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jueves, 9 de julio de 2009

Llega la deflación por sobreendeudamiento

Michael Hudson, Sin Permiso

Las informaciones económicas de los medios de comunicación entrenados en poner al mal tiempo buena cara recogen con su sesgo positivo habitual las estadísticas de deflación por sobreendeudamiento dadas a conocer el pasado viernes [26 de junio]. Los NIPA (Commerce Department’s National Income and Product Accounts) de mayo muestran que los “ahorros” estadounidenses están absorbiendo ahora el 6,9% del ingreso.

Pongo la palabra “ahorros” entre comillas, porque este 6,9% no es lo que el grueso de la gente cree que son ahorros. No es dinero guardado en el banco para situaciones de emergencia, como perder el puesto de trabajo, algo que les ocurre a diario ahora a miles de personas. La estadística significa que el 6,9% del ingreso nacional está ahora inexorablemente destinado a satisfacer deudas: la mayor tasa de ahorro de los últimos 15 años, que contrasta vivamente con la tasa negativa de ahorro –que eso es lo que significaba vivir a crédito— de hace unos pocos años.(1) Esos ahorros son sólo “dinero en el banco” en el sentido de que son pagos realizados por los consumidores a sus bancos y a sus compañías de tarjetas de crédito.

El ingreso que se destina a satisfacer deudas no está disponible para ser gastado en bienes y servicios. Contribuye a encoger la economía, agravando la depresión. Así pues, ¿a qué tanta alegría con las buenas noticias del “ahorro”?

Desde luego que es buena cosa para los consumidores quitarse de encima las deudas. Pero los medios de comunicación están dando a este desvío del ingreso un tratamiento como si fuera un indicio de confianza en que la recesión está tocando a su fin y el plan de “estímulos” de Obama, funcionando. El Wall Street Journal informa de que los afiliados a la Seguridad Social que se benefician de los pagos directos del gobierno “parecen incapaces de gastar el dinero recibido”, mientras que en The New York Times se observa que “mucha gente guarda el dinero, en vez de gastarlo”. Es como si la gente pudiera permitirse un mayor ahorro.

La verdad es que el grueso de los consumidores no tienen otra opción que la de satisfacer sus deudas. Incapaces de seguir endeudándose a medida que los bancos cortan las líneas de crédito, no tienen otra “opción” que la de pagar su hipoteca y las facturas de su tarjeta de crédito cada mes, o perder sus hogares y ver drásticamente recortado su margen de maniobra con las tarjetas de crédito, con unas penalizaciones en forma de tasas de interés rayanas en el 20%. Para evitar semejante destino, las familias se están echando al consumo de alimentos más baratos y menos nutritivos, comiendo menos o acudiendo a restaurantes de comida rápida, y recortando o suprimiendo el gasto de las vacaciones. De modo que parece contradictorio aplaudir esos “ahorros” (es decir, la devolución de dinero adeudado) estadísticamente registrados como si se tratara de un indicio de que la economía puede salir de la depresión en los próximos meses. Acercándose el desempleo a una tasa del 10% y con anuncios de despidos una semana tras otra, ¿no está asumiendo riesgos demasiado altos la administración Obama al decirles a sus electores que el plan de estímulos está funcionando? ¿Qué pensará la gente este próximo invierno, cuando los mercados sigan encogiéndose? ¿Qué espesor tiene la película de Teflon de Obama?

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1 comentario:

  1. Como las consecuencias de esta crisis la sufre la gente comun, vivir en forma austera es muy dificil sobre todo si no hay costumbre, no creo que nadie piense que le van a solucionar todo magicamente, hay una cuota de dolor en todo esto, pero tambien crecimiento en cuanto a tomar conciencia y en ponerse al dia.

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