque pese a lo espectacular del anuncio, nadie espera que la medida tenga un gran impacto sobre la moneda, al menos en el corto plazo. El yuan avanzó ayer 0,42% a 6,7976 unidades por dólar, su mayor alza desde julio de 2005, y se cree que la divisa china no se apreciará más de 2% contra el dólar este año.


Pese que el efecto práctico del anuncio de China será acotado, la medida es una señal importante y un claro paso en la dirección correcta. La decisión ayudará a reequilibrar la economía mundial, reduciendo las diferencias entre las regiones por el flujo de comercio y los ahorros, la principal meta del G7 desde la crisis financiera que comenzó en 2007. La decisión china sobre el yuan podría ayudar a corregir una fuente importante del desequilibrio comercial, extendiendo más equitativamente en todo el mundo los beneficios de una mayor demanda de los consumidores chinos.

Pero no se pueden esperar milagros. El impacto de esta medida para el déficit comercial de Estados Unidos respecto de China será pequeño. El superávit de comercio de China con Estados Unidos y gran parte del resto del mundo es menos una función del tipo de cambio y más una función de sus altas tasas de ahorro (y bajo consumo) y competitividad (fuerte crecimiento de la productividad respecto a los salarios). Asimismo, los mercados que al comienzo mostraron fuerte optimismo, revirtieron esa tendencia tras analizar con más cuidado el impacto de las medidas. Los índices se han desplomado en una tendencia que grafica claramente que la crisis financiera se encuentra pronta a recrudecer, y probablemente, con mucha mayor violencia.

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